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Libertad de expresión e intolerancia: ¿De verdad es este el “bus de la libertad” ?

¿Cuál es el origen del bus de la Libertad?, ¿está bien que existan expresiones de este tipo?,¿qué se debe hacer en estos casos?

Una organización ultracatólica cuenta, entre sus iniciativas, con un autobús que recorre actualmente México con un mensaje contra la educación sexual y los que ellos llaman “ideología de género”. Como era de esperarse la polémica se disparó en cuanto pisó el país, pero surgen algunas cuestiones: ¿cuál es su origen y su objetivo?, ¿está bien que existan expresiones de este tipo en virtud de la libertad de expresión?

El autobús es parte de la organización ultraconservadora española Hazte Oír y fue traído por otra organización ultraconservadora, el Consejo Mexicano de la Familia. De acuerdo con esta última, el autobús está aquí para defender:

[E]l derecho primario de los padres a educar a sus hijos conforme a sus convicciones morales y religiosas”

Detengámonos un momento y asentemos algo desde el principio: en México no hay nada que impida que una persona eduque a sus hijos como mejor le parezca. Ninguna ley, ningún reglamento y ninguna autoridad impide que los padres formen a sus hijos con los valores y credos que deseen. Entonces, si no hay nada que lo impida ¿cuál es el objetivo real de este bus?

El origen de Hazte Oír

En entrevista con el diario español El País, el historiador Santiago Mata aseguró que la organización ultracatólica Hazte Oír se ampara en la libertad de expresión para atacar verbalmente a colectivos vulnerables y, posteriormente, se presenta como víctima de lo “políticamente correcto”, de los medios de comunicación y del “establishment”.

Según el mismo diario, Hazte Oír nació en 2001 como iniciativa de un abogado llamado Ignacio Arsuaga, padre de 5 hijos, que pasó por el Phoenix Institute de Arizona, un think tank neoconservador estadounidense. Fue durante el gobierno de Zapatero que su colectivo encabezó las protestas contra el matrimonio homosexual en España y la reforma de la ley del aborto.

Protestas contra el “Bus de la Libertad” en Cambridge, Reino Unido (AP Photo/Steven Senne)

Por otro lado, tanto la Iglesia como ciertos personajes políticos españoles se mostraron, en un principio, afines a este grupo ultraconservador. En México no es diferente: fue la propia Arquidiócesis de Xalapa quien ayudó a traer a esta organización a nuestro país.

Incluso se les ha comparado con el Tea Party (la facción ultraconservadora dentro del partido Republicano de Estados Unidos) sólo que con una variante “religiosa”.

Pero Hazte Oír no siempre ha podido trabajar en equipo, incluso rompieron lazos con el Foro Español de la Familia (FEF).

También se han desvinculado religiosos como el arzobispo de Toledo y el obispo de Getafe que, después de acreditarse la relación de Hazte Oír y el Yunque por un juzgado de Madrid, pidieron que no fueran a sus parroquias y anunciaron que no apoyarían sus iniciativas.

El partido conservador español PP, también se ha distanciado de ellos.

Esto no ha impedido que tengan cerca de 40 trabajadores y 7 mil socios. Según El País, en 2015 reportaron ingresos por 2. 6 millones de euros (52 millones de pesos mexicanos).

Pero Hazte Oír solo es una de las caras de su grupo fundador. También han creado organizaciones como Derecho a Vivir (específicamente contra la interrupción del embarazo), Maslibres (creada contra el Estado Laico) y para salir al extranjero a comunicar su ideario crearon su fundación CitizenGo cuyo dinero llega a partir de campañas puntuales como “apoyar a los ‘cristianos perseguidos’ en países de mayoría musulmana”.

Por otro lado, tanto el partido español Unidos Podemos como el PSOE han pedido al Gobierno que le quiten a Hazte Oír los beneficios fiscales que les concedió el exministro del Interior, Jorge Fernández Díaz (anterior benefactor del grupo ultracatólico).

Intolerancia vs Libertad de Expresión

Hazte Oír no siempre ha podido cumplir sus objetivos. Apenas el 2 de marzo del 2017, el magistrado de Instrucción número 42 de Madrid prohibió la circulación del “bus de la libertad” pues se consideró que su campaña era para lesionar la dignidad de las personas con orientación sexual distinta. La medida tiene carácter cautelar y el bus no se podrá mover hasta que no se quiten los mensajes transfóbicos que tiene a los costados.

El magistrado dijo:

Hazte Oír no se limita a exponer el ideario que pueda tener respecto a la sexualidad. Sino que, extralimitándose de dicho ideario, parece dirigirse a las personas con una orientación sexual distinta, negándosela y lesionando de esta manera su dignidad”

El propio líder de Hazte Oír admitió que su campaña puede ser “provocadora” pero, según sus argumentos, no supone ningún ataque a los derechos de los homosexuales.

Tal vez, parte de su “provocación” radica en que Hazte Oír utiliza un lenguaje extremista que intenta inculcar pánico entre la población con expresiones tales como “dictadura gay”, “inquisición gay”, “credo gay”, “dictadura de género”, “ideología de género”, etcétera.

En México, el llamado “bus de la libertad” ha tenido varios incidentes desde que llegó. En Boca del Río, Veracruz, fue rociado con pintura. Ante este hecho, la integrante del Frente Nacional por la Familia de Veracruz, Nadia Carolina Mora Román pidió tolerancia para su mensaje que busca fomentar una educación de principios y valores que se traducen en la llamada “familia tradicional” y el derecho de los padres a educar a sus hijos con base en sus convicciones morales y religiosas.

 

El lema del bus es “Con mis hijos no se metan” lo que parece ser una aseguración por parte de esta organización de que la educación sexual es una manera de “meterse con sus hijos”, pero  ¿qué clase de “meterse” es este?.

Educación sexual vs. no educación sexual

Por un lado, la educación sexual es una política pública que busca atacar problemas muy graves como el embarazo adolescente y la transmisión de enfermedades venéreas. México tiene un grave problema de embarazo adolescente y en otros países ha sido probado que se pude combatir exitosamente con educación sexual desde la infancia. Así lo hemos argumentado en el artículo: Educación sexual para niños: el exitoso caso europeo, en donde presentamos las cifras dispares que hay entre un país que enseña educación sexual como Holanda y un país que no la enseña como Estados Unidos. (Da clic aquí para leerlo).

De acuerdo con la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica 2014, de las adolescentes de entre 15 y 19 años de edad que declararon haber tenido relaciones sexuales, el 44.9% admitieron no haber usado un método anticonceptivo durante su primera relación sexual. Claro que el problema con este dato no es sólo la probabilidad de tener un embarazo adolescente sino que también revela una despreocupación de sufrir un contagio de alguna infección de transmisión sexual.

Así, la educación sexual es una apuesta por parte de los gobiernos para combatir un problema de salud pública.

Respecto a la campaña anti transexualidad del bus, el director de la ONG Letra S, Alejandro Brito, aseguró que el mensaje del bus es:

[D]iscriminatorio y va en contra de los derechos de los infantes que dice defender”

Esto se debe a que el mensaje del “bus de la libertad” desconoce la legitimidad de la existencia de niños y niñas trans dentro de las familias que pertenecen o apoyan al mismo grupo y los y las abandona a sentirse “anormales” y no recibir la información adecuada sobre su situación. ¿Qué pasa con los niños y las niñas trans o con los niños y las niñas homosexuales?, ¿no tienen derecho a saber lo que les está pasando?

Protestante contra el “bus de la libertad” en Puebla, México (Efe)

Cuando el “bus de la libertad” pide no “meterse” lo que quieren decir es que no quieren que los niños y niñas se informen sobre estos aspectos de su identidad. Cabe la pregunta ¿queremos educar a los niños mexicanos en la ignorancia, en el desconocimiento, de sus cuerpos y de su sexualidad?

Seguramente hay quien esté de acuerdo con eso. La pregunta es ¿tendría que ser esto una política pública?, ¿tendríamos que educar a todos los niños del país en este tipo de ignorancia sólo porque un sector de los padres de familia no quiere que sus hijos sepan sobre ciertos temas? La pregunta es importante porque afecta a nuestra economía y a nuestra sociedad. La educación sexual como política pública trae ciertos beneficios a toda la sociedad. ¿“No meterse con los niños” como política pública es algo deseable?

Además, en América Latina, el autobús se ha presentado como un mensajero de la ciencia:

En Colombia se publicó en redes sociales:

“Esto es biología, no ideología” repiten en las redes sociales a pesar de que genética y roles de género son temas tratados por disciplinas distintas (el genóma lo estudia la genética y los roles de género son estudiados por la sociología, la historia, la antropología y la filosofía). Pero ellos replican que genética es igual que existencia social (esto es un dogma ideológico que nada tiene que ver con la biología), es decir, que si tengo cromosoma X y cromosoma Y, entonces tengo que presentarme ante la sociedad como un “hombre”; y si fui concebido con dos cromosomas X, entonces debo presentarme como una mujer (no sabemos qué harían con un infante intersexual que nació con ambos órganos sexuales, por ejemplo).

Por otro lado, además de Boca del Río, el autobús fue recibido con protestas en Guadalajara, en Puebla y en la Ciudad de México. La pregunta más importante aquí es: en una sociedad democrática ¿se tiene que respetar la postura que quiere invalidar la pluralidad (base de la propia democracia)? En otras palabras, ¿se debe tolerar la intolerancia?

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¿Es este el bus de la libertad?

El 4 de julio del 2017 se viralizó un video en el que se ve al líder del Consejo Nacional de la Familia, Juan Dabdoub, tapándole la boca a una mujer que lo cuestionó sobre su postura ante el matrimonio igualitario. El gesto fue muy simbólico, ya que la reacción ante la interrupción fue hacer algo físico, específicamente, cerrarle la boca a la mujer. Hay quien busca justificar esta agresión física diciendo que ella interrumpió aunque esto no explica por qué sería la respuesta inmediata cerrar la boca del que interrumpe.

 

Tal vez sea digno resaltar que, mientras el bus se autorpoclama el “bus de la libertad”, la primera respuesta del entonces líder fue cerrar la boca de alguien con su propia mano.

Entonces podemos preguntarnos: Este es el bus de ¿cuál libertad?, ¿de qué libertad hablan? La organización que está detrás de él está en contra del derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo, de que los niños reciban información sexual en las escuelas, que niños y niñas trans reciban información sobre ellos; están en contra de que niños y niñas heterosexuales y homosexuales sepan qué sucede con sus cuerpos y cómo protegerse de infecciones de transmisión sexual. Están tan en contra, que exigen al gobierno que “no se meta con sus hijos”, o en otras palabras, que “no impartir educación sexual” se vuelva una política pública, lo que impide la formación de ciudadanos que estén informados sobre estos temas.

Preguntemos: ¿es intolerante protestar contra las opiniones que están en contra de la existencia de las demás opiniones?

Para existir, la democracia necesita de la pluralidad de opiniones, eso incluye las opiniones que están en contra de la propia pluralidad pero ¿de verdad no se puede denunciar que estas opiniones, justo, quieren eliminar dicha pluralidad?, ¿acaso la democracia no supone la discusión de las opiniones? Es decir, que podamos decir que estamos o no de acuerdo con lo que los demás han dicho (y demostrarles, de ser el caso, si son falsas las cosas que dicen).

Muchas personas esperan sólo decir su opinión y no ser interrogadas sobre ella (no hacerse responsables, es decir, no quieren responder por ellas). Pero, si digo algo en una democracia, ¿no tienen los demás el mismo derecho a decir su opinión sobre mi opinión? Sobre todo si digo algo falso. Para decirlo rápidamente: cuando digo algo públicamente lo pongo a disposición del público.

Tal vez es hora de que en México aceptemos la crítica, la confrontación y el cuestionamiento. Sólo así tendremos de verdad una libertad de expresión y no sólo buscaremos algo a lo que desgraciadamente estamos acostumbrados: la impunidad, en este caso en específico, la impunidad de expresión,  es decir, opinar algo y que nadie pueda quejarse, criticar o examinar lo que he dicho (incluso aquí).

Si eso estuviera presente en nuestra cultura, nuestra primera reacción no sería intentar cerrarle la boca al otro.

Por @Filosofastrillo 

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