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SALUD

10 cosas de madres sobreprotectoras que afectan el futuro de los hijos

La preocupación por un hijo es un estado natural para cualquier madre. Pero a veces toma una forma exagerada, convirtiéndose en sobre protección. Y esta, a su vez, no conduce a nada bueno, afectando negativamente el estado psicológico de la madre y el niño, a la familia en general.

Existen varios síntomas con los que se puede determinar si una madre está excesivamente preocupada por sus hijos. Identificarlos puede ayudar a tomar las medidas apropiadas a tiempo y permitirá una relación.

  1.  “Si mi hijo se ensucia antes de que lleguen los invitados, lo cambio de ropa cuanto antes”

(Depositphotos)

Cambiar la ropa de los hijos en esta situación no responde a una afición de tenerlo todo impecable, sino al deseo de ser una madres perfecta. Se busca garantizar que todos los que observan aprecien cómo se entrega una madre a la maternidad y no a que el hijo crezca en un ambiente armónico.

  1. “Si a mi hijo algo no le sale bien siempre le ayudo a hacerlo”

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Apoyar a un niño para coincidir con uno u otro de su misma edad puede empeorar su rendimiento en otras actividades. A veces un pequeño no tiene la capacidad ni el deseo de coincidir con uno u otro, y esto no es motivo para reproches hacia el niño o hacia uno mismo.

Comprender que no todos pueden estudiar igual d bien cada una de las asignaturas, al mismo tiempo, asistiendo a 15 extraescolares, hará más fácil la vida del hijo y de la madre.

  1. “Cuando mi hijo tiene tiempo libre, me preocupo y trato de ocuparlo con algo”

(Depostiphotos)

Es momento de preocuparse cuando la paz propia depende de que el hijo tenga cosas que hacer cada vez que le quede tiempo libre, o actividades individuales que no requieren la presencia de nadie más.

Si no desarrolla esta independencia, a la hora de alcanzar la madurez, esa persona no estará dispuesta a asumir sus responsabilidades y no podrá decidir qué quiere ser o hacer. Las únicas referencias para realizarse serán, por consiguiente, las aspiraciones o temores de sus padres.

  1. “Si mi hijo va a algún lugar con sus amigos, planifico con detalle sus pasatiempos”

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Cuando un niño crece, inevitablemente hace amigos. Elaborar un plan sobre a dónde tiene que ir y qué tiene que hacer, así como averiguar los números de teléfono, direcciones de casas de los amigos, puede ser perjudicial para el niño.

Este estilo educativo aumenta el riesgo de acoso escolar y priva al niño de su independencia, pues se acostumbra a tomar al pie de la letra todas las instrucciones de su madre en todo y resulta incapaz de tomar decisiones y responsabilizarse por las mismas.

  1. “Cuando mi hijo está triste, me siento culpable y responsable por ello”

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Sobreproteger a un hijo las 24 horas del día ante un sentimiento negativo que desgasta puede provocar irritación, estrés crónico y falta de sueño. Además, puede llevar a sentir remordimiento cuando hacemos cosas por nosotros mismos.

Para la formación de una personalidad sana, es importante comprender todas las emociones y saber hacer frente a los negativos. Es importante no demostrar simpatía excesiva ni proteger deliberadamente de los pensamientos tristes.

  1. “Si mi hijo quiere irse a de campamento con la clase, no lo permitiré”

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Si cualquier ida inocente despierta a una madre alarmista en el interior, proviene de un deseo de hacer que la vida sea predecible. No obstante, la idea a su vez proviene de la creencia de que el mundo está lleno de peligros.

Sin embargo, es imposible prever todas las varieantes del desarrollo de acontecimientos en el presente y en el futoro. Así que, ¿vale la pena preocuparse?

  1. “Si mi hijo adolescente quiere trabajar durante sus vacaciones, yo misma le buscaré un trabajo adecuado”

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Tratar de proteger a un hijo de empleadores sin escrúpulos y encontrar un trabajo “más seguro” es no tomar en cuenta sus deseos ni su capacidad de tomar decisiones para encontrar la mejor opción y evaluar los riesgos.

Sin esta capacidad, al llegar a la edad adulta, será muy difícil vivir.

  1. “Los padres deben proteger a sus hijos de todos los peligros”

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Aislar a los hijos de sus compañeros y de otras personas, como un príncipe protegido al que no le dejan hacer nada, puede alcanzar un comportamiento de los padres parecido a la histeria.

  1. “Controlo lo que a mi hijo le recomiendan ver, escuchar o leer sus amigos”

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Si los familiares y amigos pueden ver que el padre o la madre monitoriza las cuentas de su hijo en las redes sociales, puede ser que no exista suficiente confianza entre ambos.

Cuando una relación se basa en la confianza, esta se vuelve más sólida. Es mucho más importante inculcar las reglas del comportamiento en redes sociales, las habilidades para tomar decisiones a conciencia y estar informado.

  1. “Cuando mi hijo regresa a casa después de graduarse de la universidad o escuela, me siento aliviada”

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A primera vista, te alegras por el reencuentro, pero en realidad estás ocultando tu ansiedad. Realizar las cosas más básicas por él, como lavar la ropa, ordenar la habitación, elegir fechas y horas para entrevistas de trabajo.

Esto puede provocar confrontaciones o una dependencia desmedida.

Las madres que se identifican con uno o dos puntos de este artículo se encuentran dentro de la norma. Si hay más, vale la pena reflexionar. La ansiedad de los padres tiene un efecto directo sobre el grado de vulnerabilidad del niño.

Durante mucho tiempo, lo acompañarán miedos por el futuro y otro tipo de problemas psicológicos. A su vez, esto condena a una persona, impidiéndole avanzar en la vida.

No hace falta proteger a los niños de todo en este mundo. El apoyo, dentro de unos límites razonables, será mucho más productivo. De esta manera, ellos se dan cuenta de que el mundo no es peligroso, sino que podrán enfrentarlo con seguridad en sí mismos.

Con información de Genial.Guru