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Transporte en rosa: seguridad y promesas

La madrugada del 2 de mayo, una joven solicitó el servicio de Uber en Ciudad de México. Después de una noche de fiesta, salió de un bar de la colonia Condesa y abordó el vehículo que la aplicación envió hacia el punto donde se encontraba. El conductor abusó de ella, detuvo el coche para hacerlo, después continuó con el recorrido y, al llegar al destino programado, la echó del coche, se quedó con el bolso y se dio a la fuga. Presuntamente aprovechó que la pasajera había ingerido bebidas alcohólicas y se quedó dormida.

¿Qué tiene que ver Uber con el caso de la joven violada a principios de mayo? Nada

I. Uber y las promesas de seguridad

La madrugada del 2 de mayo, una joven solicitó el servicio de Uber en Ciudad de México. Después de una noche de fiesta, salió de un bar de la colonia Condesa y abordó el vehículo que la aplicación envió hacia el punto donde se encontraba. El conductor abusó de ella, detuvo el coche para hacerlo, después continuó con el recorrido y, al llegar al destino programado, la echó del coche, se quedó con el bolso y se dio a la fuga. Presuntamente aprovechó que la pasajera había ingerido bebidas alcohólicas y se quedó dormida.

La víctima denunció los hechos a la Fiscalía en Atención de Delitos Sexuales después de que hablara del incidente con su hermana. Tras imponer la denuncia, la identificación de atacante fue relativamente sencilla (el servicio facilita los datos del chofer a los usuarios).

El 11 de mayo, un juez penal dio auto de formal prisión al chofer de Uber. De acuerdo con la empresa, hay varios protocolos de seguridad ya que afirman ser una plataforma segura para usuarios y choferes. Si uno ingresa al portal de Uber México puede leerse que los requisitos para ser chofer (o como ellos lo llaman, socio) son numerosos. Primero tienen que realizar exámenes psicológicos, psicométricos, toxicológicos y de conocimiento de la ciudad (que todos deben aprobar), además de una carta de no antecedentes penales federal.

Uber también tiene disponible en su sitio varios materiales interesantes para mirar de cerca este caso. Entre ellos está el código de ética de normas para usuarios y socios, donde se lee lo siguiente:

“Uber tiene una política de cero tolerancia respecto a todas las formas de discriminación, agresión o abuso.

Alguien que pida o tome parte de conductas sexuales mientras use Uber puede perder futuro acceso a la plataforma. No se tolerará la violencia.”

[…]

“Uber aplica estrictas pautas de seguridad para garantizar que tus viajes sean cómodos y seguros. No toleraremos conductas poco profesionales de los conductores, como contacto físico indebido o agresión verbal.”

[…]

“En los casos cuando la fuerza del orden público nos presenta alguna notificación de acción legal válida, nosotros proporcionamos datos útiles para ayudar con sus investigaciones.”

Y de nuevo la pregunta, ¿qué tiene que ver Uber con este caso? Nada (para bien y para mal).

II. Deslinde de Uber

En el Twitter oficial de Uber México (@Uber_Mex) no hay ni un posicionamiento al respecto. Hay un desplegado sobre lo segura que es la plataforma publicado el 12 de mayo, un día después de que el chofer de Uber mencionado anteriormente fuera detenido y consignado ante un juez. El dramaturgo norteamericano David Ives afirmaba que “todo está en el timming”, y sí.

Si bien este caso de violación adentro de un Uber no generaliza ni que Uber sea peligroso ni que sus choferes sean violadores, deja claro que los mecanismos de responsabilidad ante estos incidentes son deficientes. Ahora en Estados Unidos ya es legal demandar a Uber por violaciones de conductores (fuente: Consumerist).

An Uber ride in Bogotá, Colombia. Visible on the dashboard is a phone running the Uber app (Wikipedia/ Alexander Torrenegra, CC BY 2.0)

El problema hasta hace poco era siempre la escasa responsabilidad de la empresa ante los incidentes ocurridos con los conductores pues, por el modelo de negocio, no son estrictamente empleados. Los choferes son contratistas independientes, entonces si ocurre un incidente con éstos es fácil que Uber se deslinde de la seguridad de los pasajeros, alegando que no son parte de la empresa, sino externos que se asocian con ella. Este loop legal permite que la empresa no asuma responsabilidad por lo que ocurre en sus viajes. En México, si pasa algo dentro de Uber, no es responsabilidad de la empresa.

Hace unos meses, mediante una base de datos que recopila los comentarios de Atención al Cliente, Buzzfeed News encontró que entre 2012 y 2015 había 5,800 resultados para “rape” (“violación”) y 6, 160 para “sexual assault” (“agresión sexual”). Ante este escándalo, Uber emitió un comunicado donde aclaraba que las cifras eran mucho menos. Sólo tenían 5 denuncias de violación y menos de 170 reportes de agresión sexual a bordo de sus autos y que si el sistema había arrojado tantos reportes era porque el algoritmo de búsqueda no era tan preciso y podría confundir frases complejas o errores de dedo comunes. Independientemente de este escándalo por los reportes, Uber tendría que tener mecanismos mucho más eficientes para el reporte de abusos graves. No es lo mismo olvidar un suéter o un celular dentro de un auto, que sufrir una agresión tipificada como delito.

III. Acoso e inseguridad generalizada

El caso del 2 de mayo a bordo de un Uber hace que reflexionemos sobre la seguridad en el transporte. De nuevo, no es que Uber sea inseguro, no hay forma de afirmar eso tras un caso de agresión sexual. El problema es mucho más grande que un escándalo de inseguridad. El problema es definitivamente cultural.

Michel Pelletz, un ex trabajador de Uber creó un alternativa más segura que Uber, Charriot for Women. Pelletz es un ex chofer de Uber que tras una noche en la cual se enfrentó con un pasajero borracho, pensó en cómo la situación hubiera sido distinta si él hubiera sido mujer, así que desarrolló un servicio con mayores garantías de seguridad. Por ahora, Charriot for Women es una plataforma exclusivamente para Boston, donde se dará servicio sólo a mujeres y varones menores de 13 años. Todos los vehículos serán conducidos por mujeres y contará con un servicio de palabra clave, a modo de contraseña, que deberán mencionar conductor y pasajero al inicio del viaje. Otro rasgo interesante de Charriot es que el 2% de cada pago se donará directamente a organizaciones enfocadas hacia las mujeres.

Aclaro, esto no es un anuncio. Me reúso a pensar que Charriot es una opción viable. Charriot se refiere a una carroza. Las mujeres no somos princesas, necesitamos transporte seguro y punto. Actualmente la Ciudad de México tiene transporte especial para las mujeres, como los taxis para mujeres o las secciones especiales del metro y el metrobús que separan niños y mujeres de hombres. Esta medida se lleva a cabo porque no podemos convivir juntos hombres y mujeres sin que ocurran agresiones sexuales.

Estoy cansada de abordar vehículos o secciones de vehículos color rosa a cambio de la promesa de que no me agredan. El problema no es Uber, ni Charriot, ni los taxis rosas. El problema es que la movilidad segura no es una garantía cuando se es mujer. El caso de la joven violada a bordo de un Uber resuena porque confronta la promesa de seguridad de la empresa. Ése es justamente el problema. La seguridad tiene que ser una garantía, no una promesa.

(AP Photo/Marco Ugarte)

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