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¿Cuál es tu 10 de mayo? El Día de las Madres que necesitamos

¿quién ha sido nuestra madre?, ¿ha tenido una vida justa, equitativa?, ¿ha podido siempre decidir sobre su cuerpo, sobre el futuro de este país?

¿Qué significa nuestra madre para nosotros, así, en lo individual?, ¿quién es y quién ha sido nuestra madre?, ¿ha tenido una vida justa, equitativa?, ¿ha podido siempre decidir sobre su cuerpo, sobre el futuro de este país, sobre el tipo de labor que quiere desarrollar? Aunque lo parezca, no les propongo esto para provocar en ustedes una manipulación barata del tipo común del día de las madres. No es para que se sientan mal porque han sido “malos hijos”, de verdad que eso no importa. Más bien les pregunto porque es en el terreno personal de los afectos donde se juega el peso cultural de lo que significa ser una madre en un contexto como el de México: machista y violento. Lo que me interesa es que pensemos juntos en la experiencia personal que hemos tenido como madres, hijas e hijos para comenzar a entender el día de las madres que tenemos y empezar a construir el que queremos o necesitamos.

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Códice azteca muestra a madre enseñando a hacer tortillas a hija en el México antiguo (Wikimedia Commons).

Una madre en cada hija te dio… el origen del día de las madres en México

El libro El diez de mayo de Marta Acevedo narra el origen de este festejo en México y aporta pistas concluyentes para entender por qué nos comportamos como ganado el día de las madres, ya estemos en la escuela primaria o en un restaurante. Según sugiere su investigación, en el mandato del gobernador de Yucatán (1922-1924), Felipe Carrillo Puerto, que llegó al poder por el Partido Socialista y realizó su primer discurso enteramente en maya, se motivó a la formación de una Liga Feminista. El trabajo primordial que tomaron en sus manos fue el de fomentar una maternidad por decisión, no por imposición. De manera que mantuvieron una oficina de planeación familiar e informaban a las mujeres de Mérida sobre sus derechos y el uso de anticonceptivos. Carrillo Puerto fue eventualmente derrocado por la oligarquía de Mérida, pero el trabajo de la Liga resonó mucho más allá de la península.

El dueño y fundador del periódico Excélsior, Rafael Alducín se enteró de que en Mérida andaban promoviendo que las mujeres decidieran sobre su cuerpo, y trabajó activamente en contra de este movimiento ciudadano. Con motivo de la publicación y repartición del folleto La Brújula del Hogar, escrito por Margaret Sanger, connotada especialista en la salud y activista pionera de la planeación familiar, el periódico publicó una propuesta para celebrar a las madres en contra de la “aberración” de que las mujeres decidan si quieren tener hijos o no. Y así nació el día de las madres en nuestro país.

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Pero la “proeza” de Alducín no terminó ahí. No sólo retrasó la discusión sobre los derechos de las mujeres con su propuesta del día de las madres, también juntó a otros “notables ciudadanos” (notablemente hombres, todos ellos) para apoyar su iniciativa, entre ellos el arzobispo primado de México, al director de la Cruz Roja y al afamado José Vasconcelos, en ese entonces secretario de educación. Por eso en las escuelas se promueve con tanto ahínco el día de las madres y su existencia cuenta con tanto apoyo institucional.

La política misógina de Alducín se hizo famosa porque coincidió con la visión conservadora del expresidente Manuel Ávila Camacho (1940-1946). En su tiempo, incluso patrocinaron premios para las madres con más hijos vivos, como si de vacas se tratara. Para 1949, el periódico abrió otro concurso para erigir un monumento a favor de las madres, lo que resultó en esa apenas disimulada virgen católica sobre Insurgentes y Sullivan. No voy a extenderme sobre por qué este monumento está mal, sólo voy recalcar que es una pena que después de que el sismo del 19 de septiembre lo haya tirado, ahora se esté gastando dinero público para restaurarlo.

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Y así fue como empezamos a celebrar nuestro día de las madres, gracias a la iniciativa de un hombre y sus amigos que creyeron que sabían mejor que las mujeres qué era lo que debían hacer con sus cuerpos. En su origen, se trató de un día para conmemorar que a las mujeres se les imponen formas de vida y que por encima de sus derechos están los intereses de las personas en el poder. Pero, después de casi un siglo, ¿tiene que seguir siendo así?

Otro día de las madres que se perdió

Uno de los días de las madres que más inspiraron a los países alrededor del mundo, incluyendo a México, fue el de Estados Unidos. Gracias a la iniciativa de una joven y su afán por recordar a su madre. Anne Marie Reeves Jarvis nació en Virginia en 1832. Muy joven se casó con Granville Jarvis, con quien procreó al menos once niños, aunque sólo cuatro de ellos alcanzaron la edad adulta. La razón para ello eran las condiciones sanitarias que permitían el desarrollo de enfermedades mortales para los niños, especialmente la tifoidea. Fue precisamente por ello que comenzó a organizar los Clubs de Trabajo del Día de las Madres, que eran reuniones en las que las madres discutían temas relacionados con la sanidad, y eran capacitadas para cuidar de sus hijos y mejorar las condiciones de higiene en las que vivían.

Marcha de mujeres en pro de sus derechos laborales y sobre su cuerpo, a principios del siglo XX (Wikimedia Commons).

Durante la Guerra Civil en Estados Unidos, el estado de Virginia fue una de los más divididos. Los enconos entre miembros de la Unión y Confederados fue tan grande, que el estado se dividió en dos. En medio de este clima de ruptura, Reeves Jarvis llevó una agenda de reconciliación. Por principio de cuentas, su Club de Trabajo del Día de las Madres pronto se declaró neutral, y pasó de ser una espacio de atención a familias a una organización de enfermería que curaba, vestía y alimentaba a soldados de los dos bandos que lo necesitaran. Gracias a ellas, las enfermedades comunes de la época y la guerra acabaron con muchas menos vidas de las se podrían haber perdido.

Después de la guerra, la labor reconciliadora de Ann Marie no se detuvo. En un estado roto por el odio y dividido por la violencia y la intolerancia política, su Club se convirtió en lugar de encuentro para la paz, donde madres que perdieron hijos de ambos bandos en la guerra compartían su dolor y encontraban perdón, escucha y reconciliación. Asimismo, en donde había clubs, se convirtieron en motor de unidad frente a las profundas heridas que había causado esta guerra fratricida.

En estos orígenes, el Día de la Madre no hablaba del sacrificio o la conmemoración de una miembro de la familia que el resto del año es ignorada o disminuida. Por el contrario, era un lugar para empoderar a las madres en momentos de crisis, para darles herramientas para sacar a sus familias adelante y convertirse en una influencia positiva en su sociedad. Los Clubs de Madres eran lugar de estudio, de desarrollo político y de reconciliación para un país profundamente herido.

Por eso es que su hija, unos pocos años después de su muerte, impulsó un memorial que se convertiría en el día de las madres. Y aunque Ann Jarvis pasó toda su vida tratando de honrar la memoria de su mamá y su Club de Madres, murió arrepentida de haber impulsado esta celebración. En 1948 fue arrestada por “disturbios públicos” por protestar en contra de las empresas de tarjetas que convirtieron el Día de las Madres en un día compras y regalos triviales. Ese mismo día falleció.

El 50% de las mujeres mexicanas que se convierte en madre abandona su trabajo. (GettyImages/Archivo)

El día porvenir

¿Tiene sentido tener un día para conmemorar a las madres? La mejor respuesta que puedo dar es que probablemente sí, siempre y cuando sea protagonizado y configurado por mujeres que han decidido tener hijos; no por señores que escriben en periódicos. La violencia, la división, la pérdida de hijos y la inequidad entre hombres y mujeres están presentes en la sociedad mexicana. Todas ellas fueron razones que impulsaron los clubs de Anne Marie Reeves Jarvis. Algunos años antes, en 1870, su admirada Julia Ward escribió una Proclama por el día de las madres que cobra especial sentido en un país con hijos desaparecidos o muertos por la corrupción del gobierno:

“¡Levántense, mujeres de hoy! ¡Levántense todas las que tienen corazones, sin importar que su bautismo haya sido de agua o lágrimas! Digan con firmeza: ‘No permitiremos que los asuntos sean decididos por agencias irrelevantes. Nuestros maridos no regresarán a nosotras en busca de caricias y aplausos, apestando a matanzas. No se llevarán a nuestros hijos para que desaprendan todo lo que hemos podido enseñarles acerca de la caridad, la compasión y la paciencia’. Nosotras, mujeres de un país, tendremos demasiada compasión hacia aquellas de otro país, como para permitir que nuestros hijos sean entrenados para herir a los suyos. Desde el seno de una tierra devastada, una voz se alza con la nuestra y dice ‘¡Desarma! ¡Desarma!’ La espada del asesinato no es la balanza de la justicia. La sangre no limpia el deshonor, ni la violencia es señal de posesión. En nombre de la maternidad y la humanidad, les pido solemnemente que sea designado un congreso general de mujeres, sin importar nacionalidad, y que se lleve a cabo en algún lugar que resulte conveniente, a la brevedad posible, para promover la alianza de diferentes nacionalidades, el arreglo amistoso de cuestiones internacionales”.

Este es el día de las madres que imaginaban Ward, Reeves Jarvis y su hija: una proclama sobre la responsabilidad social, la justicia y la paz. Escrita hace 150 años no da cuenta de cuestiones que son importantes en nuestros días, como la libertad de cada mujer de decidir si será madre o no, o cuántos hijos quiere tener o cómo quiere ejercer su maternidad. Pero el mensaje de paz en medio de la violencia, de reconciliación en medio del odio sigue siendo vigente.

¿Podría ser este nuestro día de las madres? Urge que sea así. En un país con madres a las que les arrancaron a sus hijas e hijos, con madres que sufren el odio de los feminicidios, o madres expulsadas de sus casas por el narco o por el gobierno; necesitamos un día que las conmemore y ponga oídos a sus reclamos. No tiene nada de malo celebrar a las madres en nuestro país, pero importa el tipo de día de las madres que queremos celebrar y las razones que tengamos para ello.

 

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