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ECOLOGíA

Agricultor se negó a vender sus tierras y estas quedaron en medio de la ciudad

El caso de este campo en medio de la ciudad se ha vuelto viral en redes sociales

Un agricultor en Polonia se ha convertido en una noticia internacional gracias a los efectos de su tenacidad. A pesar de las presiones, el hombre se negó a vender sus tierras para que estas se convirtieran en desarrollos inmobiliarios. Ahora, sigue cosechando sus tierras, pero rodeado de departamentos, en medio de la ciudad.

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En los últimos años, Michal Myslowski vio cómo la ciudad de Lublin empezaba a crecer y extenderse hasta acercarse a los campos que trabajaba. Como toda ciudad pequeña y en crecimiento, Lublin empezó a requerir más viviendas y pronto las empresas inmobiliarias comenzaron a comprar tierras que antes eran agrícolas.

Michal Myslowski atestiguó como los granjeros vecinos vendían sus tierras. Sin embargo, cuando los agentes inmobiliarios llegaron a su puerta, Michal se negó a vender.

Le dijeron que se arrepentiría, le advirtieron que no sería posible que mantuviera su tierras. El paisaje se llenó de banquetas y edificios departamentales, pero Myslowski consiguió que mantenerse en el mismo lugar.

El triunfo en redes sociales

Ahora Michal Myslowski pasa en su tractor en medio de los edificios departamentales. Contrario a lo que podría pensarse, los vecinos no han juzgado como errónea esta convivencia extravagante entre el campo y la ciudad.

Según han referido en redes sociales, los niños están felices de ver los campos frente a sus ventanas. Y, en general, los habitantes del barrio no parecen molestos con la extraña postal.

Recientemente, el caso de Michal Myslowski llegó a las redes sociales. Un video de cómo la maquinaria pasaba por los campos a lado de los edificios se hizo viral en Reddit y YouTube.

El éxito de aquel video llamó la atención de los medios nacionales y, posteriormente, de todo el mundo.

Myslowski se toma con calma la atención mundial, así como la relación con sus vecinos. En las entrevista ha dicho que se siente feliz de que los residentes no lo vean con malos ojos y que, por el contrario, se muestren comprensivos con su estilo de vida.

“La gente está bien. Entienden que tengo trabajo que hacer. Ellos ven y hacen videos. Los niños también están felices. Nunca ha habido ningún problema con eso”, declaró.

Años después de las amenazas, el hombre ha descubierto que no solo no perdió sus tierras, sino que además la ciudad y el campo pueden convivir más fácilmente de lo que cualquiera lo hubiera pronosticado.