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MeToo y la repercusión política de los movimientos feministas en México y en el mundo

El MeToo fue un movimiento político que dejó en evidencia la complejidad del sistema patriarcal en varios sectores del país, incluyendo la política.

En marzo de 2019 una bomba estalló en las redes sociales, los medios de comunicación mexicanos y en las conversaciones de familia: el #MeToo. Este movimiento feminista buscaba exponer algo que parecía un secreto a voces en todos lados: el acoso y los sistemáticos abusos sexuales contra las mujeres de todos los estratos sociales y de todas las profesiones. 

Las denuncias comenzaron a circular como una bola de nieve que con el paso de los días fue creciendo. Cientos de periodistas, artistas, deportistas, músicos, políticos, publicistas, escritores, cineastas, ejecutivos de empresas y un largo etcétera, comenzaron a ser denunciados en el mundo virtual, televisivo y hasta en las calles

Las acusaciones iban desde denuncias anónimas hasta legales y en algunos lugares se iniciaron procesos contra los denunciados, en otros se les separó de su cargo y en unos se les sancionó administrativamente. Sin embargo, el movimiento fue un detonante para visibilizar la situación de las mujeres en nuestro país. Pero lo que pasó en México, fue reflejo de lo que ocurría en todo el mundo. 

“Este tipo de actos como los del MeToo sirven para que los hombres entiendan que hay cierto tipo de cosas que ya no se van a aceptar. Ha cambiado la sensibilidad de las mujeres, han cambiado los niveles de desigualdad pública que tienen hombres y mujeres. Ya no somos unas pobres víctimas, también hay la posibilidad de luchar y de decir que no”, señaló la socióloga Marta Lamas sobre el tema. 

Antecedentes

El MeToo fue creado por la activista estadounidense Tarana Burke en el año de 2006 y se creó para visibilizar casos de violencia sexual que habian sufrifo mujeres de sectores marginados

La activista trabajaba en un refugio de jóvenes cuando una adolescente de 13 años le dijo que era víctima de abuso sexual por parte de su padrastro. Tarana le ayudó, aunque lamentó no haberle podido decir “MeToo” (“Yo también” en español) a pesar de que ella también había sido víctima de abuso. Así fue como la activista decidió crear una red de acompañamiento legal para casos de violencia sexual. 

 Con el paso de los años más mujeres se decidieron a denunciar a sus agresores, pero fue hasta 2017 cuando el movimiento comenzó a agarrar forma y a expandirse por el planeta. En ese año, el diario The New York Times publicó un reportaje sobre el acoso sexual que realizó el productor cinematografico Harvey Weinstein contra actrices, productoras y modelos, por más de 30 años.

La investigación contenía testimonios de actrices, entrevistas con ex empleados, pruebas legales, documentos internos de las producciones y correos electrónicos. Angelina Jolie, Salma Hayek, entre otras más de 40 actrices y modelos se sumaron a la denuncias por hostigamiento sexual contra el productor

La bola de nieve creció

Twitter fue la columna vertebral del movimiento. Con las constantes acusaciones que no dejaban de crecer, en octubre de 2017, la actriz Alyssa Milano compartió en su cuenta “MeToo” para que las mujeres víctimas de acoso o violencia sexual exhibieran a sus agresores. El hashtag #MeToo se hizo tendencia en pocas horas con más de 14 millones de tweets compartidos.

Después de un año y medio, las denuncias crecieron en México. En nuestro país, las acusaciones no eran solo de famosas, sino que, mujeres de todos los sectores decidieron alzar la voz y la revuelta no se quedó solamente en redes sociales, salió a las calles y se expresó en varias movilizaciones

En ese sentido, la antropóloga Rita Segato expresó que las mujeres están tocando el núcleo de la reproducción del poder: el patrón patriarcal y que por primera vez es posible el acceso a una nueva politicidad y una nueva era social. 

“Pero no viene por el Estado, viene por las prácticas de las mujeres mismas, que son las guardianas del arraigo, del tejido de los vínculos. Las marchas de mujeres no son como las de los sindicatos, partidos políticos o movimientos masculinos. Tienen otras características: son festivas, son lúdicas, son amorosas. Allí se generan amistades inmediatas, son físicamente próximas. Y todo eso genera vínculos, que son el soporte de la vida”.

Sin duda, el MeToo cambió la forma de hacer política para las mujeres en México y en el mundo. La agenda feminista y demandas hitóricas que habían sido invisibilizadas se volvieron parte de la agenda pública y provocaron cambios sustanciales para que la participación política de las mujeres tuviera lugar de una forma más equitativa. 

Los sistemas de participación política se han modificado y ahora es difícil que funcionen sin los espacios que han conquistado las mujeres. Y aunque aún falta mucho camino por recorrer para que las mujeres tengan plena equidad en la participación y acceso en la política mexicana y mundial, movimientos como el MeToo son una muestra de que la lucha feminista ha logrado abrirse camino para hacer política de una manera distinta.  

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