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Opinión: Las dos caras de la moneda en el Estado de México: PRI contra Morena

Delfina representa y propone un gobierno en el Estado de México conducido con austeridad republicana, sin excesos ni frivolidades.

Opinión Sin Filtro. Días de definición se viven en el Estado de México. Por primera vez en la historia existe la posibilidad de que el PRI y su grupo dominante, el grupo Atlacomulco (del cual emana el presidente Enrique Peña Nieto), resulte derrotado en una elección para la gubernatura. 2017 se avecina como la antesala del desastre electoral al que este partido le hará frente en la presidencial de 2018.

Ante este escenario parecería sensato y hasta obligado para dicho partido renovar las caras y las propuestas frente al descrédito nacional y estatal en el que ha caído precipitadamente, arrastrado por la baja popularidad del Presidente de la República y por decisiones muy cuestionadas como las reformas estructurales y los gasolinazos.

Peña Nieto pasó de ser el máximo activo partidista a ser el mayor lastre de una institución que se percibe cínica al estar envuelta constantemente en escándalos de corrupción; insensible frente al cuestionamiento irrefutable y distante ante las problemáticas comunes de la población. En este contexto decidieron impulsar a Alfredo del Mazo como su aspirante a la gubernatura, no importando que es primo del presidente, y que su padre y abuelo ya hayan gobernaron la entidad como líderes del grupo Atlacomulco. Con ello se confirma que el PRI mexiquense toma decisiones a partir de su propia interpretación de la realidad, una que nos es ajena a la mayoría de los mexiquenses y que el exgobernador Carlos Hank González resumía en sustancia con la frase “un político pobre es un pobre político”, describiendo la visión “patrimonialista” y corrupta que este grupo siempre ha tenido de la política.

La soberbia y el cinismo del PRI mexiquense no conoce fin, pero su tiempo al frente de la entidad sí y parece que ese momento ha llegado de la mano de Delfina Gómez, la candidata de Morena, que es una de esas honrosas excepciones que existen en la política: una mujer honesta, maestra de profesión y humilde de origen, que ya tuvo oportunidad de ser alcaldesa de Texcoco, desempeñando un papel destacado que le llevó a ser diputada federal electa de mayoría y alcanzando el mejor resultado obtenido por Morena en 2015, a nivel nacional.

Delfina representa y propone un gobierno conducido con austeridad republicana, sin excesos ni frivolidades, con sensibilidad y abierto a la participación ciudadana a través de consultas populares y la revocación de mandato, avanzando en el aniquilamiento de la corrupción y la impunidad fomentada por el PRI del grupo Atlacomulco. Esto permitirá obtener recursos suficientes para duplicar la pensión otorgada a adultos mayores, garantizar que miles de jóvenes se incorporen al estudio o al trabajo, y que no haya más rechazados de las universidades públicas. Se establecerán precios de garantía para los cultivos del campo terriblemente abandonado y habrá atención médica y medicamentos gratuitos para toda la población mexiquense.

En este escenario solo queda por vencer al abstencionismo y al clientelismo, ya que seguramente el PRI en su desesperación actuará descaradamente para tratar de retener su mina patrimonial, usando toda clase de métodos para evitar que el voto consciente y libre se manifieste, y que su voto duro producto del tráfico con la pobreza de la gente más necesitada sí lo haga. Sobre Josefina Vázquez Mota, la candidata del PAN, basta mencionar que sigue contradiciéndose y sin poder explicar por qué y cómo recibió casi mil millones de pesos de parte del gobierno de Peña Nieto para su asociación “Juntos Podemos”.

En el Estado de México hay esperanza y, si Morena triunfa, se transitará de un gobierno “cupular” a uno popular, siendo así la primera entidad liberada de las ataduras del régimen de corrupción y “PRIvilegios” que se encuentra agonizante y sin capacidad de mutar para simular el “cambio”, como lo hicieron en 2000 y 2006 en acuerdo con el PAN.

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