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Múnich 1972: Cuando el conflicto israelí-palestino salpicó los Juegos Olímpicos

Los Juegos Olímpicos de Múnich 1972 fueron un escenario más del conflicto entre Israel y Palestina, con el terrorismo como máximo ganador

Durante los Juegos Olímpicos de Múnich 1972, en la madrugada del 5 de septiembre, un grupo de terroristas palestinos tomó por asalto el apartamento de un grupo de atletas israelíes en la Villa Olímpica, matando a dos y tomando como rehenes a otros nueve. Este incidente, conocido como la Masacre de Múnich, fue otro escenario del conflicto entre Israel y Palestina.

Múnich 1972

Los Juegos Olímpicos de Múnich en 1972 tenían la intención de mostrar la nueva cara de Alemania. En los infames Juegos Olímpicos de 1936, el evento fue usado por Adolf Hitler como una máquina de propaganda de la “superioridad de la raza aria”.

Por lo tanto, se suponía que los Juegos Olímpicos de 1972 eran la oportunidad de Alemania para mostrar a la comunidad internacional, en su propio territorio, cómo habían cambiado desde entonces.

Alemania en realidad nombró al magno evento como los “Olímpicos de la paz y alegría” (“Die Heiteren Spiele“). Querían mostrar a Alemania lo más pacífica posible, y esto significaba una falta de seguridad deliberada. No se veía ni un solo policía o soldado uniformado.

El esfuerzo llegó al punto de elegir el azul celeste para los pocos elementos de seguridad, por ser tono que consideraron “apolítico”. Esto preparó el escenario para la tragedia.

Preludio de una tragedia

Los terroristas pudieron ingresar a la Villa Olímpica sin oposición (Imagen: AP)

Para los 42 representantes de Israel en Múnich, el evento tenía su propio significado. Los ciudadanos del joven estado judío, muchos de ellos era hijos de sobrevivientes del Holocausto, regresaban a la tierra donde se gestó la idea de su exterminio.

Era un orgullo para ellos marchar en la ceremonia de apertura detrás de la bandera con la Estrella de David. “Estábamos en el paraíso,” declaró el esgrimista Dan Alo.

Por su parte, Palestina no fue invitada a participar y no tuvieron representantes en ninguna de las disciplinas de los Juegos Olímpicos. Sin embargo, un grupo de palestinos había viajado a Múnich de todos modos y planeaban dejar su marca en la justa Olímpica.

Septiembre Negro

En 1958, Yasser Arafat, líder palestino, y sus aliados fundaron Al-Fatah, un grupo terrorista que abogaba por la lucha armada contra Israel, tras su establecimiento como estado en 1948.

En 1964, establecieron la Organización de Liberación Palestina (OLP), con el objetivo, según Arafat, de destruir a Israel y recuperar sus tierras.

(Imagen: AP)

Hay evidencia de que el grupo que lideró la Masacre de los Juegos Olímpicos de Múnich surgió de Al-Fatah Se trataba de un grupo llamado Septiembre Negro, fundado en 1970. Tomaron su nombre del conflicto homónimo que tuvo lugar en Jordania.

Aunque Arafat niega haber dado su aprobación a la masacre, las investigaciones sostienen haber encontrado conexiones entre los dos grupos, e incluso uno de los involucrados en el complot, Abu Daoud, afirma que Arafat aprobó el plan.

5 de septiembre de 1972

A las 4:30 am del 5 de septiembre de 1972, la fantasía de unos Juegos Olímpicos pacíficos, terminó. El sueño se tornó en una pesadilla.

Ocho hombres vestidos con ropa deportiva que llevaban bolsas de lona cargadas con AK-47, pistolas y granadas, saltaron la valla sin vigilancia y se infiltraron en la Villa Olímpica, dirigiéndose a las habitaciones del equipo de Israel. Dos de los israelíes inicialmente lucharon contra los terroristas, pero fueron asesinados.

Los nueve atletas restantes fueron tomados como rehenes: el juez Yossef Gutfreund, los levantadores de pesas David Berger, y Ze’ev Friedman, el luchador Eliezer Halfin, el entrenador de atletismo Amitzur Shapira, el entrenador de tiro Kehat Shorr, el luchador Mark Slavin, el entrenador de esgrima Andre Spitzer y el juez de levantamiento de pesas Yakov Springer.

Los terroristas exigieron que Israel liberara a 234 prisioneros palestinos a cambio de su libertad. Si no, los rehenes serían ejecutados.

Se conmemoró a las víctimas durante los Juegos Olímpicos de Múnich 1972(Imagen: AP)

Por su parte, Avery Brundage, presidente del Comité Olímpico, declaró que los Juegos debían continuar. El primer evento atlético del día ocurrió exactamente a las 8:15 am.

Brundage pasó el día presionando a los funcionarios alemanes para que sacaran a los israelíes de la aldea y permitieran que los Juegos Olímpicos continuaran en paz. Mientras los otros atletas realizaban sus actividades normales, a unos metros de distancia se estaba produciendo una pesadilla internacional que duró más de 20 horas.

Finalmente, a las 3:51 pm, el Comité Olímpico suspendió los eventos. Miles de personas salieron del Estadio Olímpico y se reunieron en la colina cubierta de hierba con vista a los apartamentos, junto con equipos de televisión que transmitían en vivo el terror.

Los terroristas exigieron transporte a El Cairo luego de más de doce horas de negociaciones infructuosas. Las autoridades hicieron creer a los terroristas que obedecerían, mientras que en realidad planeaban tenderles una emboscada en el aeropuerto. Poco después de las 10 p.m., dos helicópteros transportaron a los terroristas y sus rehenes a la cercana base aérea de Fürstenfeldbruck, donde esperaba un avión Boeing 727.

El fiasco que consumó la catástrofe

El intento de rescate que se desarrolló fue un desastre por muchas razones:

  • Los francotiradores alemanes que fueron elegidos no tenían experiencia de puntería y no se comunicaban entre sí .
  • Creían que solo había cinco captores cuando en realidad eran ocho.
  • La policía no estaba debidamente equipada: no tenían cascos, chalecos antibalas, visores de visión nocturna o miras de largo alcance en sus rifles, y no habían solicitado respaldo a tiempo.
  • La tripulación de vuelo, compuesta por policías alemanes que se habían ofrecido como voluntarios, abandonaron su puesto cuando llegaron los helicópteros con los terroristas y sus rehenes.

Seis de los terroristas palestinos desembarcaron de los helicópteros con los cuatro pilotos a punta de pistola. Cuando dos de los terroristas inspeccionaron el avión y lo encontraron vacío, corrieron hacia los helicópteros y los francotiradores de la policía abrieron fuego.

Mientras los disparos volaban, varios de los terroristas murieron. Los que aún estaban vivos intentaron huir, devolvieron el fuego e intentaron disparar las luces del aeropuerto que los iluminaban. Un policía alemán en la torre de control murió a causa de los disparos. Los pilotos huyeron, pero los rehenes, que estaban atados dentro de los helicópteros, no pudieron escapar.

Los deudos de los atletas asesinados en Múnich (Imagen: AP)

Justo después de la medianoche del 6 de septiembre, uno de los terroristas abrió fuego contra uno de los helicópteros matando a Springer, Halfin y Friedman e hiriendo a Berger en la pierna. Se cree que otro terrorista abrió fuego en el segundo helicóptero y mató a Gutfreund, Shorr, Slavin, Spitzer y Shapira. David Berger murió por inhalación de humo cuando un terrorista arrojó una granada al helicóptero y provocó una explosión.

El líder terrorista Luttif Afif Issa y otro terrorista murieron mientras disparaban contra la policía. De los tres  terroristas restantes, dos resultaron heridos y fueron capturados por la policía. Yusuf Nazzal, segundo al mando de la toma de rehenes, escapó y fue rastreado por perros. Fue abatido tras un intercambio de disparos.

El intento de rescate había terminado y en todos los sentidos había fracasado. A pesar de que todo el mundo observaba el desarrollo a través de la televisión, los informes de noticias iniciales indicaron que todos los rehenes estaban vivos y que todos los terroristas habían sido asesinados. Sin embargo, pronto se reveló la verdad.

¿Qué pasó después?

Las víctimas de Múnich 1972 (Imagen: AP)

Como lo cuenta Steven Spielberg en el filme “Múnich”, Israel respondió enviando agentes para matar a los hombres que consideró fueron los autores intelectuales del ataque en una supuesta operación encubierta que duró varios años.

Varios palestinos fueron asesinados en varios lugares de Europa y Medio Oriente , pero una operación fracasó en 1973 cuando un camarero marroquí cuya identidad estaba equivocada fue asesinado en Lillehammer, Noruega.

Para los Juegos Olímpicos marcó un antes y un después. Las medidas de seguridad tuvieron que ser revisadas, así como los protocolos para asegurar que nunca se volviera a derramar sangre inocente en la máxima justa deportiva.

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