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Bugsy Siegel, el gangster que creó Las Vegas

Bugsy Siegel es el hombre detrás de Las Vegas como la conocemos hoy. Este hombre la inventó. Esta es su historia.

“No te preocupes, solo nos matamos entre nosotros” Bugsy Siegel

“La capital del Entretenimiento mundial”, “La ciudad del pecado”, también “la capital de las segundas oportunidades” y “del matrimonio”, con todos estos nombres se conoce a la ciudad de La Vegas, uno de los puntos turísticos más importantes de Estados Unidos y el fruto del sueño de uno de los más grandes mafiosos de todos los tiempos: Bugsy Siegel.

Si alguna vez, después de ver El Padrino, te entró la curiosidad y buscaste en Google a la famosa “Cossa Nostra”, entonces seguramente te topaste con el nombre del señor Bugsy Siegel, al lado del de Meyer Lansky y Lucky Luciano.

Benny nació en 1906 dentro de una familia pobre de inmigrantes judíos. Fue el segundo hijo de cinco. A los 11 años de edad abandonó la escuela y se inició en el mundo del crimen. Primero robando partes de autos, hasta llegar a intimidar y matar. Desde temprana edad fue amigo del famoso Al Capone, a quien dejó esconder en casa de una tía cuando tenía una orden de arresto.

(Photo by NY Daily News Archive via Getty Images)

Conoció a Meyer Lansky, otro judío involucrado en el mundo del crimen. En algún enfrentamiento, Bugsy sacó un arma, se oyó el silbido de un oficial a lo lejos y Lansky le arrebató el arma y la aventó, salvándolo de ser descubierto por la policía. Así es como ambos se hicieron amigos. Crearon un grupo llamado Bugs Lansky. Se dedicaban a robar autos, vender las partes y traficar alcohol.

El apodo “Bugsy” se lo ganó después de que alguien dijo que estaba tan loco como un bicho (bug en inglés es bicho). Era famoso por la manera tan violenta en que mataba.

Uno de los miembros de su pandilla describió a Siegel como un temerario:

“Nunca dudaba cuando el peligro acechaba. Mientras todos tratábamos de decidir qué pasos seguir, Bugsy ya estaba disparando. Cuando se trataba de acción, no había nadie mejor. Nunca conocí a un hombre que tuviera más agallas.”

(Hutton Archive/ Getty Images)

A finales de la década de los 20, Lucky Luciano, socio de Frank Costello, jaló a la banda de Siegel y Lansky para formar parte de su grupo. Los contrató como matones. Aunque a Siegel le gustaba decir “somos hombres de negocios que se encargan de abastecer las creciente demanda”.

Ahora Bugsy Siegel estaba escalando rápido. Tenía dinero, estilo, encanto, carisma y por si fuera poco era muy atractivo.

Después del asesinato de Joe Masseria, encargado por Luciano y llevado a cabo por Albert Anastasia, Vito Genovese, Joe Adonis y Bugs Siegel; Salvatore Maranzano se encargó de reestructurar a las pandillas. Cinco familias se dividieron las ciudades del Este de Estados Unidos a excepción de Nueva York. Cada familia tenía un jefe, que rendía cuentas a “il capo di tutti capi” o “jefe de todos los jefes”, Maranzano, quien comparaba a esta organización con la del imperio romano. Para él, no había espacio para aquellos que no fueran italianos.

Luciano y su grupo, conformado por italianos, judíos e irlandeses, estaban en desacuerdo con las ideas de Maranzano. Por su parte, Maranzano sabía que esta idea no iba a ser popular con los gangsters judíos por lo que planeó el asesinato de Lucky Luciano y su grupo, sin embargo, Bugsy y otros gangsters se adelantaron, y terminaron matando a Maranzano.

Luciano quedó como jefe en el Este. Una de sus primeras acciones fue deshacerse del título del “capo de tutti capi” en parte por que así era más fácil convertirse en blanco. A cambio, se puso a reestructurar la organización y creó La Comisión, una estructura de poder parecida al estado, donde tenían representación los gangsters italianos, judíos e irlandeses. Compartían ganancias, fomentaron el crecimiento y acabaron con la guerra entre familias. Cualquier falta era castigada por La Comisión. Siegel sugirió que se creara un organismo que lidiara con estas faltas, lo llamaron Murder INC. Cuando alguien faltaba a las reglas, eran eliminados.

La Costa Oeste

Después de varios conflictos y de estar bajo el radar de otros grupos que buscaban venganza, Bugsy Siegel decidió mudarse a la costa oeste, a California. Aprovechando el cambio de aires, Meyer Lansky depositó en Siegel la tarea de crecer los intereses de la mafia de ese lado.

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Bajo el control de la comisión, organizó el intercambio de drogas en esa área.

En Los Ángeles, Bugsy encontró las tres cosas que más le gustaban: dinero, poder y fama. Se mezcló con políticos, productores y celebridades de Hollywood. Cary Grant, Clark Gable, Gary Cooper, Jean Harlow, Rita Hayworth y Frank Sinatra son tan solo algunas de las personalidades de las que se rodeaba.

Cuentan que el gran actor Cary Grant solía ir al club nocturno Ciro, sólo para estudiar la forma en la que Siegel dominaba la escena.

Aprovechando estas amistades, en más de una ocasión, Bugsy pidió préstamos, que nunca pagó y que nadie se atrevió a cobrar.

Después de enfrentar cargos por un asesinato, de los que se pudo salvar por falta de evidencia, Benjamin empezó a ser víctima de los ataques de la prensa, lo que hizo que la gente en Hollywood empezara a tomar distancia. La Comisión tampoco estaba muy contenta porque muy a menudo hacía caso omiso de las recomendaciones y ordenes que recibía, aprovechando las libertades que obtenía por ser amigo de Lucky Luciano y Meyer Lansky.

Un té con Mussolini

De entre sus incontables amoríos, llama la atención el que tuvo en 1938 con Dorothy DiFrasso, la esposa de un conde italiano.

Gracias a su romance con DiFrasso, Siegel viajó a Italia. Fuentes ** aseguran que fue ahí donde conoció a Benito Mussolini, junto con dos oficiales alemanes llamados Hermann Göring y Joseph Goebbels. Siegel planeaba venderles armas, pero instantáneamente sintió aversión y después hasta propuso matarlos.

Bugsy y el nacimiento de Las Vegas

En los 30, Lansky puso en sus manos el desarrollo de Las Vegas. Pero Benjamin Siegel prefería Los Angeles, así que encargó este desarrollo a un lugarteniente. Lansky obligó a su amigo a regresar al desierto y hacerse cargo de sus responsabilidades. Así es como se mudó a Nevada.

William R. Wilkerson (quien fundó The Hollywood Reporter) había estado planeando crear un hotel en medio del desierto. Debido a la Segunda Guerra Mundial, el material y la fuerza de trabajo eran escasos. Bugsy Siegel utilizó sus influencias en el mercado negro para conseguir los materiales y trabajadores.

(Photo by Keystone/Hulton Archive/Getty Images)

Poco a poco, Siegel empezó a tomar decisiones sin avisarle a Wilkerson. Realizó grandes cambios a los planes originales. Al hotel lo llamó The Flamingo, muchos dicen que en honor al apodo de Virginia Hill, quien en ese tiempo se había convertido en su novia, aunque otros dicen que el nombre siempre fue idea de Wilkerson.

Virginia Hill (AP Photo)

Para evitar poner en riesgo a su familia, Wilkerson permitió que Bugsy tomara el control del hotel a cambio de que el siguiera en control del resto.

La idea es que Flamingo se convirtiera en un oasis en el desierto, que albergara la mejor comida y bebida, las mayores celebridades del mundo y los juegos de apuestas más emocionantes. El plan era que los viajeros fueran a Las Vegas a vaciar hasta el último centavo. En 1946 quedó en total control del proyecto Flamingo.

Siegel creó The Nevada Project Corporation of California, del cual se hizo presidente y a través del cual realizaba todas las operaciones que tenían que ver con el Flamingo.

Los costos del proyecto se elevaron muchísimo debido en parte a las exigencias que Siegel tenía para tener lo mejor de lo mejor, pero en mayor medida era por sus malos manejos. Encargaba sus materiales al mercado negro, para luego robarlos él mismo y pedir más dinero para volverlos a comprar.

Bugsy Siegel (AP Photo)

No solo eso, sino que Siegel no tenía una sola idea de cómo dirigir un proyecto de este tipo por lo que hubo muchos incidentes no solo económicos sino en la estructura de la construcción.

La Comisión estaba harta así que empezó a cortarle el financiamiento, hasta que le dieron un ultimátum. Asustado por esas medidas, empezó a vender acciones sin valor en el mercado, dobló la fuerza de trabajo y pagó con bonos en efectivo. Quería acabar de construir lo antes posible para empezar a ganar dinero para pagarle a La Comisión.

Uno de los contratistas era Del Webb quien estaba nervioso por trabajar para un mafioso.

Para calmarlo, cuentan que Bugsy le dijo:

No te preocupes. Solo nos matamos entre nosotros.”

Una vez que todo estuvo listo, Bugsy se negó a reportarle los gastos a La Comisión y dijo que pagaría cuando quisiera.

Wikimedia

En diciembre de 1946 Bugsy mandó invitaciones para la inauguración del hotel. Al dudar sobre la fecha, Siegel cambió la fecha de las invitaciones varias veces. Esta confusión junto con condiciones climáticas desfavorables, provocaron que la apertura fuera un completo desastre.

Después de dos semanas de haber abierto, lo tuvieron que cerrar. Bugsy reestructuró y gastó en publicidad, para abrir en Marzo de 1947. Esta vez fue todo un éxito.

Hotel Flamingo en Las Vegas. (Photo by Pascal Le Segretain/Getty Images)

Los planes de Bugsy eran convencer a La Comisión de que lo dejaran operar el Hotel como si fuera suyo, y pagarles en cuanto tuviera el dinero. Sin embargo, para ese momento y después del continuo desacato de Siegel, habían decidido eliminarlo. Su amigo Meyer Lansky, ya no tuvo forma de defenderlo y dio la orden.

El 20 de junio de 1947 fue asesinado, mientras leía el periódico sentado en un sillón en la casa de su amante Virginia Hill en Los Angeles.

(Photo by Ethan Miller/Getty Images)

Recibió múltiples disparos, dos de ellos en la cabeza. Según un reportero norteamericano dedicado a cubrir a las celebridades de Hollywood y a la mafia:

Cuatro de las nueve balas disparadas esa noche, destruyeron una estatua de mármol de Baco, que estaba colocada en un piano de cola.

Solo su hermano y un rabino asistieron al funeral.

El Hotel Flamingo pasó a otras manos y trataron de eliminar todo su rastro, pero aún se mantiene un pequeño jardín de rosas con una placa en su honor.

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Tal vez, Bugsy solo contribuyó en un hotel, pero su obsesión sobre lo que deberían ser Las Vegas (un oasis en medio del desierto para gastar tu dinero) se quedó en la esencia de la ciudad y fue tan importante que hoy en día seguimos viviendo lo que alguna vez fue el sueño de un gángster.

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