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El medicamento que podría acabar con los contagios de VIH

Día Mundial de la Lucha contra el Sida: La esperanza que representa el PrEP en la Ciudad de México y el resto del país.

Alfredo ha conseguido que la vida le sepa desde hace tres años, cuando le diagnosticaron ser portador del Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH).

Lejos de quebrarse en dos decidió que no se quedaría a llorar en su casa y saldría a realizar trabajo comunitario con personas que como él recibieron una luz y un dolor.

Puedo decir que fue un punto y aparte e hizo que mejorara mi vida… fue un punto de madurez mental, con el diagnóstico hice una mirada interna para hacer cosas que me gustan. Recuerdo que tengo el padecimiento cuando me tomo mi pastilla y suena mi alarma a las 5 p.m., es obvio que es un duelo, pero yo pensé o me caigo o sigo adelante y empecé a trabajar y decidí meterme al activismo a dar conferencias y clases”, precisa Alfredo.

Él relata que en 2016, cuando tenía 26 años, radicaba en Guadalajara y vivía con una pareja de su mismo sexo, era monógamo, se protegió durante los cuatro meses que mantuvieron relaciones sexuales pero la última ocasión fue sin condón y poco tiempo después descubrió que el joven del que estaba enamorado tenía otras parejas.

Fue duro para mí, mi shock fue la situación de cómo se dio, no te marca la infección sino lo social. Me contagié por un problema de comunicación, me entero durante una prueba de VIH en la Clínica Especializada Condesa, en la Ciudad de México… Yo no podía llorar en ese momento, en ese instante pensé en qué proceso debería tener, porque no tenía trabajo ni a mi familia, y el desconocer si tenía que pagar por todo el tratamiento”, recuerda.

Cuando se enteró su familia fue un momento difícil porque pensó en su muerte.

Debes hacerles entender que inmediatamente no te vas a morir porque es una carga cuando te tratan como si no pudieras hacer tu vida normal”, explica.

Alfredo en la actualidad es psicólogo, trabaja como consejero de personas que reciben resultados positivos de VIH en el mismo lugar donde le diagnosticaron ser portador del virus.

Al mes, el área donde labora atiende a una población aproximada de 120 personas con resultado positivo y 10 de ellos son extranjeros de Centro América, Sudamérica, Alemania, Suecia y Estados Unidos y se hacen la prueba porque vienen de trabajo o de estudio a la CDMX.

Eficacia de genéricos dan la vuelta a marcas de prestigio

En México, los costos médicos para los pacientes con VIH son altos. Un frasco para un mes de tratamiento cuesta 16 mil pesos de patente y, al adquirir uno genérico, que es igual de eficaz de acuerdo a especialistas del centro de salud donde trabaja Alfredo, cuesta entre 2 mil y 4 mil pesos.

Eso es solo el tratamiento básico que se tiene que adquirir cada mes que en total son 12 frascos al año de retrovirales.

Al año la cifra para atender a un paciente con VIH es de 360 mil pesos aproximadamente.

“Además de los retrovirales se suman estudios de carga viral, análisis para saber cómo está el hígado, los riñones; pagar el servicio de especialistas, infectólogos, dermatólogos, por lo tanto, es una cantidad alta por persona. Al mes ronda los 30 mil pesos por persona tomando en cuenta el medicamento, citas con médicos y estudios”, detalla Alfredo.

Alfredo tiene predilección por ir a la Cineteca y su película favorita es Ninfomanía de Lars Von Trier, y en su día a día debe lidiar con información errónea sobre el VIH con pacientes que dicen que no tomarán medicamentos antirretrovirales porque consideran que las farmacéuticas se enriquecerán. Lo anterior en un contexto apremiante: cifras oficiales revelan que en el país una de cada tres personas que tiene la infección no lo saben.

Hoy, tiene otra pareja que sabe de su diagnóstico y no ha dejado de disfrutar su sexualidad y hasta han pensado en tener un hijo varón.

Al principio uno cree que ya no vas a tener relaciones sexuales, pero vivo mi sexualidad de la manera más normal, empiezas a tener más entendimiento, exploras otras áreas como lo emocional, mental y no solo en la penetración; es como si fueras a descubrir tu sexualidad como si fuera por primera vez. También le digo ‘si vas a tener sexo con otra persona piensa que puedes contagiarme una enfermedad’”.

Alfredo sabe que todos estamos expuestos a contraer VIH pero el sida se asocia con muerte y no es así, “el color de la vida es tornasol”, explica. Y agrega que si se tiene la información correcta no se debe temer. “Si se sabe usar el condón o usar la profilaxis postexposición (PEP) y otros fármacos innovadores que ha mostrado resultados sorprendentes para portadores del virus que pueden tener sexo sin infectar a otros y para prevenir contagios debido a contactos alto riesgo”.

En el epicentro de los contagios podrían haber encontrado la solución

Procura que no sufran más personas a su paso, que no sufran por causa del VIH. Galileo Vargas Guadarrama, médico tratante de la Clínica Condesa en la Ciudad de México, ha decidido tender una mano a los sectores más vulnerables expuestos a contraer VIH, personas en situación de calle, privadas de su libertad y víctimas de violencia, ya sean mujeres u hombres, y advierte que si no se incorporan medicamentos para evitar que se infecten las personas, no se lograrán dar buenas noticias como posiblemente ocurra el año que viene.

San Francisco es considerado el epicentro de la epidemia del VIH en Estados Unidos. En 1981, aconteció una rápida epidemia que llamó la atención por primera vez de la comunidad científica. Sin embargo hoy podría estar cerca de ser la primera ciudad en hacer historia en este sentido.

Posiblemente se dé la noticia de que San Francisco va a ser la primera ciudad de los Estados Unidos en donde ya no se infectaron personas el año pasado por esta estrategia, allá no ha habido nuevos casos por esta estrategia de que les das medicamento de prevención”, asegura Vargas Guadarrama.

Vargas Guadarrama está en un programa de negativos, que es la profilaxis preexposición (o PrEP), donde hay más de 1,500 personas, usuarias constantes que están tomando el medicamento para no adquirir la infección por VIH.

Es un programa que lo estamos impulsando desde acá y va dirigido a las personas más expuestas a VIH que no viven con VIH, y evidentemente estas estrategias funcionan, se ha demostrado en Europa que funciona en Francia, Ámsterdam, España, Reino Unido, recientemente en Estados Unidos y en México tenemos ese programa coordinado desde la Ciudad de México y donde se coordina es una estrategia en América Latina relativamente nueva y se está llevando el programa en Puerto Vallarta y Guadalajara”, revela.

Una cascada para frenar la epidemia

Actualmente un frasco de PrEP cuesta en el mercado alrededor de 10 mil pesos, el precio público de genéricos es menor, cerca de los 1,500 pesos. Para la Clínica Condesa hay una donación de medicamentos que han ayudado a mantener este programa en las cárceles y con sectores vulnerables, la meta es tener 3 mil personas en este programa de prevención.

Sí es costoso pero hay estrategias, mecanismos para negociar precios más bajos y sabemos que lo han hecho así las ciudades más importantes que llevan 10 años usando el medicamento. Si nos enfocamos en 20% de las personas que están más expuestas, nosotros vamos a reducir la epidemia de nuevos casos de VIH en los siguientes años un 33 o 34%. Si solo hacemos un esfuerzo en un 20% en los más expuestos, vamos a tener un impacto poblacional de nuevas infecciones de 33% y eso en términos dinero, es mucho y en términos de carga financiera para el sistema también, porque de los 10 mil casos que se diagnostican al año en México redúcele 33% cada año y entonces te va llevando a una cascada que vas bajando cada vez la epidemia y vale la pena hacer la inversión en un grupo de personas que sabemos que está altamente expuesta; sabemos las estrategias para ponerlas en el programa y mantenerlas en el programa, el tema es que necesitamos recursos para implementarlo. Es una estrategia nueva en México”, asegura el médico tratante de la Clínica Condesa en la Ciudad de México.

Este programa en México lleva solo un año implementándose pero ha mostrado signos prometedores.

Ahorita tenemos a estos usuarios que ya cumplieron el año de seguimiento y no se nos han infectado y están altamente expuestos a VIH, y cada visita hacemos entrevistas y nos dicen que tienen relaciones con personas VIH positivas… si no les das esta intervención posiblemente se te infecten en un periodo de dos años”, estima el médico Vargas Guadarrama.

En las cárceles la prevalencia de infectarse de VIH es más alta, son verdaderas incubadoras de contraer esta enfermedad por el consumo de drogas con jeringas usadas, tatuajes y piercings realizados sin las mínimas condiciones higiénicas, así como las relaciones sexuales sin alguna protección.

“No usan condones porque los condones no son suficientes, porque a veces no tienen opciones y no pueden usar condones y a veces ni siquiera tienen acceso a herramientas de prevención. Las personas no quieren hacerse las pruebas por el estigma, la discriminación existe igual en los entornos cerrados”, destaca Galileo Vargas Guadarrama. “Ahí lo que tenemos son personas que ya están infectadas y que no quieren hacerse el diagnóstico, ya sean cuando ingresan o cuando uno va y se les ofrece la prueba. Afortunadamente, cada vez es menos el número de infecciones, por ejemplo, el programa que nosotros trabajamos es en Santa Martha Acatitla. Cada vez tenemos menos infecciones y cada vez tenemos menos mortalidad. El año pasado no tuvimos nadie que se hubiera muerto en una causa relacionada a VIH-SIDA. La meta es lograr una mortalidad cero”.

El especialista mexicano considera que los nuevos tratamientos pueden dar de 34 a 37 años de esperanza de vida a las personas infectadas de VIH. Si no se hace la intervención, los pacientes se van deteriorando y en pocos años fallecen, “pero si inicias el tratamiento, tú puedes tener una expectativa de vida igual que la de la población general”.

El silencio de las campañas de información

En 2019, los grupos de investigación están más enfocados a la cura funcional y hay pocos que están dedicados a la esterilización del virus porque es muy difícil llegar a la esterilización, los mayores avances se han dado en la calidad de vida. Hoy se sabe que una persona controlada no transmite el virus.

Aunque hay avances contra la enfermedad, hay preocupación. En la Ciudad de México el panorama puede ser aterrador, ya que tan solo en la Clínica Condesa el 30% de los nuevos diagnósticos tienen menos de 25 años. Vargas Guadarrama advierte de los peligros de no centrarse en proteger a los jóvenes en México y América Latina.

Si no somos capaces de adaptar estos mecanismos de prevención y medicamentos, va a ser una epidemia que afectará a los jóvenes, un sector al que las campañas no le está funcionando, la información no les está sirviendo, no tienen herramientas para prevención y esto mismo pasa en América Latina. Todo está centrado en el condón y no están incorporando estrategias novedosas como la profilaxis predisposición”.

El VIH lejos de frenarse puede volverse más grave porque la sexualidad está sujeta a la controversia, se convierte en silencio como norma. Sin embargo debe entenderse como un problema de salud pública y de derechos humanos.

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