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Cliente da generosa propina de más de mil dólares para ayudar a un restaurante

Un generoso cliente dejó una propina de mil 300 dólares en un restaurante de Texas para ayudarle a recuperarse después de la cuarentena por coronavirus (COVID-19).

Un hecho insólito ocurrió en el restaurante Frog & The Bull de Austin, Texas: un cliente dejó una propina de mil 300 dólares para ayudar al dueño y a los empleados del local después del prolongado cierre por la cuarentena por el nuevo coronavirus (COVID-19). El hecho ocurrió el mismo día que el restaurante volvió a abrir sus puertas, el pasado viernes primero de mayo.

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Al parecer, el generoso cliente ya conocía el restaurante antes de la pandemia de coronavirus y la subsiguiente cuarentena. Se trataba de un restaurante de tapas de inspiración española que apenas llevaba cinco meses abierto. El restaurante apenas empezaba a tomar tracción cuando tuvieron que cerrar el pasado 17 de marzo. Sin opciones, el propietario, David Fernández, tuvo que despedir a gran parte de sus empleados.

Así que, casi dos meses después, el generoso regalo de este cliente fue una verdadera bendición para Fernández y los empleados que todavía permanecían con él.

Al parecer, el cliente que dejó esta cuantiosa propina (que equivale a más de 30 mil pesos) decidió ir a cenar con su familia en cuanto abrió el restaurante. Los comensales pidieron un filet mignon, vieiras, un bistec a la parrilla y varios otros platillos y bebidas. El total de la cuenta sumó unos nada despreciables 337 dólares (poco más de 8 mil pesos).

Sin embargo, cuando llegó la cuenta, el cliente le pidió al mesero que le cobrara el doble, le dio una propina de 300 dólares y, además, dejó mil dólares más para el restaurante. En total, la cuenta salió en más de 2 mil dólares (cerca de 50 mil pesos).

Cuando el cliente le explicó lo que quería pagar, el desprevenido mesero que lo atendía, Josh Pikoff, de 18 años, llamó a Fernández para que lo asistiera: nunca antes habían tenido un cliente que quisiera pagar 7 veces más de lo que le cobraban. Sobretodo en estos tiempos económicos aciagos…

“Estaba realmente sorprendido al principio porque no entendía por qué me lo estaba dando”, comentó Pikoff a CNN. “Pero dijo que estaba extremadamente agradecido de que hubiéramos abierto y nos pusiéramos en riesgo para servir a la comunidad”.

A su vez, David Fernández, el dueño del lugar, aseguró que utilizará ese dinero para pagar las facturas que todavía deben.

“Realmente no sabía qué decir”, continuó Fernández. “Fue extremadamente generoso y me impresionó mucho”.

Cuando empezó la cuarentena, el restaurante Frog & The Bull tuvo que reinventarse completamente. Además de despedir a buena parte de sus empleados, tuvieron que cambiar el sistema que habían establecido durante cinco meses para convertirse en un restaurante de servicio a domicilio para la cuarentena. Pronto, todos los que ahí trabajaban apenas llegaban a la quincena y el restaurante se endeudó rápidamente.

“Literalmente nos reinventamos de la noche a la mañana de un establecimiento de comidas informales de lujo a lo que le dije a mi chef ejecutivo que tenía que ser un carrito de comida sin ruedas”, explicó Fernández a CNN.

Ahora que volvieron a abrir, por supuesto, tuvieron que seguir algunas estrictas reglas impuestas para un regreso paulatino a la normalidad. No todo el restaurante puede ocuparse, por ejemplo, y se tiene que mantener una cierta distancia entre las mesas.

“Estábamos bien preparados para manejar estas directrices”, explicó Fernández. “Por ejemplo, solo podemos acomodar una capacidad máxima del 25%, por lo que tenemos un esquema de asientos muy estricto que se pensó para mantener a las personas seguras”.

David Fernández dijo, finalmente, que no sabe nada más sobre su misterioso benefactor. Sin embargo, nunca olvidará este gesto y prometió que ese cliente tendrá un trato especial en sus próximas visitas.