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SALUD

Por qué mezclar alcohol con bebidas energéticas es un peligro para tu salud

Estas últimas semanas de vacaciones suelen ser aprovechadas con mayor intensidad por aquellos estudiantes alérgicos a la rutina académica. Por tal motivo, no escasean los viajes y las fiestas para celebrar “el fin de la libertad” antes de volver a clases. La ocasión exige más que un tarro de cerveza.

Por ejemplo, entre los tragos más populares en las fiestas y antros de jóvenes figuran aquellos que mezclan el alcohol con un estimulante energético. Cocteles como la Perla Negra o el Jägerbomb brindan al consumidor un boost que lo mantiene despierto y alerta por más tiempo de lo acostumbrado.

Para el que no esté familiarizado, una bebida energética suele contener ingredientes como taurina, guaraná, azúcar, vitaminas del complejo B y altos niveles de cafeína (de 40 a 240 mg). Estos productos se venden como una alternativa segura para estimular mente y cuerpo. En el mercado es fácil encontrar una diversa variedad de opciones, ya sea en sabores o en niveles de azúcar y no hay ninguna restricción para adquirirlas, a diferencia de una bebida alcohólica.

Aunque las bebidas energéticas por sí solas son relativamente inofensivas, mezclarlas con alcohol es otro asunto. El popular Jägerbomb, por ejemplo, combina un vaso de bebida energética con un caballito (un shot) de licor de hierbas. También existen combinaciones más potentes, sustituyendo el licor de hierbas con vodka, whiskey o tequila. Pero estas combinaciones también conllevan riesgos superiores al de una bebida alcohólica típica como una cerveza o incluso un trago sin el ingrediente energético.

De acuerdo a un estudio publicado el año pasado en la Revista Académica de Estudios sobre Alcohol y Drogas, existe una correlación entre el consumo de alcohol con bebidas energéticas y los riesgos de sufrir alguna lesión. Por lesión, el estudio hace la distinción entre lesiones no intencionadas (de caídas y tropezones a accidentes de tráfico) y lesiones intencionadas (por ejemplo, involucrase en pleitos físicos).

El ingrediente que marca la diferencia es la cafeína. Recordemos que el alcohol actúa como un depresivo en el sistema nervioso, mientras que los efectos de la bebida energética en el organismo son todo lo contrario. Esto consigue que el cuerpo envía señales contradictorias al cerebro , dejando en su lugar a un “borracho en alerta”. De acuerdo a la autora principal del estudio, Audra Roemer:

Los efectos estimulantes de la cafeína pueden enmascarar el resultado que la mayoría de la gente obtiene cuando bebe alcohol. Normalmente, cuando estás bebiendo alcohol, te sientes cansado y te vas a casa. Sin embargo, las bebidas energéticas enmascaran eso, así que el individuo puede subestimar lo intoxicado que está, termina quedándose hasta más tarde, consume más alcohol y participa en comportamientos que implican riesgo y en prácticas peligrosas.

En efecto, una bebida energética consigue efectos similares al de la cocaína, aunque claro, sin la potencia de este peligroso estimulante. La doctora Roemer elabora:

La cocaína es evidentemente un estimulante fuerte, y sentíamos curiosidad por saber qué ocurría con los estimulantes de nivel inferior y que están más aceptados socialmente. Me preguntaba si estarían teniendo un impacto similar, pero en menor grado.

A final de cuentas, lo recomendable es no perder de vista la cantidad de alcohol que has consumido en una noche. Recuerda, una Perla Negra te hará pensar que estás sobrio, pero el cuerpo seguirá resintiendo los efectos naturales del alcohol. También, toma nota que altos niveles de cafeína en el cuerpo pueden presentar un riesgo al organismo. Síntomas incluyen nausea, ansiedad, dolor en el pecho y aumento de la presión arterial.