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Javier, Jonathan, Miroslava…¿Quiénes son los periodistas asesinados en 2017?

Aquí te hablamos de quiénes eran los periodistas cuyas voces fueron apagadas violentamente este año.

“No bastaba con contar los muertos; había que contar sus vidas, sus sueños” Javier Valadez Cárdenas, periodista asesinado

En lo que va de este año han asesinado a 7 informadores en México. Según datos de Article 19, en México han sido asesinados 150 periodistas desde el 2000.

En la siguiente gráfica podemos ver la cantidad de periodistas asesinados por año:

Pero los periodistas no son un número más en la gráfica de la violencia del país, así como todas las víctimas de la violencia a las que les dieron voz en vida, los periodistas tuvieron un rostro y una labor, una muy importante para el país: informar.

¿Por qué es tan importante el asesinato de los periodistas?

Javier Valadez Cárdenas reportaba sobre la narcoviolencia en su región. Su voz le daba voz a todas aquellas víctimas del crimen organizado. Los reporteros y periodistas son esas personas que dedican su vida (y la arriesgan) para informar al resto de la ciudadanía sobre las cosas importantes y las que les afectan.

Tanto la violencia como la corrupción son investigadas y son hechas públicas por la labor de ese gremio que día a día hace que la ciudadanía haga valer su derecho a estar informada.

Un reportero asesinado es un golpe a la ciudadanía porque es una voz menos para contarnos lo que está sucediendo. ¿Qué clase de país es aquel en el que se apagan las voces de esta manera?

Las voces y sus rostros

El último en ser asesinado fue Javier Valadez, quien alguna vez dijo que “no bastaba con contar los muertos; había que contar sus vidas” y es eso lo que intentaremos hacer un poco aquí, para darle un rostro a aquellas personas que le dieron rostro a tantas otras víctimas de la violencia y la corrupción en nuestro país.

Javier tenía una columna llamada Malayerba que publicaba cada domingo en el semanario Ríodoce que cofundó en 2003. Este medio es una importante referencia si se quiere entender cómo Sinaloa fue afectada por el narcotráfico. Además escribió  los libros: “Levantones”, “Miss Narco”, “Malayerba” y “Con una granada en la boca”.

Cuando narraba los crímenes, no se remitía a hablar de sangre, desapariciones y muertes. Para él era necesario ir más allá de las numeralias, lo importante era contar que esos números eran personas, tenían vidas e historias.

Muchas de esas historias que fueron arrebatadas de la faz de este país se las llevaron por la llamada “Guerra contra el Narco”. Su libro Levantones narra tan bien esas historias que incluso fue traducido al inglés con el título “The Taken”.

Javier fue asesinado en Cuilacán, Sinaloa, mientras manejaba su automóvil y apenas el país se estaba enterando de su muerte cuando sucedió otro hecho lamentable: Sonia Córdova, la subdirectora comercial de El Costeño, un pequeño diario en Autlán, Jalisco, fue víctima de un atentado, y en él murió su hijo, un reportero: Jonathan Rodríguez Córdova de apenas 26 años.

El esposo de Sonia es el dueño del semanario local y medios locales han reportado que Jonathan ya había sido secuestrado en dos ocasiones.

Desgraciadamente, el país ya se había conmocionado antes con el asesinato de la periodista Miroslava Breach. El mismo Javier, días antes de ser asesinado, tuiteó al respecto:

Miroslava era corresponsal de La Jornada y fue asesinada el pasado 23 de marzo en la ciudad de Chihuahua. En el momento de su asesinato, ella esperaba en su camioneta a que saliera su hijo para llevarlo a la escuela.

El director del ahora extinto periódico Norte de Juárez, Óscar Cantú García, describió la obra de Miroslava de la siguiente manera:

“ella amaba evidenciar cómo el crimen organizado se infiltró en el sistema político. Fue una mujer profesional en el periodismo, una madre, una hija, una hermana, una mujer con gran visión, una analista”

Miroslava era reconocida por investigar violaciones de derechos humanos, la situación de los indígenas en la Sierra Tarahumara, los feminicidios en Ciudad Juárez, el narcotráfico y la corrupción en la administración del ex gobernador del estado de Chihuahua: César Duarte.

También, este año, mataron a Filiberto Álvarez. Lo asesinaron a tiros cuando salía de la estación de radio donde trabajaba en el estado de Morelos (“La Señal” de Jojutla). El locutor de 65 años de edad recibió 5 balazos.

Tenía un programa de poesía que se transmitía los sábados de 9 a 10 de la noche.

Filiberto viajaba con un escolta, quien fue sometido por los delincuentes. La Fiscalía General del Estado afirmó que su asesinato “no está relacionado con su actividad profesional”.

La muerte de Filiberto fue dos semanas después del asesinato de Maximino Rodríguez Palacios, de 73 años, a quien le quitaron la vida cuando viajaba en el automóvil con su esposa.

Maximino trabajaba en un blog de denuncia ciudadana y noticias sobre corrupción, abusos y casos de discriminación.

Cuahtémoc Morgan, el director del medio para el que trabajaba Maximino, expresó:

No cabe ninguna duda por el tipo de homicidio que esto tiene que ver con el crimen organizado, no hay otra manera de interpretar esto

Maximino cubría las notas policiales y en su columna “Es mi opinión” señalaba con nombre y apellido a gente del crimen organizado. Cuando le decían que eran temas delicados los que trataba, el respondió:

No tengo miedo, estoy dando la cara, no tengo miedo

Otra de las voces que apagaron con violencia este año fue la de Ricardo Monlui Cabrera, periodista de 57 años originario de Veracruz. Ricardo escribía sobre la política veracruzana, cuestiones sindicales y derechos democráticos. También cubrió protestas contra el gobierno local y denuncias contra acoso sexual.

Él mismo denunció en 2010 que su hijo había sido “levantado” y golpeado por policías municipales quienes le habrían disparado y abandonado en un camino rural.

Por último, está Cecilio Pineda, reportero asesinado en Ciudad Altamirano, Guerrero. Cecilio cubría la fuente policiaca y denunció públicamente que recibía amenazas de parte de grupos de la delincuencia organizada.

Cecilio estaba esperando en una hamaca mientras limpiaban su camioneta, cuando dos jóvenes en una motoneta lo mataron a tiros para luego salir huyendo.

En ese momento, el gremio periodístico condenó el homicidio de su colega y denunció que la impunidad y la falta de esclarecimiento ha sido una constante en las ejecuciones de los comunicadores.

La muerte de Cecilio fue en marzo de este año y ahora ya van 6 periodistas más que han sido asesinados.

Ya son 7 voces menos en el país para hablar de las muertes de otros mexicanos y denunciar los abusos, el crimen y la corrupción.

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