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Estados Unidos e Irán: Una relación marcada por la revolución

Irán y EUA: Historia y noticias de los distintos momentos del conflicto entre los dos países.

Tras el asesinato del general iraní, Qassem Soleimani, las relaciones entre Irán y Estados Unidos se volvieron más tensas de lo que ya lo eran. Bases norteamericanas en Irak fueron atacadas y un avión comercial fue derribado dejando a 176 muertos como víctimas colaterales de esta situación.

¿Por qué las relaciones entre ambas naciones llegaron a tal estado de tensión? La respuesta la encontramos en la historia, y si nos remontamos 40 años en el pasado, encontraremos
que mucho cambió a partir de la revolución del ayatolá Jomeini.

Irán antes de 1979

Antes de la revolución, Irán estaba gobernado por una monarquía encabezada por Mohammad Reza Shah Pahlavi. El sha estaba fuertemente respaldado por los Estados Unidos y promovió la occidentalización que muchos iraníes creían que estaba diluyendo su cultura y valores autóctonos. La separación de sexos, que había sido una práctica tradicional, había sido prohibida. Las mujeres durante este período usaban ropa occidental en lugar del hijab y ahora podían ir a la escuela, votar y trabajar. Los nuevos derechos para las mujeres fueron abrazados por la sociedad de élite, mientras que los islamistas puritanos lo vieron como secularización. Se adoptó una versión más flexible de la religión, donde las minorías religiosas podían ocupar cargos.

Mohammad Reza Shah Pahlavi. (Foto: AP)

Debido a las reformas económicas del sha, Irán se convirtió en una economía industrial formidable. A fines de la década de 1970, la economía se había estancado y la inflación condujo a un mayor costo de vida. Los iraníes de todo el país estaban insatisfechos con el régimen y consideraban que el sha había incumplido su promesa económica, aunada a la corrupción y la incompetencia entre los funcionarios públicos.

El régimen de Mohammad Reza Shah Pahlavi fue muy opresivo y usó a los SAVAK, que eran la policía secreta entrenada en Estados Unidos para asesinatos en masa, tortura y encarcelamiento de aquellos en contra de su gobierno. La ideología del sha de que la occidentalización era la herramienta para el progreso de Irán fue vista como fallida, y los iraníes sintieron que deberían volver al Islam.

Para 1978, el presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter, veía con muy buenos ojos el régimen iraní del sha y se refería al país como “una isla de estabilidad”. Después de todo, las agencias de inteligencia estadounidenses y británicas habían organizado un golpe de estado en 1953 para expulsar al primer ministro democráticamente elegido de Irán, Mohammad Mossadeq. El líder secular había tratado de nacionalizar la industria petrolera de Irán. Estados Unidos apoyó al Sha como nuevo líder y gobernante de Irán.

Jimmy Carter. (Foto: AP)

Ayatolá Jomeini

Ruholla Jomeini, conocido por su título religioso de ayatolá, —el segundo más alto en la jerarquía chiita del Islam— fue el primer líder religioso en condenar abiertamente el programa de occidentalización del sha. Los ayatolas son considerados expertos en las estudios del Islam, como la jurisprudencia, la lectura del Corán y la filosofía, por lo que son muy respetados.

Con incendiarios discursos desde su seminario en la ciudad de Qom, Jomeini pugnó por el derrocamiento del sha y el establecimiento de un estado islámico. En 1963, Mohammad Reza encarceló a Jomeini, lo que provocó disturbios, y el 4 de noviembre de 1964 lo expulsó de Irán.

Jomeini se instaló en An Najaf, una ciudad santa chiíta al otro lado de la frontera en Irak, desde donde enviaba grabaciones a Irán de sus sermones que continuaron incitando a sus seguidores, que en su mayoría eran estudiantes. Rompiendo con la tradición chiíta que desanimó la participación de los clérigos en el gobierno, llamó a los líderes chiitas a gobernar Irán.

El ayatolá Jomeiní. (AP Photo/FY)

Para 1977, Jomeini era cada vez más popular. Las cintas reproducían sus mensajes en donde incitaba a la gente a irse a huelga, negarse a pagar impuestos, boicotear e incluso llegar al martirio por la religión del Islam. La muerte de su hijo ese mismo año, que se atribuyó al SAVAK, solamente aumentó su popularidad. Las organizaciones opuestas al gobierno también surgieron en Irán, lo que alentó la resistencia abierta. Entonces, el momento de volver para Jomeini llegó.

La revolución de 1979

En 1978, estallaron manifestaciones masivas contra el sha en las principales ciudades de Irán. Miembros insatisfechos de las clases bajas y medias se unieron a los estudiantes radicales, y Jomeini pidió el derrocamiento inmediato del sha. En diciembre, el ejército se amotinó, y el 16 de enero de 1979, el Sha, con todo y el apoyo del gobierno de Estados Unidos, se vio forzado a huir de Irán.

Jomeini llegó triunfante a Teherán el 1 de febrero de 1979 y fue aclamado como el líder de la Revolución iraní. Con gran fervor religioso, consolidó su autoridad y se propuso transformar a Irán en un estado religioso. El 4 de noviembre de 1979, el 15 aniversario de su exilio, los estudiantes irrumpieron en la embajada de Estados Unidos en Teherán y tomaron al personal como rehén. Con la aprobación de Jomeini, los radicales exigieron el regreso del sha a Irán y retuvieron a 52 estadounidenses como rehenes durante 444 días. El sha murió en Egipto de cáncer en julio de 1980.

En diciembre de 1979, se aprobó una nueva constitución iraní, nombrando a Jomeini como el líder político y religioso de Irán de por vida. Bajo su gobierno, a las mujeres iraníes se les negó la igualdad de derechos y se les exigió usar un velo, se prohibió la cultura occidental y se restableció la ley islámica tradicional y sus castigos a menudo brutales. Al reprimir la oposición, Jomeini demostró ser tan despiadado como el sha, y miles de disidentes políticos fueron ejecutados durante su década de gobierno.

Irán y Estados Unidos tras Jomeini

La guerra de ocho años con Irak (de 1980-1988, desencadenada por disputas territoriales) y la creciente antipatía contra Estados Unidos tuvieron un profundo efecto en la dirección de la revolución y la República Islámica que se engendró tras el mandato de Jomeini.

A pesar de todas sus pretensiones democráticas, la República Islámica permaneció obstinadamente autoritaria, ya que la oficina del Líder Supremo, como se conoció al jurista religioso, gradualmente creció en tamaño y asumió las características de la monarquía a la que había reemplazado.

El ayatolá Jomeini murió el 3 de junio de 1989, menos de un año después del final de la guerra con Iraq. Los sucesores de Jomeini han estado peleando por su legado desde entonces pero, entre abordar los graves problemas estructurales que aún enfrenta el país o atender alguna crisis exterior, parecen mucho más dispuestos a inclinarse hacia lo segundo.

En el frente exterior están sucesivas administraciones estadounidenses. Basta recordar el discurso de George Bush de 2002, cuando acusó a Irán de pertenecer al “eje del mal”, junto con Corea del Norte e Irak.

George Bush. (Foto: AP/Charles Dharapak)

La relación entre ambas naciones ha sido tensa desde 1979. Han habido momentos de mayor tensión y otros en los que parece que lograrán sobreponerse a sus diferencias. Sin embargo, a partir del gobierno de Donald Trump, parece que Irán y Estados Unidos se distancian cada vez más.

El año pasado, particularmente, las fricciones aumentaron. Las sanciones impuestas por Estados Unidos a Irán han afectado su economía al no poder exportar su petróleo y ver afectaciones en sus transacciones bancarias.

Además, el aumento de presencia militar de los Estados Unidos en el Golfo Pérsico han provocado que la tensión en la zona pueda desencadenar un conflicto a mayor escala, particularmente tras el asesinato del general Soleimani.

La sombra de la revolución del ayatolá Jomeini se sigue proyectando hasta nuestros días y puede que sea posible que aún no hayamos ponderado del todo las consecuencias de los hechos que tuvieron lugar en 1979, que cambiaron radicalmente la geopolítica de Medio Oriente.

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