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Telescopio James Webb: Al infinito y más allá para entender el origen de las primeras galaxias

El telescopio James Webb es el sucesor del Hubble y buscará responder a una de las preguntas más antiguas: ¿de dónde venimos?

El observatorio mejor conocido como el Telescopio Espacial James Webb fue lanzado al espacio el 25 de diciembre. Si todo funciona como lo espera la NASA, será todo un hito para la humanidad. ¿El motivo? Busca que el sucesor del Hubble descubra el origen del universo, las primeras galaxias y encuentre planetas distantes.

El sucesor del Hubble

Tras 15 años de desarrollo y varios retrasos, el telescopio James Webb voló fuera de la órbita terrestre para empezar su ambiciosa misión: contarnos sobre los albores del universo y lo que había antes de que las primeras estrellas nacieran.

El telescopio, que realmente es un observatorio, partió del puerto espacial de Kourov, en la Guyana Francesa. La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) contuvo el aliento hasta que el lanzamiento del sucesor del Hubble fue todo un éxito.

El lanzamiento se realizó en la Guyana Francesa | Foto: NASA

Como recordarán, el telescopio Hubble funcionó como nuestros ojos en el espacio, desde que fue puesto en órbita el 24 de abril de 1990. Por más de 31 años ha dado vueltas alrededor de la Tierra para mostrarnos lo que hay más allá de nuestra galaxia.

Sin embargo, las fallas que ha presentado durante el siglo XXI pusieron en perspectiva la necesidad de contar con un telescopio más poderoso, cuya tecnología le permitiera llegar hasta donde no pudo el Hubble.

El telescopio Hubble fue diseñado para ser sensible a la luz predominantemente en longitudes de onda ópticas o visibles. Ese es el mismo tipo de luz que detectamos con nuestros ojos. El James Webb buscará captar la región infrarroja del espectro. 

La luz de las estrellas distantes se estira por la expansión del Universo y se desplaza hacia la región infrarroja del espectro. Lo llamamos corrimiento al rojo. El factor limitante que tenemos con el Hubble, por ejemplo, es que no llega lo suficientemente lejos en el infrarrojo para detectar la señal de luz estelar que queremos. Tampoco es un telescopio particularmente grande. Ha sido una instalación pionera, seguro. Imágenes asombrosas. Pero el diámetro de su espejo es de solo 2.4 metros y la potencia de un telescopio a escala con el cuadrado del diámetro del espejo. Y ahí es donde entra el telescopio James Webb“, explicó London Richard Ellis, astrónomo del University College de Londres, a la BBC.

Foto: NASA

Es decir, el telescopio espacial James Webb tiene la capacidad para poder captar las longitudes de onda de la región infrarroja de la luz, que son invisibles para el ojos humanos, pero que permiten detectar el brillo de los objetos más distantes del universo.

Para lograr esto, el James Webb —llamado así en honor a uno de los arquitectos de la misión Apolo de la NASA— cuenta con un espejo que permitirá que veamos al espacio y al universo como antes.

Un espejo al pasado… y al futuro

El costo de 10 mil millones de dólares del telescopio James Webb (con inversión de la Agencia Espacial Europea, la Agencia Espacial de Canadá y la NASA) lo podemos entender cuando profundizamos en sus objetivos y en la avanzada tecnología utilizada en para la construcción de sus espejos.

Porque, a diferencia del Hubble, este telescopio no orbitará la Tierra, sino el Sol. Es decir, a 1.5 millones de kilómetros de distancia de nuestro planeta. Por ello, cuenta con una capa protectora contra la luz y el calor del Sol.

Horas antes del lanzamiento del telescopio James Webb | Foto: NASA

Y está el espejo —seis veces más grande que el del Hubble—, diseñado para captar las longitudes de onda del infrarrojo. Está construido con paneles hechos a base de berilio, cubiertos con una fina capa de oro (de apenas unos cientos de átomos de espesor), creando así reflectores casi perfectos para el corrimiento al rojo. Además, está preparado para resistir altas temperaturas y mantenerse frío.

“Parte del hardware clave incluye 140 mecanismos de liberación, alrededor de 70 conjuntos de bisagras, ocho motores de despliegue; tenemos cojinetes, resortes, engranajes; se necesitan alrededor de 400 poleas y 90 cables, por un total de 400 m”, dice sobre el espejo Krystal Puga del fabricante aeroespacial Northrop Grumman, que ayudó a la construcción del telescopio, a la BBC.

El acomodo de los paneles que conforman el espejo principal permitirán captar imágenes del espacio, pero también la luz de, por ejemplo, galaxias recónditas. Esta luz será enviada a un espectrógrafo que revelará la química, temperatura, densidad y velocidad del objeto de estudio. Además, permitirá recrear las imágenes en 3D.

Fue precisamente para asegurarse que todo tuviera un funcionamiento óptimo lo que causó las postergaciones del lanzamiento del telescopio James Webb. Quería evitar que ocurriera lo que pasó con el Hubble, que requirió mantenimiento y reparaciones cuando ya estaba en órbita… algo que no podrá ocurrir con el James Webb ya que estará demasiado lejos para ello.

El telescopio tendrá un suministro de combustible que debería mantenerlo estable en órbita durante 10 años. No está completamente descartado que su tanque de combustible pueda ser llenado por una nave robótica en algún momento en el futuro, pero esta opción no está contemplada en el plan actual.

La misión principal del telescopio es encontrar, gracias a la capacidad de captar el corrimiento al rojo, pistas sobre el origen de todo. Es decir, del primer átomo de carbono que fue la semilla fundadora del universo. El origen del Big Bang. Para ello, los espejos podrán buscar y captar la luz de las primeras galaxias que se formaron hace miles de millones de años. En otras palabras, es una especie de maquina del tiempo: buscará en el pasado para entender el presente y así comprender el futuro.

Al infinito y más allá

Así lucirá el telescopio espacial James Webb en el espacio | Foto: Northrop Grumman

El telescopio James Webb empezará sus funciones científicas tras seis meses en el espacio. Entre esas fases, está el despliegue de los paneles que conforman el espejo y que tendrá a más de un ingeniero conteniendo el aliento. Una vez que todos su sistemas estén listos, empezará a buscar los rastros de luz de las galaxias primitivas a 13.5 mil millones de años luz de distancia.

En otras palabras, buscará la respuesta a preguntas que la humanidad se ha hecho por cientos de siglos: ¿de dónde venimos? ¿Cuál es nuestro lugar en el universo? ¿Qué hay más allá de nuestra galaxia? Si todo sale como lo tiene previsto la NASA, tal vez muy pronto nos acerquemos a más indicios. 

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