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SALUD

Carne, huevos o leche, este es el consumo óptimo según el desarrollo de cada país

La demanda de productos animales aumentará en los próximos años, principalmente en países en desarrollo

La ganadería, en el punto de mira por la huella que deja en el medioambiente, ofrece una variedad de productos cuyo consumo está vinculado al grado de desarrollo de cada país, según los expertos.

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La recomendación no debería ser la misma para los países de ingresos altos o medios, donde se concentra el tercio de la población mundial con sobrepeso, que para las economías más pobres y golpeadas por la desnutrición crónica.

África, por ejemplo, pierde el 11% anual de su Producto Interior Bruto por los problemas de crecimiento infantil, precisó el subdirector general de Investigación del Instituto Internacional de Investigaciones Pecuarias (ILRI), Iain Wright, quien propugnó adaptar las soluciones a los “distintos estatus nutricionales”.

Tras participar en un acto en la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Wright recalcó que muchas personas consumen demasiados productos animales al tiempo que cientos de millones pasan hambre y deberían estar tomando esos alimentos.

“No creo que debamos pedir que todo el mundo siga la misma dieta, pero sí actuar para que todos tengan acceso a dietas saludables”, aseveró.

Las proyecciones muestran que la demanda de productos animales aumentará en los próximos años, principalmente en países en desarrollo, en línea con el crecimiento de la población, la tendencia a la urbanización y los mayores ingresos.

Para satisfacerla, se espera que la producción global de leche sea en 2030 un 33% mayor que entre 2015 y 2017, y que la de carne se incremente un 20%.

Últimamente su consumo se ha estancado o disminuido en países ricos y ha aumentado en muchos de ingresos medios, especialmente en China. En África se mantiene bajo, si bien para ciertas comunidades de pastores la carne es parte fundamental de la dieta.

EQUILIBRIO EN LA DIETA

De media, cada persona en el mundo come 122 gramos diarios de carne: un tercio es cerdo y pollo, un quinto vacuno y el resto de otros animales, según un estudio de la revista Science.

Con el fin de lograr una dieta adecuada para la salud y el ambiente, investigadores de la Universidad británica de Oxford y otros centros han dado con un modelo de dieta “ideal”, esta vez en una publicación de Nature.

Defienden que habría que comer al menos 500 gramos diarios de frutas y verduras, 100 gramos de legumbres o nueces y modestas cantidades de proteínas animales (pollo, pescado, leche y huevos), así como una porción de carne roja a la semana.

En los países desarrollados, esto supone reducir el consumo de carne, sobre todo la roja y procesada. Excederse en su ingesta conlleva riesgos para la salud, pero en dosis moderadas es una buena fuente de energía, proteínas, hierro, zinc o vitamina B12.

Para quienes sufren la llamada “hambre oculta” por falta de micronutrientes, “la ganadería se los puede suplir” fácilmente, explica el economista de la FAO Alejandro Acosta.

Además de la nutrición, añade que los pequeños productores pobres tienen en los animales un activo que les ayuda a sobreponerse de choques externos como la sequía y generar parte de los alimentos que, de lo contrario, tendrían que comprar fuera del hogar.

Asimismo, la venta de productos animales les genera ingresos con los que satisfacer sus necesidades, incluida la alimentación.

REDUCIR EL IMPACTO AMBIENTAL

En las zonas áridas de Jordania, los pastores nómadas son autosuficientes y producen “mucho con poco”, pues han aprendido “a explotar los recursos naturales de manera muy racional”, indicó en una visita a Roma Jaled Jawaldeh, representante de la Alianza Mundial de los Pueblos Indígenas Nómadas.

Su actividad difiere enormemente de las explotaciones intensivas, dos modelos de ganadería que en conjunto sirven para generar servicios y empleo a una de cada cinco personas en el mundo.

El sector ganadero ha recibido fuertes críticas por su excesivo uso de suelo y agua, y por ser responsable del 14.5 % de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Los expertos llaman a optimizar la utilización de recursos, mejorando la eficiencia en piensos, empleando estiércol animal en abonos y biogás, o seleccionando razas de ganado más productivas para que no haya que decir adiós a la carne.

Con información de EFE.

LLH