Todos hemos llorado mientras cortamos o picamos cebollas, y aunque solemos verlo como parte del proceso, hay varios trucos para evitarlo.
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Al ser cortadas, las cebollas desprenden una sustancia llamada alinasa, que contiene a la molécula propanotial o syn-propanotial-S-óxido, y que al ser captada por la nariz produce irritación ocular y lagrimeo.
Hay varios métodos que buscan reducir o evitar la emisión de esta sustancia y sus efectos al cortar cebollas; tres de los más efectivos son:
1. Cebollas congelada
Antes de cortar las cebollas mételas en el refrigerador por unas horas (o durante unos minutos si usas el congelador). Así las cebollas estarán muy frías y liberarán menos anilasa.
2. Cebollas sumergidas
Picar la cebolla dentro de un recipiente con agua para impedir que se desprendan gases irritantes.
3. Usa una buena tabla y un cuchillo filoso
Es importante que el cuchillo que uses para cortar cebollas haga cortes precisos y finos (de preferencia recurre a uno cebollero y de buena dimensión). Así se desgarrarán menos capas de cebolla y se desprenderán menos moléculas propanotial.
Para conseguirlo es fundamental hacer cortes rápidos y profundos, además de mantenernos separados de la tabla para evitar estar al alcance de los gases irritantes. También se aconseja que permanezcas cerca de corrientes de aire que contribuyan a dispersar estas sustancias.