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Gente que vive del miedo ajeno

Sandra Becerril, José Antonio Badía y los realizadores de la Ouija, entrevistados.

En un mundo que gira alrededor del capitalismo no es de extrañar que incluso los sentimientos se puedan comercializar. En ese aspecto, uno de los más rentables es el miedo. Bien llevada, esta sensación, a la que generalmente vemos con recelo y cautela, es capaz de generar una industria bastante redituable.

Para comprobarlo, entrevistamos a una guionista, a los responsables de fabricar Ouijas en México y a unos podcasteros, quienes lograron hacer de su pasión por el miedo un negocio.

1. Sandra Becerril: La niña que quería asustar a los demás

¿Dónde comienza la fascinación por el miedo? ¿En qué momento esa sensación tan intensa y a la que todos le huimos termina por seducirnos y volverse parte de nuestro estilo de vida?

Sandra Becerril lo tiene claro, sus primeros miedos provenían de sus propios juguetes.

Había una muñeca que rezaba y me daba pavor escucharla, se me hacia muy ‘creepy’ porque de pronto se prendía en las noches, se le iba la pila y me daba muchísimo miedo. La escondía en el baño y cerraba la puerta en la noche. Ese es mi primer recuerdo que tengo del terror”.

“Y las ratas, cuando teníamos cinco años nos mudamos a una casa muy grande pero en obra negra donde había una cantidad increíble de ratas y yo no puedo con eso”.

Esa niña ahora es una prolífica escritora, guionista y directora mexicana, que se ha especializado en el terror, a quien le brillan los ojos cuando habla de su pasión por asustar a los demás.

(facebook.com/pg/sandrabecerrilescritora).

Cuando estaba chiquita, en esta misma casa de las ratas, pasaban cosas. Mis amigos dejaron de ir porque a uno lo asustaron en el baño, a otro en la cocina, era una cosa terrible. Ya que nos habíamos ido de la casa, que estaba muy cerca del convento de Culhuacán, mi hermana investigó y descubrió que un asesino serial había matado a muchos niños ahí”.

“No sé si en realidad pasaban cosas o no, pero a mí me gustaba creer que sí. Me daba terror, pero era un terror muy morboso que me hacía decir ‘yo quiero asustar así a la gente para quitarles el sueño’”.

Y así fue. Aunque probó suerte con la psicología y actuación, y terminó estudiando fotoperiodismo, sus primeros artículos siempre tenían que ver con el terror. Entonces tomó la decisión de dedicarse a escribir al cien por ciento.

Sandra es autora de novelas como El nombre de las nubes, Ámame más, ¿A quién estás pensando en matar?, Desde tu infierno, Antes de mi, después y de los bestsellers Valle de Fuego y Tu cadáver en la nieve.

También ha escrito más sesenta y cinco guiones de series televisivas y largometrajes, muchos de los cuales han sido premiados en festivales.

Destaca su participación como parte de los guionistas de la antología Nightmare Cinema, donde participaron directores de la talla de Alejandro Brugués, Joe Dante, Mick Garris, Ryūhei Kitamura y David Slade, a quienes admiraba desde pequeña.

Con un curriculum así, le preguntamos a Sandra si en México se puede vivir del miedo.

Sí, porque el público es muy fiel, si a alguien le gusta ver películas de terror o leer libros del género, lo va a seguir haciendo. El miedo es un arte, y se puede vivir del arte”.

Sin embargo, conseguirlo no es tan fácil. Sandra menciona que aunque en México hay historias muy buenas, la gran mayoría no llegan a filmarse.

Es muy difícil llegar al público. Imagínate, hay cien guiones, de esos cien guiones se filma uno, y ese uno quién sabe si llegue a la pantalla; y si lo hace, la gente no lo ve porque prefiere ver los blockbusters de Estados Unidos”.

Además están los recortes gubernamentales en los sectores culturales del actual gobierno, que tampoco han favorecido a la industria.

Los festivales son bien importantes para ver trabajos independientes, son la ventana para exponer los trabajos del género, pero como no tuvieron apoyo, este año muchos no salieron”.

Sandra afirma que hay muchas personas que desean escribir guiones y/o hacer películas de terror, pero pocos realmente se preparan para hacerlo, pues no basta con contar la historia que les pasó de niños, o con meter jump scares en la historia; se necesita estudiar, aprender los fundamentos para contar una historia, y por supuesto, que verdaderamente les guste el género.

Hay directores de terror a los que no les gusta el terror y lo hacen por vender, se nota en sus trabajos”.

Finalmente le preguntamos cómo le hace para convivir con las historias de terror que habitan su cabeza.

Desde mi punto de vista, todos somos personajes, todos, la gente tiene algo interesante. Todo te inspira”.

“Mi hijo es el que me ayuda a salirme de todo eso, porque cuando no estoy con él todo el tiempo estoy pensando en la historia que estoy escribiendo”.

2. La Ouija, un juguete “maldito” que se vende muy bien

Por contradictorio que parezca, otra de las industrias que se ha visto beneficiada -aunque sea de forma indirecta- por el miedo, es la de los juguetes. Y es que uno de los instrumentos más famosos del ocultismo para entrar en contacto con seres del más allá, curiosamente, se vende como un juego de mesa.

Un poco de historia

Aunque la tabla Ouija es una figura universalmente reconocida, dar con su origen preciso no es tan sencillo.

En diversas culturas antiguas podemos encontrar rituales y métodos para establecer una conexión con el más allá. De forma más reciente, están las sesiones espiritistas que, provenientes de Europa, se pusieron de moda en Estados Unidos a finales del siglo XIX.

Comunicarse con los muertos era común, no era visto como algo extraño o bizarro. Es difícil imaginar que hoy, vemos eso y pensamos “¿por qué están abriendo las puertas del infierno?”, refiere Robert Murch, historiador que desde 1992 estudia el origen de la Ouija.

Fue en esa época cuando el masón y veterano de la Guerra de Secesión, Elijah Jefferson Bond, vio una oportunidad de negocio y solicitó la patente para un juguete mágico al que llamó “Ouija, la maravillosa tabla que habla”.

La primera tabla Ouija (Wikimedia Commons).

Para conseguir la patente tenía que demostrar que la tabla en verdad funcionaba, para ello, la hizo deletrear el nombre del encargado de dar las patentes (que por cierto, desconocía). Si lo conseguían, obtendrían el documento. Así, en 1890 le fue expedida la licencia donde él aparecía como su inventor, mientras que Theresa Maupin y Charles W. Kennard como titulares.

Nunca ha quedado claro si la tabla realmente fue un invento de Bond o los Kennard, o si únicamente patentaron una de las planchettes o tablas parlantes que circulaban por Europa y Estados Unidos para comunicarse con los espíritus. Lo cierto es que la empresa Kennard Novelty, comenzó a elaborar estas tablas con gran éxito (cada una se vendía en 1.50 dólares).

Para 1967, la patente fue vendida a Parker Brothers. Ese año la Ouija vendió dos millones tablas, superando al juego de mesa Monopoly.

(AP Photo)

Poco a poco comenzaron a surgir reportes de crímenes y muertes relacionadas con el uso de este juguete, cuya mala fama alcanzó su punto cúspide luego del estreno de El Exorcista, en 1973, y la mala propaganda de grupos extremistas religiosos.

Ouijas en México

México no quedó exento de la euforia por la Ouija. De hecho, entre los años ochenta y noventa era común toparse con estas tablas en negocios como jugueterías o supermercados.

Si como ya vimos, en Estados Unidos este producto fue todo un suceso en cuanto a ventas, ¿qué tan redituable ha sido en México? Para saberlo, contactamos a Juan Villanueva, director de nuevos proyectos de Novedades Montecarlo, empresa que desde principios de los años setenta ha fabricado y comercializado estas tablas en México.

Nos explicó que hacer Ouijas es bastante redituable, pues el producto no se compone de tantas piezas. Sin embargo, para obtener mejores resultados en su funcionamiento, hay varios estándares que deben cumplirse en su fabricación. Por ejemplo, el tablero y los punteros debe tener una medida determinada, por eso, para empaquetar las ouijas tuvieron que hacer cajas especiales pues no cabían las que ya tenían prefabricadas para otros juegos de mesa.

Los materiales también son importantes. En el caso del tablero, este debe ser de madera.

Algunos clientes creen que el tablero de nuestras ouijas es de cartón, pero en realidad es aglomerado de madera”

Esta Ouija tuvo tanta aceptación, que Montecarlo la exportó a otros países en la década de los setenta y ochenta.

En 1995 las cosas cambiaron con la publicación de Cañitas, un libro que se volvió best seller, donde el autor y autodenominado “cazafantasmas”, Carlos Trejo, narra una serie de eventos paranormales supuestamente reales, que fueron desatados por jugar con una Ouija.

(Twitter)

El libro le dio una imagen negativa al producto. Las ventas no solo bajaron, sino que en las tiendas, ya sea por temor o por tabú, su venta se vio restringida y las tablas fueron retiradas de los anaqueles. Desde entonces comenzaron a venderse de forma intermitente e incluso dejaron de fabricarse por más de una década.

Fue hasta el 2018 cuando Montecarlo relanzó este producto, ahora asociado a la imagen del youtuber Angel David Revilla “Dross” (que comparte videos terroríficos y extraños en la red), con un lote de lanzamiento  de 1,500 piezas que se agotó en solo seis horas.

Aunque este nuevo producto ha interesado a muchos comercios, la mayoría de los locales no quieren exhibirlo abiertamente. Por eso, la mejor forma de hacerse con la tabla es en tiendas especializadas o en línea.

En la red ya circulan leyendas alusivas a esta tabla:

 

Historias alrededor de la Ouija

En México también se han presentado eventos paranormales relacionados con la Ouija. En los años ochenta y noventa, en las oficinas de Montecarlo con frecuencia recibían llamadas de gente que les hacían preguntas extrañas sobre sus tablas, como:

Oye, compré la ouija y no deja de moverse, ¿cómo la apago?”

Otros clientes les contaban que para deshacerse de ellas las tiraban lejos de su domicilio, pero que días después estas regresaban; también había quienes escuchaban ruidos en donde guardaban las tablas.

La recomendación que entonces daban en Montecarlo, y que siguen dando, es que después de jugar es indispensable despedirse de la Ouija; y en el peor de los casos, romperla o quemarla para deshacerse de ella.

(Twitter).

3. Leyendas Legendarias: Cuando el humor y el terror van de la mano

Desde su lanzamiento el 6 de Marzo del 2019, Leyendas Legendarias se convirtió en uno de los podcasts más importantes de México, donde se unen dos universos en apariencia opuestos: la comedia y el terror.

Cada semana, José Antonio Badía y Eduardo Espinosa “Lolo”, dos comediantes y escritores de Ciudad Juárez, exploran casos de crimen real, fenómenos paranormales o eventos históricos peculiares, notorios y fantásticos, acompañados de un invitado.

¿Cómo compaginar lo terrorífico con la comedia?

José Antonio Badía y Eduardo Espinosa inicialmente trabajaron juntos en un proyecto llamado El Late Night con Badía, donde desarrollaron una dinámica muy característica. Después de algunos años decidieron incursionar en un podcast de comedia sobre temas de terror.

Para ambos, la catarsis que la risa provoca al abordar estos temas les ha permitido hacerse de un público cautivo.

El opuesto de la risa en realidad no es el llanto, el opuesto de la risa es el miedo. Por lo regular la risa indica que la amenaza ya pasó”, comentó Lolo.

En cada emisión, ni Lolo, ni el invitado, saben de qué les hablará Badía, lo que le da un toque de espontaneidad y frescura a cada episodio.

Bajo esta fórmula han abordado casos como el de las Poquianchis, el Monstruo de Ecatepec, las abducciones alienígenas, las brujas de Salem, la Mataviejitas, el asesinato de Paulette, o los Hombres de Negro.

Hasta ahora la historia que más trabajo les ha costado abordar fue la del “Exorcista de Almansa”, donde narraron cómo una mujer en España, bajo la influencia de las drogas ,decidió hacerle un exorcismo casero a su hija y terminó sacándole las entrañas.

Es algo demasiado impactante como para, primero procesarlo y después sacar comedia”, recuerda Lolo.

A veces les pasa lo contrario, por ejemplo, cuando buscaba datos sobre las Poquianchis, había partes donde Badía pensaba “nadie se va a reír de estas cosas” e incluso intentaba escribirlas de forma dramática. Para su sorpresa, fue en esos pasajes donde surgieron las mejores bromas.

Las investigaciones

La pasión de Badía por estos temas viene desde su niñez, cuando después de ver Expedientes Secretos X en televisión, colgaba en su ventana una playera con la imagen de un alien y le pedía a los extraterrestres que se lo llevaran.

Primero investigo, leo a grandes rasgos y digo ‘ok, aquí hay un buen tema, vamos a empezar’ y ya me empiezo a meter y voy recopilando todo”.

“A mí este tipo de historias se me hacen buenísimas, estos temas me fascinan desde niño y siempre le estoy platicando a todos de asesinos en serie, de fantasmas, de todas estas cosas”.

En sus investigaciones intenta darle toda la seriedad a estos temas, y confiesa, muchas veces ha dejado de lado algunos casos porque descubre que son falsos, no hay documentos que corroboren los hechos, o no son lo suficientemente interesantes como para llenar la hora que como mínimo dura cada episodio.

Otras veces, las investigaciones lo llevan a darle un nuevo enfoque a las historias, algo que lo llena de orgullo.

Una de mis favoritas fue la de Diego Santoy, porque hice planos con las versiones de los testimonios de los sobrevivientes. Es un caso irresuelto técnicamente, pues aunque hubo arrestos todo está muy raro.

Para poder llegar a ciertas conclusiones, hice un trabajo como de Sherlock Holmes de sillón. Investigué, me metí por todos lados, vi comentarios en YouTube y Reddit donde había gente diciendo ‘yo era vecino’, o ‘yo me acuerdo que en las fotos los niños estaban en tales cuartos’, entonces yo pensaba ‘ah caray, eso significa que debe haber más teorías’.

Entonces estoy súper orgulloso de cómo fui tratando el caso, porque al principio había muchísimo que destapar”

Por cierto, nunca han cortado o censurado el contenido de sus podcasts en postproducción, pues el equipo tiene la creencia de que hay que tomar responsabilidad de lo que se dice.

José Antonio Badía y Eduardo Espinosa (Instagram.com/leyendaspodcast/).

¿Se puede vivir de un podcast de terror?

Ante esta pregunta, Lolo y Badía afirman que aunque hay marcas interesadas en colaborar con un medio nuevo como son los podcasts, ponerse en contacto con ellas es complicado. De cada ochenta correos que la productora de Leyendas Legendarias manda para vender espacios publicitarios, les contestan dos o tres.

Desde el punto de vista de Lolo, la audiencia que sigue los podcast tiene un gran alcance, algo que no han sabido ver las marcas.

Y no es tanto la temática sino que no conocen el medio, no saben cómo funciona. Cuando se dan cuenta del alcance que pueden tener, descubren que les funciona bastante bien. La Ciudad de México es la metrópoli donde más se usa Spotify a nivel mundial, por lo que el mercado es muy grande”.

Por su cercanía con El Paso, Texas, Lolo y Badía llevan años escuchando podcasts estadounidenses y analizando cómo funcionan.

Yo creo que le queda un año, cuando mucho, para que explote la industria y las grandes empresas y digan ‘ok, aquí hay dinero’. En Estados Unidos hay convenciones de podcasts a las que van miles de personas. Es una industria bien regularizada y muy conocida. Nosotros vemos lo que está pasando allá y ya sabemos que eventualmente también va a explotar en México”, señaló Badía.

Además de los ingresos que obtienen por concepto de publicidad, también están las ganancias que obtienen vía Patreon, una plataforma de crowdfunding donde la gente apoya los productos que le gustan por medio de donativos mensuales a cambio de un extra, como productos especiales o contenido exclusivo.

El radio siempre fue lo natural porque es la conversación. Hacer muchas cosas mientras escuchas algo ha sido la norma por muchísimos años, la gente otra vez se está revirtiendo a esta parte de escuchar historias, de aprender cosas mientras trabajas y haces ejercicio”, concluyó Badía.

Imagen destacada: Enrique Lemus

(facebook.com/pg/leyendaspodcast).

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