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POLíTICA

“¡Mi hija me la están robando!” La historia de una migrante cuya hija fue puesta en adopción en EE.UU.

Por 15 meses, Araceli Ramos Bonilla tuvo que luchar desde El Salvador para recuperar a su hija de 5 años, Alexa, adoptada por una familia estadounidense luego de que la madre fuera deportada. Su caso representa a las familias que se quedan atrapadas en las grietas del sistema migratorio de Estados Unidos y terminan separadas.

De acuerdo a una investigación de Associated Press, funcionarios de Estados Unidos aseguran que todavía quedan 200 niños migrantes que no son candidatos a ser devueltos a sus familias ni liberados, incluso tras la suspensión de las medidas de “cero tolerancia” del gobierno de Donald Trump.

El Departamento de Seguridad Interior asegura que se ha dedicado a reunificar a los 12,800 menores detenidos por el gobierno federal durante la administración de Trump, pero aún se filtran los inquietantes casos, como el de Araceli Ramos y su hija Alexa. ¿Cómo fue que su hija terminó adoptada por una pareja de Michigan?

“¡Mi hija me la están robando!” fue lo que exclamó la señora Ramos cuando llegó al aeropuerto de San Salvador a finales de 2015, diez semanas después de que fuera arrestada por agentes de migración en la frontera de Texas con México. Su hija fue arrebatada de sus brazos por las autoridades y le dijeron que nunca la volvería a ver.

Alexa fue puesta a disposición de la Oficina Federal de Reasentamiento de Refugiados, una entidad federal a menudo criticado por irregularidades. La niña luego fue integrada al sistema de cuidado temporal, a través de una agencia de nombre Bethany Christian Services.

A pesar de que unos padres de crianza no tienen la autorización de adoptar a un niño migrante, un juez de una corte rural en Michigan le concedió la tutela temporal de Alexa a Sherri y Kory Barr, todo esto sin notificar a la señora Ramos o a sus asesores legales.

Bethany Christian Services aseguró que su agencia se dedica a reunificar familias, no separarlas. Desde 1980, solo nueve de 500 niños migrantes que han pasado por sus puertas han sido puestos en adopción. Esta decisión se toma en casos extremos, por ejemplo cuando el menor es víctima de trata o cuando no es seguro que regresen con sus familias.

Gracias al apoyo del gobierno salvadoreño, organizaciones de derechos migrantes y la opinión pública, más la presión del Departamento de Justicia sobre el gobierno estatal de Michigan, la señora Ramos pudo recuperar a su hija. Los Barr dijeron al juez que el gobierno federal los puso “en una esquina sin salida” y no tuvieron otra opción.

Ya tiene más de un año que Alexa vive con su madre de vuelta en El Salvador. Tuvo que volver a acostumbrarse a comunicarse en español, y de vez en cuando, su madre permite que hable por teléfono con los Barr, quienes siempre tuvieron las mejores intenciones. La señora Ramos volvió a surgir en las redes sociales en el verano pasado, aconsejando a otras familias centroamericanas a no ceder ante las medidas del gobierno de Trump.

Araceli Ramos y su hija Alexa (AP Photo/Rebecca Blackwell)