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¿Por qué la censura promueve la difusión?

El efecto Streisand no es exclusivo de las dinámicas en internet. En la historia del libro impreso, títulos y autores hubieran desaparecido de no ser porque se incluyeron en listas de censuras inquisitoriales. Una forma efectiva de conservar noticia de libros que probablemente hubieran sido pasados por el olvido fue crear un registro de ellos. Querer que algo desaparezca probablemente sólo hará que se quede por más tiempo: nada más irresistible que aquello a lo que se nos impide acercarnos.

El efecto Streisand y la libertad amenazada

En 2003 la actriz Bárbara Streisand denunció por 50 millones de dólares al fotógrafo Kenneth Adelman por la publicación de una fotografía área en la que se veía su casa. El fotógrafo se defendió diciendo que su trabajo no tenía la intención de violar la privacidad de nadie; al capturar la imagen sólo buscaba registrar el deterioro de la costa de California. El California Coastal Records Project incluye un catálogo de 12 mil fotografías de casi toda la costa, no sólo de la parte donde se aloja la mansión de Streisand.

El escándalo suscitado por la molestia de la actriz provoco una difusión desmedida de la imagen. Al intentar proteger su privacidad por medio de la censura, logró el resultado contrario: cuando la actriz hizo la denuncia, la imagen se había descargado siete veces, tras la demanda, el número de visitantes de la página donde estaba alojada llegó a 420 mil. Muy pronto, Mike Masnick, director ejecutivo de la página Techdirt, señaló la existencia del fenómeno en una pequeña nota que hacía referencia al caso.

James Brolin con Bárbara Streisand. (Photo by Brendan Smialowski/Getty Images)

A partir de ese caso, comenzó a llamarse “efecto Streisand” al fenómeno de la difusión impulsada por intentos de censura en internet. Sin embargo, esto no sólo pasa en la red: también fuera de las computadoras la mejor manera de promover algo (libros, películas, música, por ejemplo) es prohibirle a la gente acceder a ello. Bien dicen por ahí que “la curiosidad mató al gato”: si algo parece quedar fuera de mi alcance haré todo lo posible por conseguirlo, por el simple hecho de que puedo. Es muy extraño que las personas aceptemos gustosamente órdenes directas inclusive con el anuncio explícito de que algo terrible pasará si desobedecemos.

El mito griego de Pandora cuenta la historia de una mujer a la que los dioses le regalaron una hermosa tinaja ovalada, con la indicación expresa de nunca abrirla. Traviesas hasta la maldad, las divinidades también dotaron a esta mujer con una enorme curiosidad: ¿qué habría dentro del recipiente?. Al desobedecer a los dioses y abrir la caja, Pandora liberó todos los males del mundo, que habían estado contenidos en el regalo. La pregunta es: ¿si no hubiera estado prohibido abrir la caja, Pandora la hubiera abierto?

Lo que está en juego en el mito es la puesta en práctica de la libertad humana frente a la advertencia de los dioses. Para Pandora fue más importante hacer su voluntad que atender a los designios divinos. Desde luego, las consecuencias para el género humano fueron terribles. En el concepto de tragedia griega está presente la idea de que es imposible huir del destino: incluso cuando intentas escapar, sólo estás acercándote a él. En este sentido, la libertad humana no se anula; pero aunque el hombre pueda tomar decisiones propias, no puede controlar el rumbo que las acciones tendrán.

(Photo by Hulton Archive/Getty Images)

El efecto Streisand, como podemos ver, no es exclusivo de las dinámicas en internet. En la historia del libro impreso, miles de títulos y autores hubieran desaparecido de no ser porque se incluyeron en listas de censuras inquisitoriales. Una forma efectiva de conservar noticia de libros que probablemente hubieran sido pasados por el olvido fue crear un registro de ellos. Querer que algo desaparezca probablemente sólo hará que se quede por más tiempo: nada más irresistible que aquello a lo que se nos impide acercarnos. Si alguien se tomó el tiempo de prohibir el acceso a algo, ¿por qué no habremos de tomarnos un momento para desafiar la indicación?

De acuerdo con el doctor Simon Moss, en psicología se le llama reactancia a una reacción opuesta que surge en respuesta a regulaciones o imposiciones que se perciben como una amenaza contra la libertad o la autonomía de una persona. Ante la sensación de represión, los individuos tienden a comportarse de manera opuesta a la orden recibida para restaurar su libertad amenazada.

Esta teoría psicológica tuvo su origen en 1966, con el libro A theory of psychological reactance, del especialista Jack W. Brehm. Según él, la reactancia se manifiesta principalmente de dos formas: como un intento de restaurar la libertad amenazada o como una percepción muy atractiva de la opción que se vetó. En el caso de Streisand, la petición de retirar la imagen de circulación provocó ambas: muchas personas visitaron el sitio web donde estaba alojada para descargarla y difundirla, como si realmente fuera importante tener una fotografía aérea de una propiedad de alguien famoso. En un artículo sobre la teoría de la reactancia, el especialista en psicología asegura que:

Además de la noción básica de que las personas se sienten motivadas a restaurar libertades de comportamiento específicas que son amenazadas o suprimidas, el aspecto más innovador de la teoría es, en mi opinión, el principio de implicación. […] Éste simplemente asume que una amenaza a una libertad específica frecuentemente puede percibirse como una amenaza a otras libertades. Si el gerente de un hotel, por ejemplo, anuncia que no se permite llevar café a la sala de conferencias, podrías concluir que ningún líquido está permitido en la sala de conferencias.

Quema de libros. (Photo by Keystone/Getty Images)

Quizás esto explique parte del funcionamiento del efecto Streisand: si permitimos que alguien regule lo que es accesible para todos los usuarios de internet, pronto podrían verse amenazadas otras libertades digitales: ¿qué pasaría si todo aquel que es propietario de un objeto tuviera derecho a decir si una imagen donde aparece ese objeto puede circular o no? ¿Puede una demanda legal controlar las acciones de todos usuarios de internet? ¿Debería haber alguien que se encargara de determinar lo que es accesible para todos en una red horizontal, cuyo principio es que nadie puede imponer regulaciones? Al descargar la imagen de la casa de Streisand cientos de veces, los internautas restituyeron el control sobre sus propias acciones. Asimismo, en atención al principio de implicación, reforzaron la protección de otros ejercicios de libertad que podrían estar amenazados.

Brehm explica que incluso cuando los individuos no son conscientes de todas las libertades amenazadas por una restricción específica, la perciben como un atentado generalizado contra su autonomía de acción. Aunque la respuesta a ello pueda parecer exagerada, lo importante no es desatender la orden particular, sino restaurar la libertad amenazada y posicionarse frente a las consecuencias que aceptarla sin queja alguna podría provocar: al proteger la conservación de una libertad específica, se protegen todas las libertades relacionadas.

“The Worst Part of Censorship is…” por Todd Blaisdell (Internet Archive, CC BY 2.0)

La psicología invertida actúa, precisamente, sobre la teoría de la reactancia: para obtener un resultado concreto es necesario expresar el deseo contrario. ¿Qué pasaría si Streisand, en vez de intentar restringir la famosa fotografía de su mansión hubiera invitado a las personas a descargarla? Probablemente, la difusión de la imagen hubiera sido mucho menor.

Desde luego, algo así jamás ocurriría: el deseo de control sobre las cosas a nuestro alcance puede nublar nuestra capacidad de imaginar lo que sucederá al intentar restringir el mismo deseo en las otras personas. Cuando la actriz reaccionó de ese modo, lo último que pensó fue que prohibir la difusión de la fotografía sólo conllevaría a difundirla más ampliamente. Sin embargo, la reactancia es un comportamiento recurrente en individuos y colectivos: siempre que algo (que teníamos a la mano) se vuelve inalcanzable, el interés en esa cosa aumenta, pues se convierte en un símbolo de nuestra capacidad de obtener lo que queremos en el momento que mejor nos parezca.

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