Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, firmó un decreto para abrir las tierras de las pueblos indígenas y las reservas selváticas a la minería y agricultura.
Jair Bolsonaro aprobó un decreto que faculta al Ministerio de Agricultura para tomar decisiones entorno a las tierras demandadas por los pueblos indígenas del país.
Desde que era candidato a la presidencia planteó que estos terrenos debían abrirse a diversas actividades comerciales que actualmente están prohibidas.
La agencia de asuntos indígenas FUNAI fue trasladada a un nuevo Ministerio de Familia, Mujeres y Derechos Humanos. De esta forma, la decisión sobre los reclamos territoriales de estas comunidades dependerá del Ministerio de Agricultura, que guarda una profunda relación con el sector agrario.
Para varios críticos la decisión de abrir las reservas indígenas a la actividad comercial representa una amenaza a las culturas e idiomas de las tribus nativas al querer integrarlas a la sociedad brasileña.
Por otro lado, los ambientalistas afirman que estas poblaciones nativas son los últimos custodios con los que cuenta la selva amazónica, región que resulta vital para la estabilidad climática del planeta
