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ECOLOGíA

4 cosas que puedes hacer para cuidar los océanos de México desde tu casa

Los mares de México están llegando a niveles de contaminación preocupantes: ¿cómo podemos, como ciudadanos, disminuir nuestro impacto ecológico en los océanos del país?

En el mundo la contaminación ha llegado a un punto irreversible: hemos alcanzado temperaturas históricas, Estados Unidos se salió de los tratados de París y hay una isla de plástico tres veces el tamaño de Francia flotando en el pacífico. Por eso, es preocupante observar cómo la contaminación está destruyendo a la más grande fuente de vida, de oxígeno y de riquezas de nuestro planeta: los océanos.

En México, tenemos la suerte de tener mares abundantes y ricos; por eso es esencial crear consciencia para cuidarlos. Pero, también, México es uno de los países más vulnerables al cambio climático por su localización geográfica: nuestro país está entre dos océanos expuesto constantemente a fenómenos como ciclones e inundaciones.

Microorganismos patógenos asociados a la materia orgánica, gases tóxicos y de efecto invernadero producidos por las emisiones vehiculares e industriales contribuyen a la enorme contaminación de las zonas costeras de México.

Teniendo en mente estos problemas preocupantes, queremos darte consejos sencillos que puedes seguir para disminuir tu impacto en los mares de México.

Hacer compras responsables de productos marinos

Aproximadamente el 20% de la contaminación marina tiene su origen en actividades propias de las zonas oceánicas dadas por buques pesqueros, transbordadores y cruceros, actividades de piscicultura y redes de pesca abandonadas o extraviadas en el mar.

La sobreexplotación pesquera es una de las principales razones detrás del deterioro ecológico de los mares de México. La gran mayoría de las pesquerías de México en el océano Pacífico y en el océano Atlántico están al límite máximo del aprovechamiento sostenible. Y un buen número de estas pesquerías ya están deterioradas.

Al mismo tiempo, el sector pesquero no contribuye mucho al producto interno bruto del país pero sí es una fuente rentable y confiable de ingresos para las poblaciones más pobres de distintas zonas costeras. Por eso este problema es tanto ecológico como social y económico.

Para evitar contribuir a la sobreexplotación pesquera, es importante informarnos sobre lo que consumimos. Al revisar qué es lo que consumimos, hay que fijarse de dónde vienen los alimentos y comprar productos sostenibles de pescado que no promueven la pesca irresponsable. También podemos evitar comprar cualquier producto proveniente del tiburón y de otras especies marinas sobreexplotadas (conchas, corales, etc.). Otra medida importante es verificar la composición de la comida que damos a nuestras mascotas (que muchas veces puede incluir productos marinos).

Finalmente, hay que denunciar la venta ilegal o irresponsable de animales marítimos como peces de agua salada y tortugas. Porque en países como México, es común la venta de animales silvestres, tanto para el mercado local como el internacional. En los últimos años el tráfico ilegal de vida silvestre ha aumentado considerablemente en México. A pesar de los esfuerzos gubernamentales, este negocio sigue siendo muy atractivo porque es un negocio de grandes ganancias con un relativo bajo riesgo.

Los esfuerzos de regulación y supervisión para enfrentarse a la pesca clandestina se ha concentrado en ciertas especies y regiones (últimamente, por ejemplo, en proteger a la vaquita marina en Baja California).

Evita utilizar productos de plástico

En total hay más de cinco mil millones de envases plásticos en los océanos del mundo. Entre estos continentes de plástico, más de medio millón de toneladas acaban en los mares de México.

Por esta contaminación masiva de plástico, miles de aves, mamíferos y peces mueren cada año. Los animales de nuestras costas consumen bolsas de plástico que llenan sus estómagos y los hacen sentir satisfechos hasta la inanición. Otros se ahogan, se atoran o se asfixian.

Además, el agua marina se está contaminando de microfibras plásticas que pueden afectar la cadena de nutrientes entre las especies del mundo.

Como muchos ya saben, es posible disminuir nuestro uso cotidiano de productos de plástico. Podemos utilizar termos para transportar agua (en vez de comprar una botella cada vez que tenemos sed); dejar de utilizar popotes (que no tienen ninguna utilidad real); y evitar pedir bolsas de plástico en los supermercados (las bolsas de tela son, además, más prácticas). Adicionalmente, puedes reciclar todos los envases de plástico que consumas utilizándolos para almacenar alimentos; puedes privilegiar la compra de envases de vidrio; y puedes evitar comprar ropa hecha con poliestireno.

Infórmarte

La riqueza natural de México es solo comparable con su enorme riqueza cultural y lingüística. Por eso, es importante generar una mayor implicación de los ciudadanos de nuestro país en la protección y conservación de nuestros mares.

La ciudadanía tiene la responsabilidad de informarse sobre la riqueza natural de México y las instituciones educativas deben crear herramientas eficientes de divulgación y comunicación científica para poner al alcance de todos información pertinente.

De la misma forma, es importante pedir a los servidores públicos cuentas sobre las políticas implementadas para proteger la salud de nuestros mares. Si no lo hacemos directamente, podemos apoyar a las instituciones que investigan y protegen los océanos de México.

Reducir las emisiones de CO2 y el consumo de energía

Desde el siglo pasado, las temperaturas en el planeta han aumentado de manera considerable. En particular, la temperatura del océano ha aumentado aproximadamente de 0.1 °C. Esto parece un cambio mínimo pero es algo increíblemente grave. Un aumento de 0.1 °C es suficiente para matar las algas que mantienen vivos los corales en México, para desplazar especies a nuevas áreas y para elevar el nivel del mar.

Además, los océanos absorben CO2 de la atmósfera constantemente y, por el aumento de gases de efecto invernadero, los océanos están absorbiendo cada vez más. Así, la contaminación del aire está causando que cambie la acidez de los océanos.

Esto amenaza directamente a la vida marina que tiene que adaptarse rápidamente a los cambios de PH oceánicos. Cuando aumenta la acidez del agua los organismos calcáreos, por ejemplo, pierden la capacidad de fijar carbonatos y calcio, lo que impide que se formen conchas y corales.

Por otra parte, se están extendiendo las zonas muertas en los océanos de México. Estas zonas son grandes extensiones marítimas que sufren de hipoxia; es decir, concentraciones tan bajas de oxígeno que es imposible sustentar la vida.

Finalmente, entre 2007 y 2012, Pemex reportó 290 derrames anuales en promedio. Esto significa un volumen de 4 mil 938 toneladas en promedio. Esto repercute profundamente en la creación de zonas muertas y afecta directamente a la vida marina de nuestros océanos.

Aunque ahora es imposible revertir todos los efectos del cambio climático, podemos intentar reducir la velocidad con la que están destruyendo a nuestros mares.

Lo primero que debemos hacer es disminuir las emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero. Pero antes es necesario saber cuánto contaminamos. Por eso, puedes utilizar esta calculadora gratuita (CeroCO2) para conocer tu huella de gases de efecto invernadero (da clic aquí)

Después, por supuesto, podemos utilizar menos el coche, ahorrar energía y consumir productos comprometidos con el medio ambiente. Al desplazarnos por transporte público, bicicleta o a pie; al instalar paneles solares y evitar prender luces innecesarias; al consumir más responsablemente, reducimos nuestro impacto ecológico en el mundo y ayudamos, aunque sea un poco, a los mares de México.

Y hay otras medidas que podemos aplicar. Por ejemplo, siempre es preferible cocinar todo desde el principio: si evitamos comprar comidas preparadas, evitamos las enormes cantidades de energía que consume su producción. También podemos aprender a reciclar más nuestra ropa y nuestro electrodomésticos, comprar productos locales, reciclar y hacer nuestras propias compostas.

Y recuerda: cuidar los mares de México es responsabilidad de todos.