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Qué es un NFT, el token que podría revolucionar nuestro consumo digital del arte

¿Una burbuja especulativa o una tecnología que salvará a la comunidad artística de la bancarrota? Esto es lo que debes saber sobre los NFT.

Es difícil imaginar que alguna vez en la historia existieron miles de artistas que podían vivir de su arte. Muchos todavía nos acordamos cómo en la segunda mitad del siglo XX, músicos, escritores, pintores, actores y demás no solo salían adelante con lo que ganaban de sus obras, incluso se podían dar el lujo de una vida faraónica, sobre todo en países desarrollados donde la industria del entretenimiento había hallado la manera de apelar al gusto del público consumidor a una escala masiva. Todavía en los noventa, los billetes caían como cascada.

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Cierto, algunos famosos aún gozan de ciertos lujos, como las estrellas de Hollywood o los artistas de rock de antaño, pero a partir de la revolución digital que cambió nuestros hábitos de consumo a inicios de este siglo, la comunidad artística internacional ha tenido que luchar por averiguar la manera de ganarse la vida en una era dominada por redes sociales y plataformas de streaming, cuando el internet ha abaratado la producción artística a una fracción de un centavo por reproducción.

Por ello, el siglo XXI es una historia tras otra de artistas plásticos que tienen que trabajar como diseñadores gráficos, escritores como traductores o community managers, cineastas como directores de publicidad, músicos como ingenieros de audio. Al mismo tiempo que el mercado ha orillado a los artistas a sobrevivir mediante “empleos de verdad”, las artes regresaron a su sitio histórico: un pasatiempo al que solo tienen acceso las clases privilegiadas, un subsidio del Estado, o una actividad sin recompensa solo apta para locos apasionados que pueden vivir por un tiempo de su amor al arte.

En este contexto se da el auge de los NFT.

El 19 de febrero de este año, el creador de nyancat vendió un NFT del famoso gato volador por 600 mil dólares. El 1 de marzo, la artista musical Grimes vendió varios NFT de su arte digital por una suma de 6 millones de dólares. El 11 de marzo, un diseñador conocido como Beeple vendió el NFT de un collage a través de la casa de subastas Christie’s por 69 millones de dólares.

Parece que la comunidad artística por fin está contraatacando.

https://twitter.com/beeple/status/1365786191686213638

¿Qué es un NFT?

Los NFT han estado flotando en el mercado desde hace unos cuatro años (aunque el concepto como tal se maneja desde 2012), pero es menester explicar qué son estos tokens, ya que todavía se trata de un fenómeno que apenas está dando sus primeros pasos en la corriente mainstream. NFT significa Non-Fungible Token, término que podría ser mal traducido como “token no fungible”. La palabra token en español no existe, pero la gente entiende que se trata de un tipo de ficha. Tradicionalmente, una ficha suele tener un valor y cuando juntas muchas fichas de valor equivalente puedes sumarlas e intercambiarlas por algo como un premio o dinero. Sin embargo, los NFT son fichas que no tienen un valor equivalente entre sí, es decir, cada ficha tiene un valor único, por lo que no puedes intercambiar un NFT por otro; en otras palabras, son “no fungibles”.

Ahora bien, ¿cuál es la función de un NFT? Básicamente cumplen el mismo propósito de un certificado de autenticidad. ¿Qué es un certificado de autenticidad?

Digamos que coleccionas tarjetas de Pokémon; un día descubres que alguien vende una tarjeta de Charizard de 1999 por unos cuantos dólares. Tú sabes que esta tarjeta es única en el mundo, primera edición, con holograma, en un estado de conservación perfecto, y por ello, tiene un valor extraordinario entre otros coleccionistas. Así que pides que el vendedor te otorgue un certificado de autenticidad, un recibo que garantiza que el objeto no es una vil copia. Si uso este ejemplo es porque hace un mes alguien vendió esta misma tarjeta por 311 mil dólares en una subasta de eBay. Sin el factor de la autenticidad, la tarjeta no tiene valor alguno; es solo un dibujo en un pedazo de cartón.

Ahora bien, si algo nos ha enseñado el internet en las últimas décadas, es que la autenticidad no existe. Todo lo que el usuario consume es una copia de una copia de una copia de una copia, una réplica de la obra original. A cada rato copiamos y pegamos textos, descargamos fotos y las alteramos, compartimos torrents y gifs o enviamos archivos pesados por WeTransfer, generando millones de copias por segundo. En la cultura digital, nadie está interesado en lo auténtico y lo original. O al menos eso es lo que teníamos en mente hasta que se popularizó una tecnología conocida como blockchain.

Uno piensa que navegar el internet es como caminar por la playa. Si bien tu pie deja una profunda huella en la arena al momento de pisar, en unos minutos la marea del mar borra esa huella. La realidad es que tu huella digital no se borra tan fácil. Para dar una definición muy sencilla de una tecnología ultra compleja, blockchain es un sistema que te permite rastrear transacciones digitales en una base de datos. Esta tecnología suele estar vinculada al uso de criptomonedas como Bitcoin, pero también puede ser aprovechada en otros campos. En el caso de los NFT, gracias a esta tecnología puedes averiguar la ubicación original de un archivo en su respectivo bloque. En otras palabras, el NFT te garantiza que tienes en tus manos la pieza original.

Tecnología blockchain (Pixabay)

Aquello de “tener en tus manos” es un decir. En realidad no eres dueño de nada, solo del NFT. Digamos que se trata de la imagen original de Bad Luck Brian, una imagen que en 2012 se convirtió en un meme muy popular. El 15 de marzo se dio a conocer que el dueño de esta foto generó un NFT y vendió el token por una cantidad increíble de 40 mil dólares. Pero esto no quiere decir que el comprador es dueño de la foto. Puede imprimirla si quiere, hacerle un marco y colgarlo en su casa, pero lo mismo puede hacer cualquier usuario con una impresora. Vamos, ni siquiera es dueño de la propiedad intelectual, por lo que no tiene derecho a explotar la imagen a su antojo. Al comprar un NFT solo eres dueño del NFT, el certificado encriptado que garantiza la autenticidad de un bien virtual.

¿Entonces por qué son tan valiosos los NFT?

Si bien la autenticidad de un bien virtual puede ser otorgada por el NFT, en realidad lo que aumenta su valor en el mercado es otro concepto económico, la escasez. Recordemos que un NFT es una ficha con un valor único en el mundo ya que está sujeta a un archivo digital, ya sea un gif, un jpg, un tuit, un mp3, etcétera. Esta característica le otorga escasez a un bien, justo el concepto que no podía ser atribuido a ningún archivo digital dada la facilidad para copiar y difundir el archivo por todo internet.

Por ejemplo, cualquier persona puede buscar en internet la pintura creada por la robot humanoide Sophia, pero solo una persona en el mundo es dueña del NFT de esta pintura. En colaboración con el emprendedor Andrea Bonaceto, Sophia pintó un autorretrato cuyo NFT se vendió por 688 mil dólares en una subasta. El paquete que adquirió el comprador incluye la bonita pintura original, pero en realidad, el valor reside en el token, el cual está sujeto a un archivo en el formato de un video de 12 segundos que muestra el retrato de Bonaceto transformándose en la interpretación de Sophia.

El lado negativo de los NFT

A todas luces, el sorprendente fenómeno de los NFT ya cuenta con muchos ingredientes típicos de una burbuja y, como ya sabemos, toda burbuja debe reventar tarde o temprano. La gente que se está encargando de inflar esta burbuja no suelen ser los fans de los artistas ni entusiastas de arte moderno, sino especuladores que buscan comprar NFT y venderlos a un precio más elevado cuando llegue el momento justo. Su motivación no es tanto su pasión por el arte, sino su pasión por volverse ricos. Al ser objeto de tanta especulación, los NFT suelen estar vinculados al mundo de las criptomonedas y su respectiva burbuja.

Solo basta echarle un ojo a la gente que está detrás de esta burbuja especulativa. Jack Dorsey, el fundador de Twitter, vendió un NFT del primer tuit de la historia por 2.9 millones de dólares. Así es, este tuit (el cual podemos embedear en este espacio sin que nadie nos cobre nada):

La noticia se hizo viral y el gran ganador fue el señor Dorsey, no solo por las ganancias que obtuvo de la venta del NFT, también por el bullicio que ha generado el fenómeno. Como inversionista en Bitcoin, a él le conviene la generación de interés en estos productos. Andrea Bonaceto, el artista que colaboró con Sophia en un autorretrato, también es socio de una empresa de inversiones en blockchain, Eterna Capital.

¿Y el tipo que pagó 69 millones de dólares por el NFT de un collage de Beeple? Su nombre es Vignesh Sundaresan, un inversionista de Bitcoin y operador de un criptofondo de inversión, Metapurse. Originario de la India y de apenas 32 años de edad, Sundaresan es mejor conocido en redes sociales como Metakovan. Como es evidente, le está apostando a la penetración de las criptomonedas:

“Empecé sin nada, así que si todo va a cero, nadie puede quitarme la experiencia, el conocimiento… Si esto se cae, creo que me hundiré con el barco”.

La otra cara negativa de los NFT es el impacto ambiental, revelación que provoca mucha sorpresa entre la población. Cuando haces una transacción por internet, uno no suele pensar en el cambio climático. No estás consumiendo plástico ni estás emitiendo dióxido de carbono al hacer una transferencia desde tu casa en tu aplicación de banca móvil. Pero la realidad es que, para generar un NFT con tecnología blockchain, las supercomputadores que se encargan de minar criptomonedas consumen una cantidad sorprendente de energía. La huella de carbono de un NFT cualquiera se calcula que podría ser equivalente al consumo de energía mensual de un residente de la Unión Europea.

Por supuesto, estas actividades todavía son muy novedosas y hace falta que sean estudiadas por entidades exteriores en la comunidad científica para determinar cuál es el impacto real en el medio ambiente, y contrastarlo con los efectos de otras actividades similares como el uso de tarjetas de crédito. Artistas e inversionistas preocupados por el impacto ambiental de los NFT (así como las reacciones negativas de la opinión pública), tienen la esperanza que con el tiempo se desarrollen nuevas tecnologías sustentables que puedan reducir la huella de carbono de los NFT.

¿Deberías invertir en NFT?

Cierto, hay muchos espejismos en este fenómeno que aparentemente está “revolucionando” el mundo del arte, pero lo mismo se puede decir de cualquier otro fenómeno que se convierte en una burbuja, incluyendo las criptomonedas. Su potencial destructivo tal vez no sea tan grande como la burbuja de los start-ups tecnológicos del año 2000, y mucho menos como la burbuja hipotecaria que detonó la recesión global de 2008, aunque es un hecho que, para generar entusiasmo, los medios hablarán mucho de los pocos ganadores de la burbuja, y ya después se olvidarán de los muchos perdedores cuando esto reviente.

¿Deberías comprar NFT? Si lo que buscas es un rendimiento explosivo y hacerte millonario con una inversión mínima, tal vez este producto no sea para ti. Es cierto que hay mucho crecimiento en la actualidad, y es muy posible que el valor de los NFT siga aumentando por un rato, pero una vez que los NFT pasen a ser del dominio público, el mercado se verá saturado de estos productos.

Cualquier cosa puede ser un NFT, no solo arte. Bien fácil yo podría sacar una captura de pantalla de esta nota y venderla como un NFT (como ya lo hizo un redactor del New York Times con su respectiva nota explicando NFT). Además, el mercado ya está lleno de estafadores que buscan aprovecharse de la ignorancia de los usuarios que se han dejado contagiar por la moda de adquirir un producto complejo. El mejor consejo que podría darles es que se informen todavía más sobre este producto, más allá de la información presentada en esta nota a modo de introducción a esta materia.

Por lo mientras, los artistas que han aprovechado esta locura para extraer un beneficio extraordinario de su obra están muy felices e ilusionados con el potencial de los NFT y la tecnología blockchain. Quizás más adelante, cuando la burbuja reviente, los artistas y sus fans puedan hacer a un lado a los molestos especuladores para explorar otros beneficios a precios que no sean tan exorbitantes. Que más quiere un artista sino ver que su obra pueda obtener el valor que realmente merece y así poder dedicarse de tiempo completo a la creación artística.

Imagen destacada: La mano de la robot humanoide Sophia pintando un cuadro (REUTERS/Tyrone Siu).

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