El ruido asociado con las turbinas eólicas, los conciertos, los automóviles y otros vehículos de transporte urbano, aviones y trenes son fuentes potenciales de daños a la salud mental y física de las personas.
Así lo reporta la Organización Mundial de la Salud (OMS), que brinda nueva evidencia sobre cómo la exposición a fuentes de ruido se relaciona con padecimientos cardiovasculares, problemas de sueño y discapacidades cognitiva y auditiva, especialmente en niños.
Además, el informe explica que la exposición a la música como una causa de pérdida de audición en jóvenes, pues más de cuatro horas por semana o más de cinco años de uso de auriculares personales, así como más de cuatro visitas mensuales a una discoteca, pueden aumentar los riesgos de hipoacusia.
Asistir a cuatro conciertos al mes aumenta el riesgo de pérdida auditiva, pues hay una exposición a niveles superiores a los 100 decibeles (Megalopolis)
La OMS comisionó este estudio a dos grupos independientes de especialistas en ruido ambiental que realizaron revisiones exhaustivas de literatura académica.
Anteriormente, especialistas de la Universidad de Guadalajara (UDG) reportaron que, en los últimos 10 años, ha habido un aumento de jóvenes con hipoacusia debido, en buena medida, al uso excesivo de auriculares y su recurrencia en bares y discotecas con niveles que rebasan los 100 decibeles.
Se tiene que conceder al generador de ruido la corresponsabilidad para que asuma esa parte del monitoreo regular de sus emisiones para proteger la salud de sus trabajadores, vecinos y clientes”, explica Martha Orozco Medina, de la UDG.
El reporte también concluye, por ejemplo, que una exposición al tráfico vehicular con decibeles de 59.3 aumenta un 5 por ciento el riesgo de arteriosclerosis.
El ruido puede producir hasta un mes de retraso en la capacidad de lectura y comprensión en niños, mientras que una exposición al ruido más allá de 80 decibeles durante 40 años de trabajo, con semanas laborales de 40 horas, puede derivar en discapacidad auditiva permanente.
Los especialistas concluyen como riesgo “importante” a relación del ruido con la calidad de vida, la salud mental y el desarrollo de enfermedades metabólicas como la obesidad o la diabetes tipo 2.
Ruido, un problema de salud pública
La organización advierte que mucha de la evidencia es aplicable a regiones de África, Asia y América Latina; aunque el reporte se enfoca en Europa debido a que no existen suficientes datos sobre los potenciales daños a la salud de la población latinoamericana a causa del ruido.
Especialistas en la materia de la Universidad Autónoma Metropolitana en México han expresado que el ruido es realmente un problema de salud pública para los europeos y que en América Latina, sólo Chile está tan avanzado como Europa en el área de análisis acústico
Europa nos lleva la delantera por mucho. No solo son conscientes de que el ruido es un verdadero problema de salud pública, sino que tienen regulaciones muy claras sobre los decibeles que pueden afectar a su población”, dice Fausto Rodríguez.
La OMS busca contribuir a que los gobiernos fortalezcan sus regulaciones con el fin de reducir la exposición de su población a estas fuentes de contaminación sonora.
Para esto, plantea reducir los niveles de ruido producidos por el tráfico vehicular por debajo de los 53 decibeles de día y 45 decibeles de noche.
Según la Agencia Europea del Medio Ambiente (EEA) más de 100 millones de personas están expuestas a niveles por encima de los 55 decibeles de día en el continente, mientras que 72 millones están expuestas a más de 50 decibeles por la noche por tráfico vehicular.
Algunas medidas recomendadas por el reporte son mejorar la elección de las superficies de los caminos, aumentar construcción de caminos subterráneos, restringir el flujo de camiones, aislar zonas de construcción y generar más espacios tranquilos y libres de ruido en las ciudades.
Con información de El Espectador
