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Vestir la piel del monstruo: el disfraz y otros elementos del Halloween

Elementos del Halloween: Disfraces, costumbres, características y qué se hace durante este festejo

El mayor logro que tuve en el kínder no es mío sino de mi mamá: en Halloween fui disfrazado como el vampiro más vampiro de la escuela. Hablamos de finales de los ochenta, era demasiado tarde como para ir caracterizado como el Orlok de Nosferatu y (afortunadamente) era demasiado temprano como para ser el Edward Cullen de Crepúsculo. El vampiro producido por mi madre estaba acorde con el interpretado por Béla Lugosi en Drácula de 1931. La combinación de disfraz, maquillaje y accesorios fue tan exitosa que dejé una fuerte impresión en la maestra, quien mandó un recado a mi mamá, le dijo que la caracterización era tan buena que le provocaba una mezcla de repulsión y miedo…

Que un niño enfermizo, el ser más frágil de la cadena alimenticia social, pueda solo por uno o dos días, durante Halloween, aterrar a sus mayores ¡y que además te den dulces cuando llegas de improviso a sus casas! tiene mucho de especial para varios de nosotros. Es por eso que, a continuación, hablaremos sobre lo que hay detrás de los disfraces, las calabazas y el ritual que conforman el Día de Brujas o Halloween.

Bela Lugosi (1882 – 1956) en ‘Dracula’. (Foto: Hulton Archive/Getty Images)

Existen muchas críticas hacia el Halloween: que está relacionado con la brujería, que es diabólico, que es pura comercialización, que es una “gringada”… Lo cierto es que con el paso de los años, no pierde permanencia en el gusto de la gente, e incluso parecería que el Halloween, el 31 de octubre, puede cohabitar a gusto con el mexicano Día de Muertos, el 1 y 2 de noviembre, sin que uno le reste a otro. En el caso concreto de los millennials, ellos parecen celebrar más a gusto estas dos fechas que el Grito de Independencia o incluso que la Navidad. (Todavía está por verse si los centennials estarán interesados en el arcaico gesto de sociabilizar cuerpo a cuerpo).

El hábito hace al monje (loco)

De acuerdo con Lisa Morton en The Halloween Encyclopedia, se ha convertido en un lugar común decir que los disfraces son una herencia de la cultura celta tal como el resto de Halloween, sin embargo, asegura ella, no existe evidencia que respalde tal afirmación. En su lugar, Morton apunta diversas posibles influencias de fechas cercanas al Halloween que van desde el Día de Muertos mexicano hasta el Día de Guy Fawkes en Inglaterra (fecha en la que se recuerda a un católico, parte de una conspiración, que intentó hacer estallar la Cámara de los Lores el 5 de noviembre de 1605, y que en años un poco más recientes inspiró el cómic y la película de V de Venganza, de donde salieron las máscaras utilizadas en diversos movimientos sociales) y, sobre todo, el Día de Acción de Gracias.

La conexión entre los celtas (un conjunto de pueblos originado en la actual Europa durante la Edad de Hierro) y el Halloween se complica por el hecho de que la tradición de niños disfrazados para pedir dinero de casa en casa en Estados Unidos se popularizó hasta el siglo XIX.

Morton lanza la hipótesis de que los disfraces probablemente sustituyeron a formas más agresivas de bromas (pranking) como echar aceite en un cultivo, robos, o echar cuetes, como decimos en México.

El caso es que el punto original de la tradición del disfraz es que la gente adivinara la verdadera identidad de los enmascarados.

En un principio, el disfrazarse era cosa de niños, sin embargo con el paso de los años, ya para la segunda mitad del siglo XX, los adultos no quisieron quedar fuera de la diversión y empezaron a organizar ellos sus fiestas de disfraces. Las influencias por las que los mayores le entraron al juego pueden ser varias, a saber, la comedia, la televisión (recordemos legendarias series como La Familia Adams y Star Trek) e incluso la cultura gay en San Francisco y Chicago, como apunta Morton.

Otra factor que ha evolucionado de la mano de los disfraces ha sido su comercialización. Durante la segunda década del siglo XX se empezaron a vender los primeros trajes desechables, sin embargo todavía eran muy comunes las caracterizaciones hechas en casa. La edad de oro de la venta de disfraces vino a la par del boom económico de la posguerra. Mientras que, con el inicio de la participación directa de los adultos en el Halloween, inició el negocio de la renta de disfraces.

La luz al final del túnel

Ya sea a la hora de la misa en una iglesia o como parte de un encuentro romántico, las velas son un elemento de gran potencia  para sentar el tono de un evento.  Estas son recurrentes en las festividades relacionadas con los muertos en diversas partes del mundo, como Irlanda, Japón, Inglaterra y México con su tradicional Día de Muertos; cumplen propósitos prácticos y simbólicos.

El Halloween es una tradición que cuenta con múltiples elementos; por ejemplo, las velas. (FOTO: GABRIELA PÉREZ MONTIEL /CUARTOSCURO.COM)

Recordemos que para las fechas en que se llevan a cabo el Halloween y el Día de Muertos (finales de octubre e inicio de noviembre), el invierno está cerca y las noches son más largas y frías, por lo que no viene mal tener a la mano unas veladores. Además, dentro de la tradición, estas aluden a la luz que sirve para guiar a los espíritus de los difuntos.

En el caso concreto de México, la vela es el elemento central de las calaveritas de los niños que piden dinero o dulces durante el Halloween o Noche de Brujas.

¿Me das para mi calaverita?

Convivir con la familia, el calor de hogar y recordar a nuestros muertos está muy bien; pero lo que sella el trato para que un día especial se convierta en el favorito de un niño es recibir algún beneficio tangible. En Noche de Brujas, los infantes mexicanos van de casa en casa disfrazados de monstruos o muertos pidiendo dinero o dulces a la voz de “¿me das para mi calaverita?”. De acuerdo con el experto en antropología de la muerte, Erik Mendoza, entrevistado por El Universal, la frase tiene dos posibles orígenes que bien podrían entremezclarse, el México novohispano y, obviamente, el Halloween estadounidense.

“Chucky, el muñeco diabólico” está listo para pedir para su calaverita, lo acompañan “Mario” y “Luigi”. (FOTO: CHRISTIAN SERNA /CUARTOSCURO.COM)

Durante la época de la Nueva España, en nuestro país se veneraba a los fieles difuntos durante la festividad de Todos Santos, el 1 de noviembre. En la medida de sus posibilidades, cada familia montaba un retablo “para su calaverita”, es decir, su muerto, y los niños salían a pedir alimentos para montar la ofrenda.

Dicha tradición parece entremezclarse con el Halloween, cuando los niños estadounidenses repiten y una otra vez la frase “trick or treat” (truco o trato).

Como muchas de las mejores ideas, en Occidente, las festividades en las que los niños reciben dulces tienen su origen en el siglo XIX. El referente más claro, según Merton, son las fiestas victorianas en Inglaterra, en las que había caramelos para los participantes.

Si bien, en un inicio, los niños recibían nueces, manzanas, postres y otros alimentos propios de las zonas rurales estadounidenses, poco a poco estos fueron sustituidos por dulces como caramelos y chocolates debido a que son más prácticos para que los niños los guarden mientras continúa la noche de Halloween.

De esas calabazas no hay acá

Al pensar en el Halloween uno de los símbolos que seguramente llegará a nuestras mentes es la clásica calabaza naranja de sonrisa siniestra, conocida en el mundo angloparlante como Jack-‘o-Lantern.

Estas calabazas que adornan un sinfín de hogares en Estados Unidos, según el estudioso se la cultura popular Jack Santino, tiene un doble significado: la cosecha de la temporada y el folclor de herencia europea, esto debido a su participación en leyendas y cuentos de varios países.

Pese a su popularidad, en el centro de México, este tipo de calabazas enormes y naranjas es más común verlo en dibujos y motivos que aluden al Halloween, mientras que las calabazas en la sopa de verduras son pequeñas y verdes. De hecho, mientras que en EE. UU. se ponen velas dentro de las redondas calabazas, aquí los niños reciclan cajas en las que depositan una vela o algún tipo de iluminación para salir a pedir para su calaverita.

El nombre científico de la calabaza de la Noche de Brujas es Cucurbita pepo que, si bien es comestible, su pulpa es acuosa, insípida y fibrosa, por lo que solo suele circular en el mercado por motivos ornamentales.

Las reinas de la fiesta

Su nombre lo dice todo, los personajes más fuertemente vinculados con la Noche de Brujas son, por supuesto, las mujeres de avanzada edad, con un caldero y un gato negro, practicantes de la magia. Por curioso que parezca, los estudiosos del tema no saben a ciencia cierta el origen de la relación entre las brujas y el Halloween. Se cree que son caricaturizaciones del paganismo europeos.

El siempre popular disfraz de bruja. (Foto: Getty Images)

Del mismo modo que los superhéroes, las brujas se han convertido en símbolos poderosos para expresar lo que cada quien ve en el mundo. Lisa Merton señala que en la tradición inglesa se acostumbraba dejar alientos para las brujas afuera de la casa en la noche de Halloween y, se suponía, que ellas llegaban transformadas en algún animal y se los comían.

Como se puede ver, el Halloween es mucho más que un festejo comercial, se trata de una rica tradición, tan digna como el Día de Muertos, que se conforma de influencias de diversas partes del mundo. Así que tú celebra a gusto la Noche de Brujas este 31 de octubre que, de todas formas, te van a criticar.

Ilustración principal: Enrique Lemus.

Bibliografía: Morton, Lista. The Halloween Encyclopedia. 2a ed. North Carolina: McFarland & Company, Inc. 2011.

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