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FAMILIA

Este chofer llevaba a su mujer con Alzheimer en su transporte porque nadie podía cuidarla

Se viralizó en redes sociales la historia de un chofer de transporte que diariamente, entre sus pasajeros, lleva a su mujer con Alzheimer, ya que no tenía quién la cuidara.

A sus 71 años, Mario Núñez lucha día a día levantándose a las 5:30 a. m. para realizar su trabajo como chofer de transporte en Coquimbo, Chile, para pagar los costosos medicamentos de su esposa, Fresia, quien padece Alzheimer; por lo que la lleva como uno más de los pasajeros en su transporte durante 10 horas. Núñez no cuenta con la ayuda de nadie y no tiene dinero para pagarle a alguien para que se encargue de su mujer.

“Haga frío o calor, o como sea que esté el clima, tengo que levantarla. A mí me da pena hacerlo, porque la veo durmiendo y no quisiera. Le pongo su ropa, le lavo los dientes, tengo que llevarla al baño y limpiarla cuando hace sus necesidades porque ella no es autónoma para hacerse sus cosas”, detalló el conductor.

Su historia fue difundida por una publicación de una usuaria de Facebook.

“Me subí a la micro y todos los días es una historia distinta… Pero esta me duele. La señora que va durmiendo es esposa del conductor ella tiene Alzheimer y lamentablemente tiene que salir a trabajar con ella porque su jubilación no les alcanza para vivir… Ni siquiera para pagarle a una persona para que la cuide”, se lee en el muro de la internauta.

Es una dura rutina para el septuagenario.

“Se me ha caído del micro, a veces va durmiendo o le da frío, tiene ganas de ir al baño y debe hacer en un tarro […], yo tengo que agotar todos los medios para poder cumplir con mi obligación de pareja […], he golpeado muchas puertas pidiendo ayuda, pero no he recibido ninguna respuesta”, explicó Núñez.

Por la edad de ambos, la situación es cada vez más compleja, sin embargo Núñez persiste.

“Lo que sucede es que mi capacidad para cuidarla no es de las mejores por lo colapsado que estoy. Yo no me quiero deshacer de mi señora porque la quiero mucho. Nací de una mujer y por eso las respeto. Nos dan la vida, nos cuidan desde bebés hasta que pasamos a ser personas independientes; entonces, ¿cómo podría yo no quererla? […]. Esto me nace a mí, desde adentro, no es una obligación”, confesó.

Los pasajeros, en ocasiones, lo apoyan, pero algunos se burlan de Fresia y eso es lo que más le duele.

“A mi edad no puedo enfrentarme a una persona joven, entonces estar peleando sería un problema más. Más vale hacerse el sordo”, dice.

Gracias a la viralización de la historia, la mujer obtuvo ayuda de una fundación que ofreció un hogar para que pueda ser atendida.

Con información de Clarín