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Vida y muerte de Pablo Escobar

¿Es la devoción a Escobar un logro del manejo que hizo este capo en vida de su imagen pública?

Hablar de Pablo Emilio Escobar Gaviria es hablar de un episodio muy oscuro en la historia moderna de Colombia.

Considerado el arquetipo por excelencia de un capo de la droga, Pablo Escobar dejó escrito su legado con letras de sangre.

Primeros pasos

El jefe del Cártel de Medellín nació en Rionegro, Antioquia, el 1 de diciembre de 1949.

Su padre era un administrador de fincas y su madre maestra del pueblo, por lo que si bien Pablo no creció en medio de lujos, tampoco lo hizo en medio de una brutal pobreza.

Sus primeros pasos en el hampa los dio como ladrón de coches, más grande realizó pequeños contrabandos bajo las órdenes de Alfredo Gómez López, El Padrino, hasta que, finalmente se acercó al tráfico de la marihuana y la cocaína.

Aunque muchos no lo saben, el narco más famoso del mundo, era una joven inteligente y perspicaz. Su madre, Hermilda de los Dolores Gaviria Berrío, detectó estas cualidades en Pablo desde que era muy pequeño.

Sin embargo, aunque fue admitido en la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma Latinoamericana de Medellín, donde estudiaban varios de sus familiares, entre ellos José Obdulio Gaviria, un importante político colombiano, Pablo lo dejó todo por seguir el camino de la delincuencia.

Familia de buen nombre

La familia de Gaviria contaba con buena reputación en Antioquia, entre sus antepasados figuraron personalidades de la talla de Isabel Gaviria Duque, primera dama de Colombia, esposa del presidente Carlos E. Restrepo entre los años 1910 y 1914.

Cabe destacar que el padrino de bautismo de Pablo Escobar fue el reconocido diplomático e intelectual colombiano Joaquín Vallejo Arbeláez, por lo que su discurso de conocimiento de los males de la pobreza sólo fue una excusa para justificar su labor criminal.

Colombia se escribía con sangre

Con paso lento pero inexorable, Escobar Gaviria, se fue haciendo de un nombre en el mundo del hampa a base de sangre y fuego.

Su entrada a los grandes negocios de la droga se dio en la década de 1970 cuando se asoció con Gonzalo Rodríguez Gacha alias El Mexicano, Carlos Lehder, Jorge Luis Ochoa y los hermanos Fabio y Juan David, con los que fundó el temido y legendario Cártel de Medellín.

“Masacre en Colombia” de Fernando Botero (Museo de Antioquía)

A partir de entonces, y hasta su muerte acontecida en el año de 1993, las calles colombianas se vieron envueltas en una estela de dolor y sangre. Cientos de jóvenes sicarios obedecían ciegamente al jefe del Cártel de Medellín, haciendo que sus deseos fueran ley a cualquier precio.

Pablo, la realidad del mito

Ríos de tinta se han escrito acerca de este oscuro personaje. Desde sus obras de caridad en los barrios más marginados del país cafetalero, hasta la forma cruel y sanguinaria con la que se desenvolvió para posicionar su imperio.

Por un lado, Escobar se mostraba como un benefactor, como un padrino benevolente que financiaba diversos planes de desarrollo para los suburbios de Medellín. Llevó a cabo un proyecto denominado Medellín sin Tugurios o barrio de Pablo Escobar, que era un conjunto de 780 viviendas para la gente de bajos recursos. Además de hacer donaciones para diversa causas, construyó 60 campos de futbol con la intención de que los niños se alejaran del camino de la delincuencia.

Gracias a este manejo de su imagen, consiguió el beneplácito del pueblo y pudo conseguir un escaño en el senado de Colombia por el movimiento Alternativa Liberal.

Tan grande era su prestigio que fue invitado por un importante empresario a la toma de posesión de Felipe González en 1982. Pero tan solo era una fachada, detrás de este hombre generoso que decía ser se encontraba un hombre sanguinario, dispuesto a sobornar o matar a todo aquel que se interpusiera en su camino.

“Plata o plomo” era la ley de Escobar.

Poder y gloria

Pablo logró reunir una fortuna que lo llevó a ser considerado, por Forbes, como el séptimo hombre más rico del mundo. La máxima expresión de su riqueza fue la Hacienda Nápoles, un lugar lleno de lujos que rayaba en lo absurdo. En ella había desde animales exóticos hasta carros lujosos y avionetas, todo logrado a base de sobornos, cocaína y balazos.

Escobar era dueño de numerosos predios, casas, edificios… Era tan grande su fortuna que es difícil saber el total de bienes que poseía.

Para salvaguardar su integridad, tenía a su disposición una pléyade de jóvenes sicarios dispuestos a dar su vida por él. En 1981, creó el grupo paramilitar Muerte a Secuestradores, para salvaguardar sus negocios, esquema que posteriormente copiaron otros Cárteles, incluidos los mexicanos.

Una sangrienta caída

Toda parecía indicar que el poder de Escobar no tenía límite, pero en 1982, el diario El Espectador publicó diversas notas escritas por Guillermo Cano Isaza, director del periódico, que ventilaban la fachada detrás del hombre al que todos tenían por filántropo y honorable. Ante estas acusaciones, el Congreso suprimió su fuero y le abrió una serie de investigaciones para comprobar el origen de su inmensa riqueza.

El 30 de abril de 1984 fue asesinado el Ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla, por órdenes de Escobar, ya que él sí pudo comprobar sus nexos con el narcotráfico. Esto desató un periodo amargo que se conoció como Narcoterrorismo que llenó, literalmente, de terror y balas a Colombia.

Secuestros de políticos y de importantes mafiosos, atentados terroristas hasta Hungría, bombazos en centros comerciales y aviones… de todo hizo Pablo para no perder su poder y ser extraditado a Estados Unidos. Incluso llegó a ingresar voluntariamente a la cárcel.

Aún encerrado, Pablo daba muestras de su poder al ampliar la cárcel donde estaba y modificarla de tal manera que se le conoció como La Catedral. Argumentando que la seguridad en esa cárcel no era la adecuada para él, Escobar huyó y se convirtió en el fugitivo número uno de Colombia.

“La muerte de Pablo Escobar” de Fernando Botero (Museo de Antioquía)

El  2 de diciembre de 1993, a los 44 años, Pablo Escobar fue abatido por quince policías del Bloque de Búsqueda en el tejado de su casa del barrio de América en Medellín mientras intentaba huir. Esta escena quedó inmortalizada en un cuadro del reconocido pintor colombiano Fernando Botero.

Su captura se debió a la que tal vez fue su única debilidad: su familia.

Nace una negra leyenda

Acontecida la muerte de Escobar, diversos rumores se esparcieron sobre su deceso. Su familia decía que se había suicidado y otros más dijeron que logró escapar y vivir en el extranjero. Lo cierto es que a su funeral acudieron miles de personas que lo veían con la imagen que supo vender a mucha gente: la de un filántropo.

Naturalmente, para el Gobierno de Colombia esto fue un gran triunfo y el principio del fin de la lucha contra el narcotráfico, algo que estaba muy lejos de suceder.

Al paso del tiempo, el pueblo convirtió a Pablo Escobar en una especie de santo. Es tal la idolatría hacia su persona que hoy en día su fotos se venden al lado de personajes como el Che Guevara o el papa Juan Pablo II.

Su tumba es un sitio de peregrinaje donde, cada año, miles de visitantes y admiradores le depositan flores. Libros, series, películas, todo lo que lleve el nombre de Pablo Escobar augura un gran éxito, algo paradójico si se tiene en cuenta que fue el responsable de la muerte de cientos de personas.

¿Por qué es tan atractiva para ciertos jóvenes la imagen de Escobar?

Tal vez el origen de su devoción consiste en que fue visto como uno más del pueblo que pudo salir de la pobreza y obtener (de la manera más violenta) todo lo que los ricos poseen: carros, dinero y poder.

Desgraciadamente, para muchos chicos a los que el sistema ha fallado (y viven en la marginación), Escobar se ha vuelto un ejemplo y están dispuestos a hacer lo que sea con tal de obtener aquello que, de otra manera, no lo lograrían… aunque solo sea por unos instantes.

¿Es la devoción a Escobar un logro del manejo que hizo este capo en vida de su imagen pública?, ¿o es el síntoma de un sistema que no permite que los millones de niños marginados puedan aspirar a obtener los lujos que disfruta el 1% más rico de la población mundial?

Con información de: Biografía y Vidas

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