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FAMILIA

Los abuelitos con coronavirus que se despidieron de su familia por FaceTime antes de fallecer el mismo día

Merle y su esposa, Delores, murieron el mismo día, en el mismo hospital, a pocas horas de diferencia

Después de 52 años de casados, Merle Tofte y su esposa Delores ‘Dee’ contrajeron coronavirus en marzo y murieron pocos días después de COVID-19, casi al mismo tiempo, a escasas horas de diferencia. Antes de fallecer, tuvieron la posibilidad de despedirse de su familia por FaceTime, una oportunidad que rara vez se otorga a causa de la capacidad de contagio de esta terrible enfermedad.

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Estos dos pacientes fueron de los primeros casos confirmados en el condado de Clark, a pocos minutos de la ciudad de Portland, Oregon, pero ubicado en el estado de Washington.

Apenas el 28 de febrero, Delores estaba celebrando su cumpleaños número 85 con toda su familia. Menos de tres semanas después, su familia se reuniría de nuevo, pero para velar a su abuela y a su marido, también por FaceTime, ya que recién se habían prohibido las congregaciones, incluso para atender al funeral de un muerto por coronavirus.

“Cuatro días”, dijo Lori Kohler al Seattle Times, uno de los cinco hijos de los Tofte. “Dentro de esos cuatro días, pasaron tantas cosas increíbles. Fue como si una aplanadora hubiera pasado sobre nosotros.”

“Todos los días eran malas noticias. Todo estaba cambiando. Nos habían quitado tanto”.

La señora Kohler se refiere al 13 de marzo, cuando su padre, Merle, dio positivo. Su trágica historia en realidad empezó el 7 de marzo, cuando Delores amaneció demasiado débil para ponerse de pie o hablar. La anciana fue traslada a un hospital cercano, donde no se le halló ninguna neumonía, pero sí dio positivo a coronavirus.

Cuatro días después, el 11 de marzo, Merle también fue internado en el mismo hospital “con todos los síntomas de COVID-19”, dijo su hija. “Tos horrible, fiebre y dolores corporales”. Dos días después, su médico le dio la noticia de que padecía covid.

Merle, el propietario jubilado de una tienda de impresiones, les dijo a sus hijas, Michelle y Lori, que se sentía bien. Quería que Michelle le trajera sus documentos fiscales y una navaja de afeitar.

En cuestión de horas, el anciano apenas podía hablar y fue intubado a un respirador artificial. Michelle, quien acompañó a sus padres al hospital, tuvo que estar en aislamiento por 14 días.

Nadie sabía con certeza cómo fue que los Tofte se contagiaron de COVID-19. Ningún otro asilado en la casa de ancianos donde vivían padecía la enfermedad. El primer caso confirmado por aquellas fechas era un hombre de 70 años, pero su familia ignora si estuvieron en contacto con ese hombre.

“Tal vez iba y venía con alguien, o saludaba a alguien al pasar”, dijo Lori, “Tal vez agarró un pomo de la puerta por el que alguien había tosido…”.

Ante las muy pocas probabilidades de vencer al virus, el hospital hizo lo posible para que los Tofte pudieran despedirse de su familia. A través de FaceTime, los abuelos pudieron establecer contacto con la mayoría de sus hijos y sus nietos, aunque fue una conversación muy difícil.

“¿Cómo dices adiós?”, preguntó Lori. “¿Hay palabras para decirle adiós a tus padres? La última vez que estuvimos todos juntos, estuvimos todos juntos en esa fiesta de cumpleaños, y ahora nos despedíamos”.

Nadie en la familia pudo asistir al entierro a causa de una medida de prevención impuesta por el gobierno estatal. Michelle, la hija menor en cuarentena, lo lamentó en su cuenta de Facebook:

“No puedo consolar a mis hijos, que han perdido a sus abuelos. Y no puedo celebrar un funeral ni asistir al entierro de mis padres”.

El condado de Clark cuenta hasta la fecha con 250 casos confirmados y 15 muertes de COVID-19. En todo el estado de Washington se han reportado 523 muertes hasta el 14 de abril.