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CIENCIA Y TECNOLOGíA

Astrónomos descubren una “galaxia monstruosa” que no debería existir

Un equipo internacional de astrónomos publicó esta semana en la revista Nature un descubrimiento que bien podría resolver algunos de los misterios sobre la naturaleza de las galaxias en los primeros millones de años del universo tras el Big Bang. También se trata de un fenómeno que, de acuerdo a los modelos científicos, no debería existir.

Se trata de COSMOS-AzTEC-1, una galaxia con brote estelar que desafía todo lo que se había observado anteriormente. Este tipo de galaxia se distingue de las galaxias elípticas ordinarias porque es capaz de generar estrellas a una tasa mucho más elevada. Sin embargo, COSMOS-AzTEC-1 no encaja en el perfil porque la formación de estrellas no se concentra en el centro de la galaxia.

De acuerdo a las observaciones de tres telescopios astronómicos ubicados en distintas partes del mundo (el James Clark Maxwell en Hawái, el Gran Telescopio Milimétrico Alfonso Serrano en México y ALMA en Chile) se pudo determinar que COSMOS-AzTEC-1 consiste de dos nubes gigantes de gas sumamente inestable, a miles de años de luz del centro de esta galaxia.

COSMOS-AzTEC-1 se encuentra a 12 mil 400 millones de años luz de la Tierra, es decir, en los inicios del cosmos. Gracias a la capacidad tecnológica de ALMA, la resolución de COSMOS-AzTEC-1 no tiene precedentes, y aún así no se pueden explicar cómo una galaxia puede consistir de tantos elementos fuera de equilibrio. Es por tal motivo que se le etiquetó como una “galaxia monstruosa”.

Lo notorio de COSMOS-AzTEC-1 es que la presión de gas en las nubes es muy inferior a la fuerza de gravedad, lo que provoca una formación de estrellas fuera de control, mil veces superior al de nuestra Vía Láctea. A causa de esto, la galaxia observada tiene una vida relativamente corta; en 100 millones de años habrá consumido todo sus gases.

El aspecto fascinante de este descubrimiento es que COSMOS-AzTEC-1 representa un breve vistazo al origen del universo. Los nuevos avances tecnológicos otorgan a la comunidad científica el privilegio de observar la naturaleza del cosmos desde los primeros años posteriores al Big Bang, resolviendo viejas cuestiones y generando nuevas preguntas sobre los grandes misterios de la vida.