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¿De qué es síntoma el Brexit?

El Brexit inició como un referendo para que Reino Unido tuviera una salida de la Unión Europea. David Cameron no parecía creer que fuera a pasar, pero en una acción que respondía a nacionalismos y extrema derecha, Cameron vio que el Brexit iba a suceder. Tras su renuncia, Teresa May, la nueva primer ministro, quedó para llevar a esta nación salirse de Europa.

Suenan Las Golondrinas por el Reino Unido en la Unión Europea, o tal vez “Hello, Goodbye”.

Hoy inicia el Brexit. Ya es un hecho y lo que empezó como una consulta, se volvió historia. Esto es un síntoma de la derecha y el nacionalismo. Ambos son temas que Reino Unido no ha podido arreglar desde hace años, e incluso, ni siquiera se han planteado cómo resolver. Es por eso que, hoy, las palabras que más resuenan en todos los medios británicos son: crisis, frontera y migración. Esta última es la que más ha hecho eco, porque el Brexit parece haber iniciado como una respuesta a la llegada de extranjeros al Reino Unido.

Contextualicemos: en Reino Unido el 52% votó a favor de dejar la Unión Europea. Las votaciones fueron bastante cerradas, y ese resultado estrecho reflejó un Reino Unido que contradice su nombre y se encuentra dividido. El ex primer ministro, David Cameron renunció, dejó su cargo en Octubre de 2016. Dijo que estará en manos de un nuevo primer ministro, Theresa May, la salida de la Unión Europea. Cameron tuvo una curiosa relación con el Brexit, porque a pesar de que el referéndum fue durante su gestión (incluso, fue una promesa de campaña que tenía que hacer efectiva) siempre estuvo en contra de dejar la Unión Europea. Parece que Cameron no creía posible esta salida, pero después de las votaciones optó más bien por hacerse a un lado ante la oleada de trámites y negociaciones que le siguieron. Cuando fue anunciado, las bolsas internacionales cayeron ante la noticia del Brexit y la libra cayó como no había caído en años.

David Cameron presenta su renuncia como Primer Ministro. (AP Photo/Matt Dunham)

Están haciéndose visibles las tensiones. A pesar de que todas las partes involucradas insisten en trabajar de forma cooperativa, hay escépticos de esta situación. Dentro de las leyes internas de la Unión Europea está enunciada la posibilidad de salir de ella. Se encuentra en el artículo 50 del Tratado de Lisboa, pero, afirma Al Jazeera es un mapa bastante confuso hacia la puerta de salida. Ningún país había salido de la Unión Europea antes, así que este procedimiento fue desconocido para todos. Ahora, el reloj marcó la hora Reino Unido hizo efectiva su salida de la Unión Europea.

Reino Unido ha cambiado su situación geopolítica (y la de otros 28 Estados) porque prefirió cerrar sus fronteras antes que ceder a la llegada de migrantes. El argumento principal del Brexit fue que el Reino Unido debía de estar gobernado por el Reino Unido. Suena a nacionalismo porque lo es. Las narrativas nacionalistas plantean historias binarias, se precian de dar cuenta de todo lo malo o todo lo bueno ante lo que se puede enfrentar el país. Son discursos emotivos y poderosos que se sostienen sobre una retórica de la fatalidad. Después llevan a que quien las escucha reaccione motivado por los sentimientos. En este caso, se contó la historia de cómo los migrantes y la influencia extranjera está afectando a Reino Unido.

Nigel Farage. (AP Photo/Matt Dunham)

Este discurso chocó con lo que fue planteado desde la formación misma de la Unión Europea: la apertura de fronteras. Ciudadanos (y mercancías) circulaban libremente pero la xenofobia puede más que el mercado sin fronteras y las visas de trabajo. Por eso, los jóvenes británicos se horrorizaron. Para ellos Reino Unido era parte fundamental de la Unión Europea. Sus posibilidades de estudios, trabajo y viajes se reducirán drásticamente. No pueden sino increpar a los más viejos, quienes según las encuestas, fueron los que votaron por salirse de la Unión Europea. Los jóvenes afirman que se les ha despojado de su futuro.

Boris Johnson, quien apoyó la salida de Reino Unido de la Unión Europea. (Mary Turner/Pool via AP)

Tras el referendo, eran más las dudas que las certezas sobre el destino de Reino Unido. Por ejemplo, las búsquedas de Google más populares en Reino Unido eran “¿Qué es la Unión Europea?”, junto con “¿qué pasa si dejamos la Unión Europea?”

Estas dudas también llegaron al resto de Europa. Este es un escenario nuevo para todos y la incertidumbre es un sentimiento generalizado.

La apertura de fronteras era una medida que apelaba a la unidad de Europa, aprovechando sus rasgos en común. Esta apertura de fronteras amenaza con desaparecer. El Brexit llegó a oídos de otros ultraconservadores europeos. Francia, Holanda, Dinamarca y Suecia empezaron a contemplar la posibilidad de realizar un referéndum similar. La líder del partido de ultraderecha en Francia, Marine Le Pen, tuiteó poco después del triunfo del Brexit “¡Victoria para la libertad!”. ¿A qué libertad se refiere? A una lejos de la Unión Europea. La ultraderecha europea tomó como excusa la salida del Reino Unido para optar por políticas que se vuelquen hacia sí mismas y para poder cerrar fronteras. El primer ministro de Hungría, hizo un referéndum en Octubre que no tuvo éxito para rechazar la cuota de refugiados impuesta por Bruselas. De igual manera, en marzo, se celebraron elecciones en Holanda, donde el candidato de ultraderecha, quien defiende una agenda anti-europa y anti-islam fue muy popular. No logró la victoria.

Marine Le Pen. (AP Photo/Kamil Zihnioglu)

El Brexit fue una respuesta emotiva ante la crisis. No debemos tomar a la ligera las consecuencias de la política planteada desde la entraña. La unión entre los países europeos fue una medida histórica que vino después de la Segunda Guerra Mundial. Buscaba contrarrestar la cerrazón y los extremismos, optando por una política que integrara distintos países a pesar de las posibles diferencias entre ellos. Los extremismos están volviendo a Europa de forma consciente: se está votando por la cerrazón y conservadurismo con la inercia del miedo o del odio hacia lo externo. El problema es que los votos motivados por las emociones no suelen estar fundamentados con argumentos, pero esos votos igualmente cuentan y repercuten en la política mundial.

(AP Photo/Matt Dunham)

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