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Una vida en el cine: Entrevista con Dan Sallitt

Dan Sallitt: Entrevista con el director de Fourteen, película estrenada recientemente en México.

Dan Sallitt es un cineasta único. Sus películas, alimentadas por un conocimiento cinéfilo intenso, vívido, y sensual, muestran toda la incomodidad de las relaciones ordinarias. Ahí, entre sus planos, se cruzan las vivencias más anodinas con las preguntas más exigentes. Viejos amores regresan para atormentar la normalidad de parejas estables (Polly Pervers Strikes Again!, 1986), vemos los impulsos sexuales fallidos de un enamoramiento inocente (Honeymoon, 1998), las dudas religiosas que activa una depresión (All the Ships at Sea, 2004), la confusión adolescente de una joven que se enamora de su hermano (The Unspeakable Act, 2012)…

En todos estos peculiares escenarios, Dan Sallit crea algo extraordinario y profundamente cotidiano. Todo lo que atraviesan sus personajes se siente como la vida misma… pero desplazada. Una vida que no se esconde en las formas de un diálogo a modo, sino que se dice con la torpeza de las conversaciones más rutinarias. Una vida que muestra las construcciones de la ficción y cómo todos nos contamos a través de narraciones fantásticamente casuales.

Dan Sallitt dirigiendo a Tallie Medel (izq.) y Norma Kuhling (der.) en el set de Fourteen (2019)

Hace dos años, en la Berlinale, Dan Sallitt estrenó su quinto largometraje, Fourteen (Catorce: historia de una amistad) (2019). Y, ahora, esta cinta se proyecta en salas mexicanas. Se trata de una película delicada, paciente, sensible, que explora la amistad entre Jo (Norma Kuhling) y Mare (Tallie Medel), dos amigas que se conocieron, por azares de la secundaria, a los 14 años. Esta tormentosa amistad se cuenta por episodios, escenas de una vida, momentos de amor y dolor que Sallitt teje minuciosamente. El tiempo pasa entre los planos de la película, como la vida misma; ese tiempo de los afectos que tanto buscaban cineastas como Maurice Pialat; ese tiempo que Sallitt maneja con un montaje reflexivo y eficiente.

Ahí, entre las escenas de una vida normal, encontramos silencios elocuentes. Todo lo que sucede con las relaciones de amistad, todo el amor que no se vocaliza, todas las dependencias, todos los recuerdos, el poder y afecto, el intercambio de gustos y saberes, los abrazos, y las lágrimas.

Ahora que esta película llegó a la Cineteca Nacional, tuve la oportunidad de platicar con Dan Sallitt. Fue una conversación muy amena que empezó con su amor por el cine mexicano.

Dan Sallitt (Mubi)

Nicolás Ruiz: ¡Hola, Dan! Es un honor poder hablar contigo. No sabes cuánto aprecia la cinefilia en México la lista de WordPress de tus películas favoritas y cómo aprecio, en particular, todo el cariño que has mostrado por el cine de Jaime Humberto Hermosillo…

Dan Sallitt: ¡Oh! Hombre… Hermosillo murió el año pasado, ¿sabías?

N.R.: Lo sé, Dan, fue una tragedia…

D. S. Yo no sabía que había sucedido. Fue terrible. Estaba buscándolo un día y de repente me aparece que está muerto, que había fallecido ese mismo año…

N.R. Sí… Incluso aquí, en donde se supone que deberían conocerlo más, mucha gente seguía sin saber quién era cuando murió. Parece que todavía es un autor de nicho.

D. S. “Sí, eso es interesante. Cuando empecé a ver cierto tipo de cine mexicano, había un tipo en Los Ángeles que estaba mostrando cosas de Hermosillo y de Ripstein. Era particularmente intenso promocionando a esos dos autores. Y me gusta Ripstein, pero amo a Hermosillo. Cuando vi La pasión según Berenice (1975) y Matinée (1976), me volaron la cabeza.

Fotograma de The Unspeakable Act

Después de hablar un poco sobre su lista de gustos cinéfilos y su amor por México (país que, sorpresivamente, todavía no ha visitado), discutimos un poco sobre lo que significaba para él crear los complejos personajes tan vívidos y tan reales que habitan sus ficciones.

N.R. Hace poco vi Fourteen y te quería preguntar sobre cómo creas a los personajes. Sé que muchas veces piensas en los personajes según los actores que vas a utilizar. ¿Cómo fue ahora el proceso de crear a Mare para Tallie Medel y ese personaje tan complejo, profundo y misterioso que es Jo?

D. S. Cuando empecé a escribir, sabía sobre quién estaba escribiendo, las conocía como personas: sabía cómo era Tallie Medel con los niños, sabía para quién escribía el personaje de Jo, aunque luego esa persona no pudo filmar la película. Una vez que las actrices aceptaron participar en el proyecto, les conté ciertos momentos de la cinta y empecé a construir los personajes con ellas. Luego, la trama y los demás elementos fueron tomando forma. Me gusta hacer películas así. Me gusta que haya personas en la base misma de la creación de una película. Eso traza una ruta…

Fotograma de Fourteen

También hablamos sobre la forma en que construye sus complejos diálogos y cómo, a través de los silencios, dice tantas cosas.

N.R. Al ver Fourteen, empecé a pensar en el teatro del absurdo. ¿Sabes? Cosas de Adamov, Ionesco, Tardieu, Beckett y demás. Todo porque creo que el teatro del absurdo está mal comprendido. Se lee como si el lenguaje fuera absurdo en sí, pero en realidad es un lenguaje tomado de la escala más banal de la convivencia. Lo que muchos de estos autores parecían querer decir es que, detrás de los discursos más banales, más comunes, hay tragedias cotidianas que acechan. Y creo que en tus películas siempre está acechando ese mismo drama cotidiano de lo no dicho. En cuestiones de drogadicción, miedo al éxito, rechazos amorosos, sexualidades frustradas y demás…

D. S. Creo que entiendo a qué te refieres. Esos dramaturgos y el absurdo que escribían depende de un realismo en la superficie. Es una forma de realismo, no necesariamente el realismo de lo primero que ves, pero ciertamente es un realismo. Tiene que haber algo muy real ahí sino, simplemente, nada funcionaría y nada sería absurdo. De esa forma conecto lo que me dices con mis películas. Porque sí trato de crear, conscientemente, una superficie prosaica en la que las cosas parezcan poco importantes o pasajeras o banales o cotidianas. Los sentimientos y los afectos se transmiten a través de otras cosas: pequeñas variaciones, perspectivas curiosas, las cosas comprendidas desde los ojos de alguien más, ciertas marcas de puntuación, etc. ¿Es a lo que te referías?

N.R. Sí, claro, hablo de la idea de que incluso en el lenguaje más cotidiano, en el lenguaje más usual y prosaico, siempre hay algo oculto. Algo que se revela de formas misteriosas.

D.S. Sí…

Fotograma de Fourteen

N. R. Te quería preguntar algo sobre la increíble relación que creaste entre Mare y Jo. Parece que Jo siempre está presente: incluso cuando no está a cuadro, siempre está ahí. Algo siempre se queda ahí, fuera de lo verbal, fuera del cuadro. Y creo que eso ocurre mucho con las personas que amas y que pierdes, de alguna u otra forma. ¿Cómo puedes retratar cinematográficamente esa presencia ausente?

D.S. Traté de crear esta perspectiva en donde muestras la historia a través de una persona que no siempre está en donde está la acción. Mare siempre llega un poco tarde a la acción y encuentra todo diferente a lo que esperaba; escucha y pregunta qué sucedió sin saber exactamente qué está presenciando. Mare casi nunca está ahí cuando suceden las cosas. Llega tarde y Jo le cuenta qué sucedió a medias. Pero ella no lo presencia. Para mí eso da una perspectiva externa que funciona muy bien en el cine; una perspectiva que es, en esencia, el cine. Esta perspectiva me permite jugar con lo que te mencionaba antes: la vida sucede en paralelo a la enorme pérdida emocional. No es una cosa o la otra. La realidad siempre se entromete en la vida emocional. Mostrar eso es más fácil creando una perspectiva externa, haciendo que todas las acciones ocurran lejos del personaje principal.

Fotograma de Fourteen

Sin saberlo, la conversación con Sallitt fue moviéndose hacia el futuro. Y el cineasta empezó a hablar sobre los proyectos que había dejado en el tintero. Después de Fourteen, una película mucho más reconocida por el público y los festivales que sus anteriores proyectos, parece que las rutas de financiamientos más ambiciosos se están abriendo para Sallitt. Y esto también nos muestra un poco de su proceso, sobre cómo financia sus películas, cómo encontró su voz y cómo espera ser recordado.

N.R. Escuché por ahí que tenías un nuevo proyecto y que estabas escribiendo varias cosas. También escuché que este proyecto es un cambio bastante drástico de lo que vienes haciendo…

D. S. Tengo una idea que llevo pensando desde hace quince o veinte años. En ese entonces escribí un tratamiento largo, muy detallado, pero me di cuenta de que era un proyecto difícil de lograr por la forma en que he hecho mis demás películas. Involucraba una mudanza compleja a otro país, que apareciera una escuela de medicina y un cadáver… (Risas). No pensé que pudiera suceder con mi presupuesto habitual. Así que lo abandoné. Ahora que una de mis películas fue un poco más exitosa (hablo de Fourteen, claro), un par de personas se me acercaron para encontrar financiamiento y hacer películas. Definitivamente no estaba contando con eso, pero saqué esta idea de nuevo y escribí el guión durante la pandemia. Y ahora hay una persona que está buscando recursos y locaciones para hacerlo. Entonces, ¿quién sabe? Tal vez lo hagamos. Pero no voy a contar con eso. Voy a preparar algo más barato mientras.

Este proyecto antiguo y ambicioso trata sobre un tipo viejo como de setenta años… Bueno, ahora tiene setenta años. Cuando lo concebí tenía sesenta, pero creo que lo envejecí para mantenerlo a la par de mi envejecimiento. (Risas) Es un tipo tímido que es dueño de un pequeño negocio tecnológico. Es un personaje, en ese sentido, bastante diferente de mis personajes habituales. Mis personajes son generalmente mujeres que pueden hablar mucho… Pero es una película que me emociona mucho. No sé por qué.

El tipo, en la primera mitad de la película tiene cáncer terminal y es infeliz y su esposa es infeliz y nada parece resultarle. Pero, como a los veinte minutos de la película, va al doctor y el doctor le dice que no sabe qué sucedió, pero que ya no tiene cáncer, que está en remisión. Y el tipo está sorprendido durante el resto de la película. Le regresaron la vida y no lo esperaba. Está viejo, también, entonces no sabe qué hacer con este regalo. Vende su negocio, se separa de su esposa, trata de volver a tener una relación con su hijo, pero no lo logra, y termina haciendo lo único que se le ocurre: estudiar medicina. Entonces entra a la carrera de medicina a los 70 años. Entendiendo, claro, que no es la cosa más sencilla del mundo empezar una carrera así a los setenta años…

Es una oportunidad de hacer una película sobre la muerte sin que nadie se muera. Creo que esa es una de las razones por las que me gusta.

Norma Kuhling en un fotograma de Fourteen

N.R. Suena increíble, Dan. Ojalá puedas hacerla…

D. S. Espero, pero también no importa si no se hace. Tengo otras ideas que tengo que escribir, pero que pueden hacerse si no logramos este proyecto. No quiero regresar a esos días en los que no me daba cuenta de mis limitaciones. Cuando estaba en mis veintes trataba de hacer películas para Hollywood, ¿Sabes? Pensé que otros grandes directores lo habían logrado y que yo también podía hacerlo. No entendía mi personalidad, no entendía mis limitaciones, no sabía de lo que era o de lo que no era capaz. Todas mis decisiones eran malas. Después, en cierto momento, empecé a tomar decisiones prácticas. Alrededor de los treinta años, empecé a tomar decisiones buenas aceptando mis limitaciones y aceptando lo que no podía hacer. Empecé a trabajar dentro de mis propias limitaciones. Eso fue lo mejor que me pudo haber pasado. No es que hacer películas sea más fácil para mí ahora. Hacer películas me cuesta mucho, psicológicamente hablando. No lo hizo más fácil, pero lo hizo posible. Resulta que tengo suficiente superego para atorarme en estos procesos, aunque me ponen muy ansioso. Lo que no quiero es regresar a esos días en donde esperaba a que llegara un ojo en el cielo con una oportunidad única. Voy a intentar hacer este proyecto más ambicioso, pero no importa si no pasa.

Tallie Medel en un fotograma de Fourteen

N.R. Claro, entiendo. En ese sentido también creo que Polly Perverse Strikes Again! (1986), tu primera película, es tan diferente, ¿no? Cuando la hiciste estabas pensando en Howard Hawks y otros marcos de referencia que luego no se quedaron en tu cine…

D. S. Completamente. Esa es una película que pensé cuando tenía veinticinco años, escribí dos tercios y así se quedó durante mucho tiempo. Y la acabé de escribir, la desempolvé, y la hice cuando casi iba a cumplir 30 años. Pero sí, claro, es de ese periodo de mi vida. Y pues tengo que admitir que me gusta esa película.

N.R. A mí también me gusta…

D. S. Sí. Creo que es muy incómoda en ciertos sentidos y torpe en otros, pero me gusta. En esa época escribí guiones de acción, películas de venganza, películas violentas. Escribí una especie de remake de The Quiet Man (1952) de John Ford. Le quité la comedia a la película original y la reescribí de una forma bastante oscura. Mucho más violenta y con mucha menos camaradería. En fin… todas esas ideas son ideas de juventud y sería muy difícil hacerlas ahora. Pero además son cosas que hice cuando no sabía qué podía lograr en este mundo.

N.R. Luego encontraste tu voz…

D. S. Sí. En todo caso, si no logro hacer esta película, estoy pensando en hacer una secuela a The Unspeakable Act que, en cierto punto, pensé como una trilogía.

Fotograma de The Unspeakable Act

N.R. No sabía eso.

D. S. Sí… Bueno, la parte tres es bastante difícil de imaginar. Todavía no he logrado entender qué quiero hacer con la parte tres. Pero sí escribí la parte dos en los tiempos de The Unspeakable Act. Y creo que es muy graciosa. Cada vez que pienso en esa segunda parte, me río. El personaje de Jackie me gusta. Pasar tiempo con ella es tan sencillo. En verdad disfruto su presencia. Así que tal vez puedo hacer la parte dos de la trilogía…

N.R. Eso sería increíble.

D. S. Sería barato, en todo caso. (Risas) Las locaciones son pocas, los actores y actrices ya me dijeron que sí lo harían… entonces ahí está.

N.R. Claro, y Tallie Medel es maravillosa.

D. S. Ella es maravillosa. Tallie Medel es increíble. Déjame subrayar eso: ella es lo mejor que le ha pasado a mi carrera como cineasta.

Con ese respeto único por la actriz que ha protagonizado sus dos últimas cintas, acabé mi conversación con Dan Sallitt. En el trayecto de esta plática queda clara la vocación de un cineasta cinéfilo y visceralmente independiente; un cineasta que financió su creatividad escribiendo crítica de cine y que nunca ha dejado de lado su veta más apasionada por las imágenes en movimiento.

Espero que leer las respuestas cándidas de Dan Sallitt los invite a adentrarse en su rica filmografía. O los lleve a seguir sus maravillosas e inesperadas recomendaciones sobre historia del cine. Mientras, no se pierdan Fourteen en las salas de la Cineteca Nacional: entre esos planos está algo de la vida misma.

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