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SALUD

Entre el tabú y la desinformación: 9 mitos y realidades sobre la salud mental

Como cada 10 de octubre, celebramos el Día Mundial de la Salud Mental. Este día tiene particular importancia porque, a pesar de la alta prevalencia de los trastornos mentales, el tema sigue mitificado e incluso estigmatizado.

Por eso les presentamos algunos de los mitos más recurrentes sobre el tema, junto con sus realidades.

Mito: Las enfermedades mentales no son enfermedades “de verdad”

Realidad: Quizá el mito más difundido y el más dañino de todos. La vida tiene, por naturaleza, sus altas y bajas, pero los malestares producto de padecimientos mentales son cosa a parte: interfieren en las actividades cotidianas, no desaparecen por su sí solas y son problemas solucionables con tratamientos efectivos y probados.

En el mismo sentido en que una persona necesita atención médica cuando su cuerpo se enferma, también necesita ayuda especializada cuando sufre de una enfermedad mental.

Mito: “Si no puedes controlar tu enfermedad mental, eres débil”, “Te puedes curar por mera voluntad”

Realidad: Las enfermedades mentales no tienen que ver con ser flojo o “débil” de carácter. Los factores que originan estos padecimientos son biológicos (genética, consecuencias de enfermedades fisiológicas o desequilibrios en la química cerebral), psicológicos (como sufrir traumas) y sociales (historial de enfermedades mentales en la familia, ser víctima de abusos, etc.).

En el mismo sentido en que no esperamos que alguien se cure de cáncer por “fuerza de voluntad” o que “lo supere” cuando se rompe un hueso, tampoco podemos esperar que una enfermedad mental pase desatendida. Tener un doble estándar con los problemas mentales solo dificulta que las personas busquen ayuda y las abruma con sentimientos de culpa y frustración.

Mito: “Los medicamentos no sirven”, “La terapia no sirve”

Realidad: Las terapias sí sirven y los medicamentos también, sin embargo, su eficacia y necesidad varían según las características y severidad de cada paciente y su padecimiento.

Nadie debería resignarse a sentirse mal, de manera sistemática, indefinidamente. Incluso las personas con padecimientos crónicos pueden encontrar, a través de los tratamientos adecuados, mecanismos para minimizar los síntomas adversos de su condición. Una enfermedad mental no es impedimento para llevar una vida fructífera y plena.

Algunos casos solo requieren terapia, otros solo requieren medicamentos y evaluaciones periódicas, y otros necesitan ambos. En caso de no tener resultados, se debe de reevaluar los fármacos o tipos de terapia implementadas.

En 2007 se estimó que uno de cada tres mexicanos presentará por lo menos un trastorno mental antes de cumplir 65 años. (Photo by Christopher Furlong/Getty Images)

Mito: las enfermedades mentales son raras

Realidad: En un estudio publicado en 2007 se estimó que uno de cada tres mexicanos presentará por lo menos un trastorno mental antes de cumplir los 65 años.

En ese estudio, la enfermedad más común fue el alcoholismo (7.6% de la población), seguida de la depresión (7.2%). Los hombres eran más proclives a las adicciones, mientras que las mujeres eran más propensas a trastornos del estado de ánimo y ansiedad.

Según Edilberto Peña de León, director de investigación del INCIDE (Instituto de Neurociencias, Investigación y Desarrollo Emocional), en 2016 el padecimiento predominante fue el trastorno de ansiedad generalizada, afectando a un 14.3% de la población, seguida por la depresión y las adicciones (con incidencia del 9%).

Mito: las personas con enfermedades mentales son más agresivas

Realidad: Estadísticamente, las personas con un padecimiento mental son igual de violentas que aquellas sin uno. Estos padecimientos no sirven para predecir ni son un fiable indicador de posibles comportamientos violentos.

Es más, las personas con enfermedades mentales tienen 10 veces más de probabilidad de ser víctimas de violencia y ostracismo.

Mito: los niños no pueden padecer enfermedades mentales

Realidad: La mitad de las enfermedades mentales manifiestan sus primeros indicios antes de que las personas cumplan 14 años, y 75% empiezan antes de los 24 años.

Independientemente de la edad, estos problemas pueden surgir por una combinación de factores sociales, biológicos, genéticos y psicológicos.

Sin embargo, las enfermedades mentales se manifiestan de manera diferente en niños que en adultos. De no ser diagnosticadas y tratadas tempranamente, podrían causar problemas de aprendizaje y desarrollo, además de devenir en problemas mentales más fuertes en la adolescencia o adultez.

Entre los padecimientos más comunes en México están las adicciones, la depresión y el trastorno de ansiedad generalizada.(Photo by Chaloner Woods/Getty Images)

Mito: las enfermedades mentales son culpa de los padres

Realidad: No necesaria ni exclusivamente. Así como el ambiente en el que se crece puede ser un factor importante, la genética, la biología y la psicología también influyen en gran medida en el desarrollo de estos padecimientos. También la enfermedad puede surgir tras un evento traumático ajeno al ambiente familiar.

Ulteriormente, encontrar el origen del padecimiento puede ayudar a focalizar el tratamiento de manera más eficaz, pero eso no significa que haya que obsesionarse con “echarle la culpa a alguien”.

Mito: Quien padece una enfermedad mental es incapaz de trabajar

Realidad: Con el tratamiento adecuado, un paciente puede tener el mismo rendimiento, motivación, puntualidad y nivel de asistencia que cualquier otro empleado.

Sin embargo, los tabúes y prejuicios pueden orillar a las personas a no compartir información sobre su estado mental. Esto a su vez puede causar malentendidos que pudieron haberse prevenido con una adecuada comunicación.

Mito: la atención psicológica y psiquiátrica es costosa

Realidad: Tanto el IMSS como el ISSSTE ofrecen atención especializado a sus derechohabientes. Algunos centro de salud especializados (como la Clínica Condesa en salud sexual) también ofrecen asesoría psicológica acotada a cada uno de sus servicios.

 

 

Vía MentalHealth.org, Canadian Mental Health Association