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Los sitios arqueológicos de Veracruz que tienes que conocer

¡Veracruz se antoja! Para visitar sus maravillosas zonas arqueológicas que guardan un gran acervo cultural mexicano y que sin duda tienes que conocer

La riqueza cultural de Veracruz es invaluable. Es uno de los estados de México que destaca por su patrimonio arqueológico, arquitectónico, gastronómico, por sus costumbres y por sus tradiciones.

Veracruz tiene 10 hermosas zonas arqueológicas, que debes conocer; así que prepara tus maletas y lánzate a visitarlas, con tu familia o tus amigos.

A continuación, te enlistamos las 10 zonas arqueológicas de Veracruz.

1. Quiahuiztlán

Quiahuiztlán es una zona arqueológica y antigua ciudad totonaca de Veracruz. El origen de su nombre proviene del náhuatl que significa “El lugar de la lluvia”.

Zona arqueológica Quiahuiztlán. (Twitter: @VeracruzTurismo, archivo)

La zona arqueológica de Quiahuiztlán se ubica en el municipio de Actopan, en el cerro de los Metates o cerro Bernal, cerca del pueblo costero de Villa Rica.

Esta zona tuvo tres funciones:

  • Ciudad
  • Cementerio 
  • Fortaleza

2. Cempoala

La zona arqueológica de Cempoala se localiza en el municipio de Úrsulo Galván. En náhuatl, su nombre significa “Lugar de veinte”, posiblemente por las actividades comerciales que ahí se hacían cada 20 días o a los 20 poblados que integraron el señorío dominado por esta ciudad.

Zona arqueológica Cempoala. (Twitter: @VeracruzTurismo, archivo)

El origen de Cempoala se ubica hacia el año 1200 d.C. Sus actividades primordiales giraban en torno a la agricultura, la recolección, la caza y la pesca en los afluentes del río Actopan.

Cempoala tienen un territorio mayor a las 40 hectáreas. Ahí hay un sistema de murallas, la más grande llega a medir 75 mil metros cuadrados.

Esta zona arqueológica fue uno de los asentamientos totonacos más importantes durante el Posclásico (1200-1521 d.C.), que funcionó como centro político, administrativo y religioso, con una población de 30 mil personas.

3. Cuajilote

Cuajilote o Filobobos, como también se conoce, es otra de las zonas arqueológicas de Veracruz, que se ubica en el municipio de Atzalan.

Zona arqueológica Cuajilote. (Instagram: @bluelitex, archivo)

Los antecedentes historiográficos de Filobobos se remontan al Siglo XVI, según datos primarios manifestados en el Códice Mendocino Matrícula de Tributos, en los cuales se puede ver que la región se incluía dentro del centro receptor de productos tributarios que el imperio azteca impuso a la provincia de Tlapacoyan.

En Cuajilote hay cédulas temáticas, señalización interna y externa, dos puentes de comunicación para circuito peatonal sobre los ríos Bobos y Alcececa, en tramos de aproximadamente 60 metros.

De este lugar también puedes acceder a nuestra siguiente zona arqueológica: Vega de la Peña.

4. Vega de la Peña

La zona arqueológica de Vega de la Peña está muy cerca de Cuajilote, en Atzalan, Veracruz.

A Vega de la Peña puedes llegar desde Cuajilote haciendo una caminata de 2.5 kilómetros.

Este sitio, al igual que Cuajilote, debe entenderse en el contexto de la subcuenca del río Bobos, en la posición central de Veracruz. Esta región fue receptora y redistribuidora comercial, aprovechando la red de comunicaciones. Posteriormente, la red fue ampliamente aprovechada por los mexicas en su expansión hacia el Golfo, convirtiendo a los asentamientos del valle de tributarios de la triple alianza.

El grupo social que se desarrolló en esta zona muestra rasgos multiculturales de los mayas, los olmecas, los huastecos, los totonacos y los toltecas.

5. Tres Zapotes

Tres Zapotes es un sitio arqueológico de Mesoamérica situado en las tierras bajas del Golfo de México en la llanura del río Papaloapan, en el municipio veracruzano de Santiago Tuxtla.

Cabeza olmeca de Tres Zapotes. (veracruz.mx)

Este sitio arqueológico es considerado como uno de los más importantes en la llanura costera del Golfo de México.

Es uno de los pocos sitios testigos de la transición entre la cultura olmeca y la cultura clásica de Veracruz.

Los olmecas dejaron constancia de su acontecer histórico, por ejemplo, sus esculturas entre las que destacan las cabezas colosales talladas en piedra volcánica que obtenían de la sierra de los Tuxtlas, lugar donde se les daba la primera forma para después trasportarlas a su destino final, donde se esculpían las facciones del rostro y los elementos del casco.

(Noticieros Televisa)

6. Cuyuxquihui

La zona arqueológica de Cuyuxquihui se localiza en el municipio de Papantla. Tiene 30 hectáreas de construcciones prehispánicas y bosques. Ahí se encuentra una fortaleza militar y un centro ceremonial, además de terrazas, escalinatas y juegos de pelota.

Este asentamiento da la impresión de ser una fortificación por los muros de contención que corren a lo largo de la explanada principal. La altura la hace relativamente inaccesible, así como un acantilado que la limita.

El nombre de Cuyuxquihui proviene de la lengua totonaca que significa “Árbol de armadillo”, en alusión a un árbol que florece en las montañas inmediatas y cuya corteza es similar al caparazón de este animal.

7. El Tajín

El Tajín es la ciudad prehispánica Mesoamericana más importante de la costa norte de Veracruz. Igual que Cuyuxquihui, se ubica en Papantla.

El Festival Cumbre Tajín fortalece la cultura totonaca. (Cuartoscuro, archivo)

Tajín es una palabra de origen totonaca que significa Ciudad del Trueno. No es posible afirmar que este fuera su nombre original ni tampoco que los ancestros de quienes viven actualmente en la región hubieran sido los constructores de la antigua ciudad prehispánica. Sin embargo, la permanencia de este grupo étnico en las ruinas, durante siglos, originó una relación psicosocial y cultural con el sitio arqueológico que difícilmente puede negarse.

La arquitectura de El Tajín se distingue por el hábil manejo de un elemento conocido como nicho, que se encuentra de muchas maneras en los edificios de la zona.

El Tajín es famoso por la Cumbre Tajín que se realiza año con año y que es el principal punto de encuentro para el diálogo entre las identidades. Es también la fecha turística central de la región norte de Veracruz y un modelo ejemplar de salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de México.

8. Castillo de Teayo

El Castillo de Teayo se localiza en el municipio homónimo Castillo de Teayo. Es un yacimiento arqueológico prehispánico de Mesoamérica correspondiente a la cultura huasteca.

Pirámide de Castillo de Teayo. (Twitter: @VeracruzTurismo, archivo)

Teayo proviene del náhuatl que significa “Tortuga sobre piedra”, que antiguamente se llamó “Tzapotlan”.

La pirámide del Castillo de Teayo es una construcción prehispánica de origen tolteca. Se ubica en la plaza principal y está formada por un basamento y vestigios de un santuario en la parte superior.

Las características arquitectónicas y estilísticas que presenta la pirámide revelan la influencia de la cultura huasteca y mexica, en el Siglo XV.

9. San Lorenzo Tenochtitlan

El sitio arqueológico de San Lorenzo Tenochtitlan se ubica en el municipio de Texistepec y es considerado la capital regional de los olmecas, que ocupa las tierras más altas de la región.

San Lorenzo fue una sociedad bien integrada y estructurada jerárquicamente. El éxito de su integración y su desarrollo se debió a las estrategias adoptivas que utilizaron para explotar eficientemente su entorno y aprovechar su posición geográfica estratégica.

En el territorio de San Lorenzo se encontraron la mayoría de las cabezas colosales hasta ahora descubiertas y esculturas zoomorfas de origen Olmeca, así como también la primera obra monumental del México prehispánico, una enorme plataforma de tierra y capas de barro.

10. Las Higueras

El museo y la zona arqueológica se localiza en la congregación de Las Higueras, municipio de Vega de Alatorre, en los márgenes del río Colipa.

La zona de Las Higueras nació tras la desaparición del viejo pueblo de Yetlacalco, que en náhuatl significa “En las galeras del tabacal”.

El hallazgo de Las Higueras es particularmente importante ya que permiten conocer, gracias a las 19 capas de pinturas, una larga secuencia evolutiva que se piensa cubre la fase del esplendor surgido en el Posclásico.

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