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¿Qué se siente vacunarse contra COVID-19? Una doctora del IMSS nos cuenta

Elena Cedillo, doctora del IMSS, contó para Noticieros Televisa su experiencia tras recibir la vacuna contra COVID-19

Desde que inició la administración de las vacunas a todo el personal médico que está en la primera línea de atención en la pandemia de COVID-19, se ha hablado mucho sobre su distribución y sus efectos. Pero, ¿qué se siente vacunarse contra el COVID-19? ¿Tenemos que preocuparnos por sus efectos? Una doctora del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) nos cuenta su experiencia y nos recalca que la vacuna no es una medida de libertinaje y que debemos continuar tomando las medidas sanitarias para evitar la diseminación del virus.

Antes de la vacuna

La doctora Elena Cedillo, quien ha estado atendiendo el triage en la Unidad de Medicina Familiar No. 33 del IMSS, localizada en la alcaldía Azcapotzalco en la Ciudad de México, contó su experiencia con la vacuna de Pfizer a Noticieros Televisa.

La doctora nos dijo que le pidieron sus datos con dos semanas de anticipación. Por medio de un comunicado, le informaron que tenía que dar información necesaria (nombre completo, CURP, cargo, etcétera), incluyendo sí se había vacunado contra la influenza y los días que habían pasado desde su aplicación. En caso de haber tenido COVID-19, tienen que haber pasado 15 días desde el periodo agudo de la enfermedad.

Cedillo nos explica que esto se debe a que la vacuna Pfizer tiene estas contraindicaciones. En su caso, ella cumplía con todos los requisitos. Sus datos se envían a la delegación del IMSS correspondiente, en este caso la Norte, y quedó a la espera de la fecha para recibir la primera dosis de la vacuna.

La Guardia Nacional se asegura que la vacuna contra COVID-19 sea distribuida con orden (Imagen: Cortesía Dra. Elena Cedillo)

Fue el 13 de enero cuando se le informó que un día después sería la aplicación.

“Nos llevaron en un camión a vacunar. Fuimos los doctores, personal de enfermería, laboratorio e intendencia. En nuestro caso, nos llevaron al Hospital General de Zona No. 48 en San Pedro Xalpa, que es un hospital COVID-19. Al ser grande, tiene las facilidades para que pudieran vacunarnos a todos, que éramos un grupo bastante nutrido”, nos explicó la doctora.

Al llegar, les solicitan una identificación oficial y los van separando por pequeños grupos de 20 y 30 personas. Vuelven a cotejar todos los datos, incluyendo si padecen alguna enfermedad crónica. El motivo es que siguen recabando información complementaria sobre la vacuna contra el COVID-19 y sus efectos.

Al ir pasando por los filtros, los datos se siguen cotejando en cada uno de ellos, para asegurarse que la persona que se presenta sea la que tiene que recibir la vacuna.

El momento de la vacuna

“Nos piden que la aplicación de la vacuna sea en el brazo no dominante”, explica la doctora. “Al ser intramuscular, puede haber efectos secundarios, como enrojecimiento o dolor en el brazo. Otros efectos secundarios frecuentes son dolor de cabeza, dolor en el sitio, enrojecimiento, escalofríos, dolor articular y fiebre”.

Una vez que le aplicaron la dosis de la vacuna contra COVID-19, que para Cedillo el dolor es similar a la del tétanos, le pidieron que pasara a la zona de observación por un tiempo de entre 15 y 20 minutos. Esto se debe a que si alguien llega a presentar alguna reacción agresiva, el personal médico pueda actuar a tiempo.

(Imagen: Cortesía Dra. Elena Cedillo)

En el grupo de la doctora Cedillo, ninguno presentó alguna reacción de esta naturaleza.

Dado que la vacuna Pfizer requiere dos dosis, se les informó que la segunda la recibirán el 4 de febrero. Es decir, 21 después de haber recibido la primera.

El proceso completo de vacunación de todo el personal que asistió con la doctora tomó alrededor de seis horas.

Luego de la vacuna, ¿qué?

Cedillo nos contó qué sintió luego de haber recibido la primera dosis de la vacuna Pfizer contra COVID-19.

“El día de la vacuna no sentí nada, sino hasta el día siguiente. Desperté con un ligero dolor de cabeza y náusea. Y el brazo en el que recibí la vacuna también me dolía. Tomé un paracetamol porque tenía que ir a trabajar, pero de no haber sido el caso, no hubiera tomado nada. Con el paso de las horas la náusea se quitó, y el paracetamol ayudó a que el resto de los síntomas incluso desaparecieran. Dos días después, ya no tomé nada”.

La Dra. Cedillo esperando en el área de observación tras la aplicación de la vacuna (Imagen: Cortesía Dra. Elena Cedillo)

Cuando le preguntamos si el recibir la vacuna era sinónimo de relajar las medidas sanitarias, la doctora resaltó :

“El hecho de que estés vacunado no significa que seas intocable. La vacuna ofrece la oportunidad de tener menor riesgo de contagio. De tener mejor respuesta inmune”.

(Imagen: Cortesía Dra. Elena Cedillo)

Aclaró que la vacuna no da inmunidad inmediata:

“Tras la primera dosis es del 80 por ciento. Con el refuerzo es del 90 por ciento. No se alcanza el 100 ciento. A pesar de tener efectividad alta, no te exenta de contagio. Las medidas de control sanitario continúan”.

Y quiso ser enfática en su mensaje:

“Las medidas siguen. La vacuna no significa que sea una medida de libertinaje”.

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