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Los seres más grandes de la historia viven junto a nosotros (y los vamos a extinguir)

El cambio climático afecta la vida. Tiene serias consecuencias sobre los animales que viven en el mar. Las ballenas están en peligro.

Los seres más grandes que ha habido en la historia del planeta viven entre nosotros

En un breve cuento del escritor japonés Akiyuki Nosaka, una ballena se enamora de un submarino. Para ser más precisos, se trata de un rorcual sei macho que medía 20 metros y pesaba 30 toneladas. Su tamaño excedía un poco las características naturales de su especie, cuyos miembros suelen medir 16 metros y forman el tercer grupo de mayores dimensiones entre los cetáceos. Por esa razón, era difícil para él conseguir pareja (entre estos animales lo común es que la hembra sea más grande y pesada) hasta que un día vio un submarino de guerra y lo confundió con una de los suyos. Eran tiempos de la Segunda Guerra Mundial y había enfrentamientos entre Japón y Estados Unidos.

Al final del relato, la ballena muere víctima de un bombardeo que apuntaba al submarino. Sin seguir ese propósito, logró salvar a su amor: al ver los restos del cuerpo flotando en el mar, el ejército estadounidense dio por cumplida su labor y se retiró del lugar.

¿Qué tienen en común los submarinos y las ballenas?

(Foto por Keystone/Getty Images)

El submarino del que se enamoró la ballena de Nosaka estaba destinado a estrellarse contra naves enemigas para hacerlas estallar. Medía aproximadamente 30 metros y pesaba 50 toneladas. Era más o menos del tamaño promedio de una ballena azul, el animal más grande del mundo.

Según algunos estudios, una hembra adulta puede llegar a medir 27 metros de longitud y pesar hasta 120 toneladas. Así que no sólo son los animales más grandes en el presente: se trata de los seres de mayor tamaño que han poblado el planeta en la historia que conocemos.

Durante muchos años la razón de su gigantismo fue una incógnita. Hasta este año, 2017, una investigación organizada por el Museo de Ciencias Naturales Smithsonian arrojó algo de luz sobre el tema. Las ballenas azules llegaron a tener la longitud que ahora las caracteriza hace apenas dos o tres millones de años, cuando el crecimiento de las capas de hielo en la zona norte del planeta modificó la distribución de las presas pequeñas en el océano y favoreció la supervivencia de los ejemplares de mayor tamaño.

(Foto por Rob Stothard/Getty Images)

El equipo que hizo esta investigación estuvo integrado por científicos de la Universidad de Chicago y de Standford (llamados Graham J. Slater, Jeremy A. Goldbogen), así como por Nicholas D. Pyenson, curador de los fósiles marinos del museo Smithsonian . El método para encontrar los resultados siguió, por lo tanto, dos líneas: la observación de ejemplares vivos, por un lado; y de fósiles, por otro.

El equipo utilizó los fósiles, que incluyen las primeras ballenas barbadas, junto con datos sobre 13 especies modernas para examinar las relaciones evolutivas entre ejemplares de diferentes tamaños. Sus datos mostraron claramente que los especímenes enormes que existen hoy en día no estaban presentes en la mayor parte de la historia de esos mamíferos. “Vivimos en una época de gigantes”, afirma Goldbogen.

Como las ballenas de gran tamaño se alimentan por medio de un sistema de filtración, un aumento de dimensión corporal significó mayor capacidad de adaptación al cambio de distribución de alimentos provocado por el cambio global del clima.

¿Las ballenas podrían desaparecer?

(Foto por Hulton Archive/Getty Images)

Así como las modificaciones del ecosistema marino determinaron la evolución de las ballenas gigantes, las condiciones actuales del planeta siguen alterando sus vidas. Los científicos estiman que esta población marítima es vulnerable ante los cambios climáticos previstos para los ecosistemas marítimos. Otro estudio (publicado en la revista Science Advances y realizado por Francisco Ramírez, Isabel Afán, Lloyd S. Davis, André Chiaradia) prueba que hay una fuerte relación entre la supervivencia de la fauna oceánica, el cambio climático y la pesca industrial.

Desde la década de 1980, las aguas superficiales del océano se han ido calentando gradualmente y esto ha provocado una disminución considerable de la condensación de clorofila por metro cúbico. Ambos factores han alterado paulatinamente la distribución de alimento en el mar. La velocidad a la que las actividades humanas alteran y modifican el entorno natural es alarmante debido a que podría causar potencialmente colapsos ecológicos en los ecosistemas marinos. De acuerdo con el director del Instituto para el Estudio de los Delfines Mulares, “en los años 1980 ya se empezaba a hablar de la desaparición de microorganismos en los mares. Si esa fuente de energía sigue menguando, es probable que algunos mamíferos marinos se extingan”.

Otro de los efectos nocivos para la biodiversidad en el océano es el cambio en las corrientes marinas, determinado por el derretimiento de los polos y el cambio de temperaturas. Un posible camino para salvaguardar la variedad de la vida que habita en el mar es proteger seis zonas de gran importancia para la conservación que han sido muy afectadas por el desgaste climático.

El estudio destaca la región marina del Pacífico oriental frente a las costas de Perú y alrededor de las Galápagos […] las costas de Argentina y las aguas en torno a las Malvinas. En África, la región alimentada por la corriente de Benguela, en el Atlántico sudafricano, y que sube por el índico […] los mares de China y Filipinas, en el sureste asiático. Una quinta, la que va desde el sur de Australia hasta el oriente del continente, a lo largo de la gran barrera de coral. La sexta región está localizada en el Pacífico central y baña las islas polinésicas.

(Foto por David McNew/Getty Images)

El cambio climático ha tenido ya graves repercusiones en el planeta que habitamos no sólo en el mar, sino también en la tierra. La tala de árboles desmedida, la industrialización y el uso de ciertos métodos de cultivo han provocado un aumento considerable de gases de efecto invernadero. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas, la cantidad que existe de estos gases tiene repercusiones en la temperatura media mundial, que ha aumentado 0.85°C entre 1880 y 2012. Como resultado de ello, entre 1901 y 2010 el nivel medio mundial del mar ascendió 19 cm, a causa del derretimiento de las zonas de nieve o hielo: cada año el Ártico pierde 1.07 x 106 km2 cada diez años desde 1979.

(Foto por Keystone/Getty Images)

El cuento de Ayuki Nosaka está fechado el 15 de agosto de 1945, día de la rendición de Japón en la Segunda Guerra Mundial. El escritor trabajó en una serie de cuentos alrededor de este tema para hablar de la crueldad que significó este conflicto armado para la humanidad y el planeta. No se equivocó: la magnitud de la destrucción generada por la guerra, tanto en vidas humanas como en territorios habitados por fauna y flora, inició una era de conciencia sobre las repercusiones de las acciones humanas para la supervivencia de la vida en la Tierra. A más de setenta años del nacimiento de la ONU quedan muchas tareas pendientes que atender para la preservación de la biodiversidad.

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