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ECOLOGíA

País de África ignora las críticas y vuelve a permitir la caza de elefantes

Cinco años después de prohibir la caza de elefantes, el gobierno de Botsuana levantó la veda contra la cacería de estos animales, una medida que generó fuertes críticas de grupos ambientalistas.

El censo más reciente estima que en la actualidad hay cerca de 130 mil elefantes en Botsuana, lo que colocaba a este país del sur de África como el mayor santuario de elefantes en todo el continente y un modelo de conservación ambiental.

La prohibición que impuso el gobierno en 2014 para combatir la caza furtiva dio buenos resultados, pero ahora hay demasiados problemas derivados del incremento en la población de elefantes, lo que ha polarizado a la opinión pública.

Por un lado, el sector agrícola se queja de grandes manadas de elefantes que invaden las granjas, destruyen las cosechas y matan a los rebaños. También se han registrado numerosas muertes de personas en zonas rurales tras encuentros con estas bestias.

Por otro lado, la protección de los elefantes ha generado una explosión en los ingresos del sector turístico, aumentando el número de empleos en atracciones como los recorridos safari y en los grandes parques naturales.

No obstante el derrame económico o la crítica internacional, el gobierno de Botsuana eliminó a la prohibición sobre la cacería.

“La conservación está en nuestro ADN. Nunca hemos sido imprudentes. Nuestra responsabilidad hacia la conservación no ha cambiado, pero nuestra responsabilidad hacia las personas tampoco ha cambiado,” indicó el Ministro de Medio Ambiente en conferencia de prensa.

El elefante africano es una especie vulnerable y su hábitat natural se ve cada año más reducido a causa del avance del ser humano sobre su territorio.

Los gobiernos de Botsuana y de otros países vecinos tienen la confianza de controlar la población animal a través de la gestión de licencias para cazar; sin embargo, los ambientalistas no comparten esa certeza.

El mundo entero se está alejando de la caza. Se percibe cada vez más como una práctica arcaica. Esto es muy, muy perjudicial para la imagen de Botsuana como líder mundial en la conservación de elefantes.

Indicó la doctora Paula Kahumbu, una activista basada en Kenia.

El elefante es un animal muy inteligente que puede verse emocionalmente afectado por la violencia en su entorno. Los ambientalistas creen que los elefantes pueden percibir la tensión en el ambiente, y una luz verde a los cazadores provocaría mayores conflictos entre las manadas enojadas y los pobladores.

La decisión del gobierno de Botsuana también impulsa las peticiones de éste y otros países por levantar las restricciones en el comercio de marfil. En estos momentos, las autoridades de Botsuana tienen bodegas llenas de marfil que no pueden vender pero que está valuado en 300 millones de dólares.

El comercio ilegal de marfil es una de las principales amenazas contra la especie. Aunque la población de elefantes en Botsuana pudo recuperarse en los últimos cinco años, en el resto del continente se ha visto afectada considerablemente por la caza furtiva.

Nada más entre 2006 y 2014, 144 mil elefantes murieron, es decir, el 30% de la población total de la especie.

Con información de The Guardian.