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ENTRETENIMIENTO Y ESPECTáCULOS

Diana de Gales, la princesa del pueblo

Parecía que sería una princesa tradicional, sin embargo, tras ser presentada oficialmente como la futura esposa del príncipe Carlos, la prensa descubrió que Lady Diana, entonces de 20 años, contaba con un gran carisma.

En cuestión de días, Lady Diana se volvió popular; incluso las jóvenes imitaban su peinado y forma de vestir.

Su popularidad eclipsó al príncipe Carlos y a la familia real encabezada por la reina Isabel II y se incrementó tras la boda, que se transmitió por televisión a numerosos países.

Pero la princesa Diana se negó a cumplir con diversos protocolos de la monarquía británica.

En 1982 rompió una tradición al decidir que su primer hijo, el príncipe Guillermo nacería en un hospital y no en Palacio.

En contra de los deseos de la familia real, también decidió que ella estaría a cargo de la educación de sus hijos Guillermo y Enrique y que ambos tendrían una vida como la de otros infantes. Por ello estudiaban en una escuela y no en Palacio; también acudían a sitios públicos e incluso hacían fila para ser atendidos.

La princesa se negaba a seguir las conductas consideradas adecuadas por la monarquía.

Por ejemplo, en 1985 bailó con el actor John Travolta durante una visita oficial a Estados Unidos y tocó a un paciente enfermo de Sida durante una visita a un hospital, cuestionando un tabú en plena década de los 80.

Pero la medida que marcó el rompimiento definitivo con la familia real, fue su decisión de divorciarse del príncipe Carlos.

Además, dio una entrevista donde señaló abiertamente el amorío del heredero con Camilla Parker y reconoció que también fue infiel. También aceptó que por años había luchado contra la depresión, bulimia, anorexia e incluso intentó suicidarse.

Tras el divorcio la princesa Diana se dedicó a labores altruistas, como el apoyo a enfermos y personas vulnerables, además de colaborar en la lucha contra las minas antipersonales.

Una labor que le permitió reunirse con personalidades como la Madre Teresa de Calcuta, Nelson Mandela y el Papa Juan Pablo II.

No obstante, también se mantenía como un ícono de la moda y la cultura popular, contando con la amistad de personalidades como Elton John y el diseñador Gianni Versace.

Elton John en el funeral de la princesa Diana en 1997. (AP, archivo)

Su popularidad quedó de manifiesto tras su muerte, cuando miles de británicos colocaron flores y veladores en su recuerdo y acudieron a sus funerales.

Una personalidad alejada de la monarquía, a la que el entonces primer ministro británico Tony Blair, calificó como “La princesa del pueblo”.

Con información de Juan José Alvarado

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