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Nicanor Parra: el antipoeta de las resistencias

La antipoesía de Nicanor Parra surgió para unir al hombre con el superhombre, escenario donde el antipoeta crearía sus propias fronteras.

“Mi poesía puede perfectamente no conducir a ninguna parte:
“¡Las risas de este libro son falsas!”, argumentarán mis detractores
“Sus lágrimas, ¡artificiales!”
“En vez de suspirar, en estas páginas se bosteza”
“Se patalea como un niño de pecho”
“El autor se da a entender a estornudos”
Conforme: os invito a quemar vuestras naves,
Como los fenicios pretendo formarme mi propio alfabeto.”
Advertencia al lector, 1954

El 23 de enero de 2018, los medios de comunicación, las redes sociales y todas las izquierdas y derechas del mundo se conmocionaron ante un hecho sin igual: Nicanor Parra Segundo de Sandoval -el famoso artista chileno- había muerto a los 103 años, en su casita vieja con vista hacia la costa del Pacífico.

Los search engines rápidamente se llenaron de consultas sobre qué podía decirse del revolucionario que llegó al mundo en medio de una guerra mundial y se fue sabiendo que Alemania y Rusia estaban tranquilas.

Dos palabras aparecieron en casi todos los resultados con el prefijo “anti”, de oposición, definiendo la vida del profesor, físico y matemático: antipoeta y  antipoesía.

Éstas comenzaron a forjarse, entre Nicanor y sus amigos, en 1935. Primero en el plano inconsciente y más adelante en su totalidad con el propósito inicial de unir entre lo estético y lo común en un nuevo lenguaje que cualquiera pudiera comprender.

“El colegio era campeón de básquetbol y fútbol, por lo que a los atletas los consideraban héroes. A mí (…) que formábamos un grupo de intelectuales, nos llamaban los filósofos y, según los deportistas, filósofo era sinónimo de pelotudo.”

De la rivalidad natural de los adolescentes, los poetas y filósofos sacaron provecho al disolver la atmósfera de pleito entre los dos bandos a través del humor y la literatura, creando así poemas de un lenguaje sencillo en el que los polos opuestos participaron en una misma escena.

La propuesta fue rápidamente aceptada por los deportistas y en palabras del propio Nicanor, “significó una transacción en la que el último hombre arrasó con el superhombre formando una síntesis dialéctica”, la cual podría traducirse de forma escueta como “la comunicación entre dos universos que se creían diferentes”, o bien, “la fusión de dos horizontes en un mismo espacio poético.”

Jorge Millas, Hermann Niemeyer, Luis Oyarzún y Nicanor Parra. (Universidad de Chile)

Esta nueva poesía no fue enajenante, ni espectacular por sus complicados adornos, sino maravillosa por su crudeza. Se le vio como a un amanecer perfecto que lo mismo pudo contemplar el panadero y el policía, que el gran empresario y el estudiante pacifista.

A manera de choque, las dos manifestaciones dieron como resultado una sustancia poética familiar y cotidiana, pero no por eso común o sin valía.

Añadiendo una particularidad a esta propuesta está el haber sacado la estampa de Lorca de las influencias chilenas, lo que abrió un escenario para el folclore nacional, sin dejar de lado los requerimientos estéticos del arte.

Fue entonces que la genialidad de las vanguardias se estacionó en Chile dispuesta a pasar unas vacaciones en Los Andes. Se dio un respiro inconsciente de los incansables giros que había dado con los surrealistas y los modernistas, y en la nueva perspectiva se dejó llevar por las influencias inglesas y estadounidenses que más tarde cambiarían también a la literatura hispana.

Gracias a las experiencias en el extranjero, la diversificación de fronteras y las nuevas influencias tomadas del ensayista de la Generación perdida, Ezra Poud; el poeta de la literatura inglesa, Thomas Stearns Eliot; el arte de William Blake y la literatura de Franz Kafka, Parra sumaría a la antipoesía elementos complementarios.

Con frescura y novedad, el antipoeta completó su primera antología antipoemaria con 29 textos, y en cada uno de ellos retrató al pueblo chileno.

Esa variedad cultural y artística, poco había sido vista, y mucho menos tomada como musa o fuente de inspiración para la poesía. Al sur del continente nacía una nueva retórica que hacía propia la resistencia y la autenticidad dándole una voz a la gente sin nombre.

“…oliente a orina y a azucena salpicada por las diversas profesiones que ejercen dentro y fuera de la ley. Una poesía impura como traje, como un cuerpo, con manchas de nutrición, y actitudes vergonzosas, con arrugas, observaciones, sueños, vigilia, profecías, declaraciones de amor y odio”.

Desde las entrañas, Nicanor se montó en medio de la compostura y rectitud con todo un alboroto de sentimientos y franqueza, declarando un manifiesto de libertades políticas, literarias e ideológicas.

“La antipoesía es una manera de pasarla bien”, escribió sobre una bandeja de empanadas. “Un modo de pensar y un modo de habitar. ¿Valdrá la pena jugarse/ la vida por una idea/ que puede resultar falsa?”, pregunta Nicanor. “Es evidente que sí/ que no, que vale la pena”.  Nicanor Parra, Razones para admirar al antipoeta.

En un brevísimo contexto -necesario para comprender el origen de la antipoesía y a los personajes de los antipoemas- los primeros capítulos de la vida de Nicanor Parra, tuvieron una participación fundamental para cimentar las bases de este movimiento.

Debido al trabajo del su padre y a la precariedad económica de su familia, el chileno tuvo que mudarse junto a sus ocho hermanos a diferentes localidades, pasando desde los barrios bajos del país, hasta los suburbios de Villa Alegre.

Con 12 años de ir y venir, Nicanor aprendería a unir realidades contrarias; primero de los escenarios repletos de gente pobre, vagabundos y prostitutas; y más tarde de personas más acomodadas, propias de Chillán, (una comunidad ubicada en la zona centro de Chile).

Inscrito en el Liceo para hombres y cobijado años más tarde con una beca para estudiantes pobres, Nicanor fomentaría las bases ideológicas de lo que más tarde se convertiría en la antipoesía.

“A 3 ó 4 cuadras del cementerio
junto al ignominioso canal de la luz.

Hazaña que no se repite 2 veces
álamos
sauces
Subproductos humanos
Imposible borrarlos del mapa,
cómo!?…”
Me crié en Chillán

Los primeros pasos se dieron con la publicación de un cuento llamado “Gato en el camino“, donde comenzaba a verse su nuevo horizonte. Éste necesitaba que algo le devolviera la vida a la literatura y le quitara el acartonamiento que la había invadido.

Hacía falta volverla accesible y humorística. Cargarla con interpretaciones y manifiestos coloquiales; volverla sencilla y divertida, como si fuera un arte de feria que atrajera a los paseantes sin rumbo fijo.

Por supuesto, el trabajo de Parra sería muy contrario al de las obras del canon, por lo que despertaría la atención en propios y extraños hacia su nueva propuesta.

“Por qué te entregas a esa piedra
Niño de ojos almendrados
Con el impuro pensamiento
De derramarla contra el árbol.
Quien no hace nunca daño a nadie
No se merece tan mal trato.
Ya sea sauce pensativo
Ya melancólico naranjo
Debe ser siempre por el hombre
Bien distinguido y respetado:
Niño perverso que lo hiera
Hiere a su padre y a su hermano”.
Defensa del árbol, 1954

Con irreverencia e ingenio, la antipoesía de Nicanor se desarrolló como un arte transgresor y rupturista, que además marcó una perspectiva política heterogénea donde sus posturas le valdrían a Parra polémicas y críticas.

Al llevar lo artístico a la vida cotidiana, Nicanor militó para su propia guardia sin dejarse abanderar por ningún partido político.

Dictaminó los ejes de su propio universo y decidió tomar una visión alejada de extremos. Éstos no le gustaban ni le parecían útiles, pero como era de esperar, encontró un lugar cómodo entre las columnas de la izquierda, por lo que sus seguidores aumentaron prontamente y esperaron casi por 30 años a que Parra se declarara comunista, como su hermana.

La expectación se prolongó durante toda la vida de Nicanor, pero ya que éste no se inclinó por completo a ningún bando, sus partidarios vieron incrédulos cómo este hombre lograba fusionarse en un escenario literario con ellos y con la oposición.

Si bien con esa postura política, la antipoesía se enriquecía, su tendencia a la cruda libertad expresión provocó que los más leales a la izquierda miraran con desconfianza al antipoeta, y la derecha esperara una falla para desacreditar su revolución.

“Contra la poesía de las nubes
Nosotros oponemos
La poesía de la tierra firme
—Cabeza fría, corazón caliente
Somos terrafirmistas decididos—
Contra la poesía de café
La poesía de la naturaleza
Contra la poesía de salón
La poesía de la plaza pública
La poesía de protesta social.
Los poetas bajaron del Olimpo”.
Manifiesto, 1969

Entre las décadas de los 60 y 80, Nicanor denunció a los colegas que se alejaban de lo cotidiano y después, a todos aquellos que retomaban con gran estrépito y exageración su contexto. Al final, declarándose más independiente que nunca, Parra criticó abiertamente a la burguesía, pero también a los extremos de la izquierda.

Al desconcertar a los dos polos, el antipoeta dejó en claro que no tenía ganas de ser ni de élite ni comunista, sino que buscaba transitar libremente entre los dos bandos sin meterse con nadie y al mismo tiempo con todo.

El plan no fallaba a ninguna lógica y colocaba a Nicanor en una posición bastante agradable, hasta que en 1970, un factor externo que el poeta no vio venir rompería todos sus esquemas, provocándole una profunda herida de la que no sanaría tan fácilmente.

Pat Nixon y Nicanor Parra. (Amazonaws)

En el Festival Internacional de Poesía de la Biblioteca del Congreso en Washington DC, Parra fue fotografiado con la mujer del entonces presidente Richard Nixon, Pat Nixon, lo que le valió una campaña de desprestigio por la derecha y un rechazo completo por la izquierda.

¿Cómo Nicanor podía siquiera entablar una conversación con la mujer del extremista y asesino que declaraba una guerra al otro lado del Pacífico? La tragedia culminó con la expulsión del antipoeta de la Casa de las Américas de La Habana.

El escándalo no tardó en crecer ni en darle vuelta a América Latina. Como defensa se dijo que la fotografía fue preparada por un maquiavélico plan de la Casa Blanca, donde sería desacreditada la resistencia, pero esta verdad nunca fue confirmada.

Pese a todos los intentos de disculpa por parte Parra, la desconfianza había crecido. Sus detractores no pensaban dar el brazo a torcer y junto a su antibando, le dieron la espalda por lo que el antipoeta se quedó solo.

Con la herida a medio escocer, Nicanor se hizo más independiente que nunca, y una vez superado el daño, le recordó al mundo que su política era de tonos apartidistas, por lo que nunca se habría casado con un color ni con un partido, pero lo cierto es que este hecho -junto a la muerte de su hermana- cambiaron para siempre al antipoeta.

“Hasta cuándo siguen fregando la cacahimba
Yo no soy derechista ni izquierdista
Yo simplemente rompo con todo”.
Artefactos,1972

Del happening, -como Parra llamó años más tarde al conflicto con Pat Nixon- Nicanor rescató lo mejor que pudo: su libertad de credo.

Le dolieron los extremos, por supuesto. Le pesó que la dureza con la que un error había sido castigado lo hubiera hecho sentir incómodo y perdido. Las puertas del edén estaban cerradas y lo único que quedaba por hacer era cultivar sus poemas.

“si el Kremlin no rompe con USA
si Luxemburgo no rompe con USA
por qué demonios voy a romper yo”.
Si el Papa no rompe con USA, 1970

Con esta visión y el golpe de Estado en Chile (1970), Parra marcó una distancia de los escenarios poéticos y políticos, pero solo en apariencia, ya que en el fondo su postura se transformó hacia un anarquismo donde hubo una remodelación ideológica.

Del encuentro con Pat, que sus contemporáneos no pudieron entender,  Nicanor reafirmó la ambigüedad política que inquietaba al mundo, pero su mente se dedicó a surcar otras posibilidades en las que no concebía la segmentación de bandos iguales para entrar en una constante guerra, ni tampoco un extremismo que terminara siendo igual de peligroso en lo rojo que en lo negro.

Artefacto de Nicanor Parra. (Yorokobu)

Si el humor había funcionado con los atletas de 1930, no tenía por qué no funcionar con las fronteras del 70, por lo que, de la sátira y crítica, Nicanor se sostuvo para disfrazar sus agudas observaciones.

Ya no era del todo el poeta del pueblo -porque el pueblo no lo quería- pero él se quería a sí mismo y se siguió entregando a las pasiones ideológicas desde su propia trinchera, dándole la vuelta a lo que consideró erróneo.

Sobre la dictadura se limitó a renunciar al cargo directivo que ocupaba en la universidad y desde entonces levantó los hombros ante el disparate en que se convertía el mundo.

“Atravesamos unos tiempos calamitosos
imposible hablar sin incurrir en delito de contradicción
imposible callar sin hacerse cómplice del Pentágono.
Se sabe perfectamente que no hay alternativa posible
todos los caminos conducen a Cuba
pero el aire está viciado
y respirar es un acto fallido.”
Tiempos modernos, 1985

De regreso al terreno poético, Nicanor evolucionó la antipoesía a la e-poesía y a los ecopoemas: obras que partían de una noción ecológica donde la nueva resistencia iba en contra de la explotación del medio ambiente y a favor de la conservación de la biodiversidad chilena.

De los referentes urbanos y populares que lo habían inspirado desde 1937, Parra pasó a una visión global donde, cansado de disparar a diestra y siniestra, se declaró a sí mismo ecologista.

Nicanor Parra.

“El método ecológico es una crítica al sistema pero desde un ángulo nuevo, que no está contaminado todavía con los ideologismos. De manera que es muy posible que incluso se simpatice con este planteamiento. Y en cierto sentido eso ya ha ocurrido.”
Nicanor Parra, Así habló Parra en ‘El Mercurio’

Si bien la postura contra el canon llegaba a su fin, realmente Nicanor pudo ver la grandeza del mundo que lo rodeaba dentro de su nueva corriente, por lo que siguió hablando de todos los aspectos que quiso sin comprometerse con ninguno.

No fue un hombre volátil, sino un espíritu rebelde y libre que jamás se casó con una sola postura. Disfrazado de loco y complicado, Parra diseñó desde sus columnas un mundo propio que nos explicó con sus artefactos, e-poemas y antiepoemas. Escapó a las cárceles de la conciencia política, se mantuvo libre y miró la llegada de un nuevo milenio que consagró su imagen.

Hasta el día de su muerte fue y regresó de lugares con los que apenas y nosotros soñamos. En ellos unió a los contrarios y, de paso, trazó un camino de posibilidades infinitas para comprender el mundo.

 

 

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