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ECOLOGíA

Animales de todo el mundo se vuelven nocturnos para evadir al ser humano, confirma estudio

Aunque es poco probable que un animal salvaje esté consciente de que su especie se encuentre en peligro de extinción, hay indicios de que los animales saben de la existencia de un súper depredador que debe ser evadido a toda costa. Son ruidosos, son muy peligrosos y están por todos lados: los seres humanos.

No obstante, el comportamiento del humano es predecible al ser rutinario. Realizamos menos actividades en la noche que en el día y hasta los animales se han fijado en este patrón. De tal forma, el comportamiento animal se adapta a las condiciones presentes con tal de sobrevivir. Muchos animales por todo el mundo han modificado su comportamiento para ajustarse a un “turno nocturno” y así evitar contacto con el hombre dentro del marco de lo posible.

Esta fue la conclusión a la que llegó un estudio publicado en la revista Science, liderado por la investigadora Kaitlyn Gaynor de la Universidad de California, Berkeley. El estudio se enfocó en 62 especies de mamíferos y en su comportamiento en hábitats amenazados por la actividad humana. Aunque los investigadores estaban preparados para hallar una tendencia hacia la nocturnidad, al final quedaron sorprendidos de que esta tendencia se replicara por todo el mundo.

Nuestro hallazgo fue consistente en todas las especies, continentes y tipos de hábitats. Antílopes en la sabana de Zimbabue, tapires en las selvas ecuatorianas, gatos monteses en los desiertos del suroeste de Estados Unidos, todos parecían estar haciendo lo que podían para cambiar su actividad al amparo de la oscuridad.

Por ejemplo, mamíferos que antes dividían sus actividades de manera equitativa entre el día y la noche, incrementaron su actividad nocturna al 68%. De hecho, 83% de los casos analizados mostraban un aumento de actividad nocturna en respuesta a la presencia del hombre.

Y ese es una observación que cabe resaltar: la presencia del hombre. Los animales no se fijan si es temporada de caza, o de hiking, o de algún evento deportivo o de infraestructura como carreteras. La mera presencia del ser humano es suficiente para permanecer alejados y escondidos.

¿Cual es la consecuencia para los ecosistemas a causa de estos cambios de comportamiento? Gaynor da otro ejemplo:

En las montañas de Santa Cruz de California, los coyotes son cada vez más nocturnos en áreas con recreación humana. Al analizar las heces del coyote, los científicos vincularon este cambio de comportamiento a los cambios en la dieta de las presas diurnas a las nocturnas, con implicaciones para las comunidades de mamíferos pequeños y para la competencia con otros depredadores.

Es evidente que el reino animal está reaccionando a la destrucción de sus hábitats y que no van a esperar a que el ser humano termine por exterminarlos. Aunque es esperanzador que muchas especies se puedan adaptar tan rápido a estas nuevas condiciones para sobrevivir, a la vez resulta deprimente confirmar que los humanos no podemos tener una relación armónica con la vida salvaje, con ésta cediendo ante la máquina destructiva que es el Hombre.

Via The Conversation.