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¿Cómo se desmoronó Venezuela? La caída del petróleo y de los ideales chavistas

A casi veinte años de la victoria de Chávez en las urnas, ¿cuál ha sido el legado del chavismo?

En abril del 2013 Nicolás Maduro era el candidato presidencial del oficialismo. En un discurso, en la casa del difunto Hugo Chávez, aseguró que había tenido un encuentro con el espíritu del comandante: mientras se encontraba orando en una capilla, el fantasma de Chávez se le apareció, supuestamente, en forma de un pajarito “chiquitico”. Chávez-pajarito sobrevoló tres veces la cabeza de Maduro antes de posarse en una viga para bendecirlo.

Fuera de la cercanía al realismo mágico más ridículo, este discurso de Maduro revela mucho de la imagen que representa Chávez para Venezuela. El comandante se convirtió en una figura mítica, casi religiosa, que parece aparecerse a conveniencia cuando se debaten formas de gobierno o se llega a conflictos políticos difíciles.

Maduro cita a Chávez como aquél que lo invierte de poder, aquél que le permite gobernar Venezuela por un derecho casi divino. Un espíritu que viajó de la tumba para decirle que lo apoyaba en su lucha. No importa si el actual presidente de Venezuela crea en sus relatos fantásticos. Lo que importa es que el chavismo marcó profundamente la política venezolana y que esa marca sigue siendo algo que alimenta los sueños y las pesadillas de los habitantes del país sudamericano.

A casi veinte años de la victoria de Chávez en las urnas, ¿cuál ha sido el legado del chavismo? ¿Cuál es la responsabilidad de Chávez en la actual crisis política, económica y social en Venezuela? ¿Quién fue esta mítica figura y que representa en la vida actual de los venezolanos?

La vida antes de Chávez

En 1958 terminó el régimen militar de Marcos Evangelista Pérez Jiménez. Su gobierno se caracterizó por un pragmatismo nacionalista y leyes de represión social. Cuando Pérez Jiménez fue sacado del poder, la democracia venezolana estaba en un estado frágil: durante muchos años el poder había quedado en manos de una junta de gobierno militar.

Para asegurarse de la transición democrática se estableció el llamado “Pacto de Puntofijo”, un documento en el que los tres principales partidos políticos se comprometían a garantizar la legalidad de las elecciones y la estabilidad de las instituciones. Todo esto sonaba muy bien y era necesario para una época turbulenta… pero la aplicación de esta nueva maquinaria partidista estuvo lejos de ser ideal.

Durante los cuarenta años que duró el pacto, el Partido Comunista Venezolano nunca estuvo representado y la izquierda siempre se quejó amargamente de que la coalición aseguraba el poder a un gobernante afín a los intereses de Estados Unidos. No es casualidad, en efecto,  que el “Pacto de Puntofijo” haya durado toda la Guerra Fría. En cualquier caso, un pacto que nació como una medida discursiva de inclusión terminó fundando un régimen bipartidista en Venezuela.

Chávez habla con la prensa después de rendirse frente a las tropas leales al presidente Pérez. 4 de febrero, 1992. (AP Photo/Ali Gomez)

Los excesos de los gobiernos del pacto a partir de los años setenta se hicieron sentir en la vida política. La corrupción era un problema mayúsculo que llevó, incluso, a la destitución del presidente Carlos Andrés Pérez en 1993, acusado de cargos de peculado. Antes de que Andrés Pérez saliera de la presidencia, protagonizó uno de los más infames episodios de la vida política venezolana. Hablamos, claro, de “El Caracazo”.

Después de que Pérez propuso una reforma económica de tendencia neoliberal guiada por las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional, los precios de la gasolina aumentaron 30% y se amenazó con subir los precios del transporte en un 100%. Las clases más desprotegidas de Venezuela comenzaron a sentir duramente los ajustes económicos de “El Gran Viraje” de Pérez.

El 27 de febrero de 1989, los habitantes de los barrios más pobres de la capital venezolana tomaron por asalto Caracas. No buscaban quemar coches o atacar a policías, sino saquear las tiendas para conseguir los insumos más básicos: comida, pañales y papel de baño… No obstante la represión policial que ordenó el presidente Pérez fue brutal e implacable. Murieron, se estima, más de 300 personas y cientos más desaparecieron.

Estudiantes opositores marchan contra Hugo Chávez. 21 de febrero, 2002. (AP Photo/Leslie Mazoch)

En 1992, Hugo Chávez intentó tomar el poder por vía de las armas orquestando un golpe de estado. El intento falló completamente y Chávez terminó pasando dos años en la cárcel. Pero el escenario político cambió: Pérez caía cada día más en la desgracia y Chávez comenzaba a adoptar la figura de mártir del pueblo.

Pocos años después, al ser liberado por el presidente Caldera, Chávez ya era una fuerza política propia. Su discurso estaba estructurado en torno a la idea de una “revolución bolivariana” y sus campañas parecían crear un fervor en una población agotada por la corrupción, la escasez y los malos manejos económicos de las clases dominantes.

En 1999, con más del 56% de los votos, Chávez fue electo presidente de la república. Su primera acción de envergadura fue cambiar la constitución para fundar la República Bolivariana de Venezuela.

La Revolución Bolivariana

Hugo Chávez delante de un cuadro de Simón Bolívar. 2012. (AP Photo/Rodrigo Abd)

Se habla mucho de la República Bolivariana, de la Revolución Bolivariana, de la Lucha Bolivariana y no se aclara nunca a qué se refiere este adjetivo desgastado de tanta mención bolivariana.

¿Qué es lo bolivariano? ¿Y a qué se refieren con bolivariano, en específico, los venezolanos del oficialismo?

Simón Bolívar es una figura importantísima en la historia de Sudamérica. El llamado “Libertador” fue esencial para la independencia de Bolivia, Colombia, Panamá, Ecuador y Venezuela, en su lucha contra la corona española.

Es por eso que el pensamiento político de Bolívar se constituye, fundamentalmente, como una propuesta antiimperialista y anticolonialista. También, en vista de la resistencia contra el Imperio Español, Bolívar quiso luchar por una América unida, un gran país americano que pudiera hacer frente al poderío español:

Si unimos todo en una misma masa de nación, al paso que extinguimos el fomento de los disturbios, consolidamos más nuestras fuerzas y facilitamos la mutua cooperación de los pueblos a sostener su causa natural. Divididos seremos más débiles, menos respetados de los enemigos y neutrales. La unión bajo un solo gobierno supremo, hará nuestras fuerzas y nos hará formidables a todos”

Estos dos elementos del pensamiento de Bolívar se convirtieron en algo sumamente atractivo para la lucha ideológica de Chávez en su primera campaña presidencial. Bolívar nació en Caracas, liberó a Venezuela del yugo español y quiso unir a Sudamérica en una misma nación solidaria. Todo esto respondía a la perfección al mito que quería recrear Chávez como reflejo de sí mismo. Pero todo empezó mucho antes de la llegada de Chávez al poder.

Manifestante sostiene una imagen de Simón Bolivar en apoyo a Hugo Chávez. (AP Photo/Sharon Steinmann)

En los años ochenta, Chávez comenzó a juntar un núcleo ideológico de izquierda en el seno del ejército venezolano. A pesar de no tener una estructura ideológica bien definida, el grupo comenzó a consolidarse alrededor de la figura de Chávez que, para entonces, ya era un militar reputado. En esos años, Chávez será nombrado mayor y quedará asignado como ayudante del secretario del Consejo Nacional de Seguridad y Defensa. El comandante recuerda así esa época:

Comencé en esta lucha allá por los años 80. Recordaba hace un rato con Beto Almeida (dirigente social brasileño), que poco antes de los 80 comenzamos a formar en el seno del ejército una corriente bolivariana y nacionalista que ni siquiera se planteaba una revolución. A mediados de los 80 propuse a mis compañeros militares agregar la letra R -de revolución- a la sigla de nuestro movimiento que se llamaba EB-200 -Ejército Bolivariano 200 porque en 1983 era el bicentenario del nacimiento de Bolívar-. El movimiento nació en 1982 en un acto simbólico. En realidad, era una pequeña célula clandestina. (…) Lo que perseguíamos era eso, una revolución, una transformación política, social, económica y cultural inspirada en el planteamiento de Bolívar.”

El fundamento de esta cédula clandestina reposaba entonces en tres grandes figuras: el nacionalismo antiimperialista de Bolívar, el impulso educador de Simón Rodríguez y la disciplina militar de cercanía al pueblo de Ezequiel Zamora. En esas tres figuras se sustenta lo que después Chávez nombrará el “Socialismo del siglo XXI” y la “Revolución bolivariana”:

Diseñamos lo que hemos llamado el ’árbol de las tres raíces’, que es nuestra fuente ideológica. Consiste en la raíz bolivariana (su planteamiento de igualdad y libertad, y su visión geopolítica de integración de América Latina); la raíz zamorana (por Ezequiel Zamora, el general del pueblo soberano y de la unidad cívico-militar) y la raíz robinsoniana (por Simón Rodríguez, el maestro de Bolívar, el Robinson, el sabio de la educación popular, la libertad y la igualdad). Este ’árbol de las tres raíces’ dio sustancia ideológica a nuestro movimiento.”

(AP Photo/Ariana Cubillos)

Se pueden entender así las primeras reformas que realizó Chávez a la constitución venezolana en 1999. Con un año apenas en el poder, el Comandante reformó la constitución para renombrar a Venezuela como la República Bolivariana de Venezuela. En el nombre estaba ya plasmada la ideología: esta constitución se basa en principios nacionalistas, de independencia económica, apoyo a la educación universal gratuita y, claro, a la importancia del pueblo en las decisiones de estado.

En Venezuela hay constantes votaciones, justamente, por las reformas constitucionales de Chávez: el referendo se convirtió en la forma en que se cumplían los ideales de Zamora en torno al poder de decisión del pueblo en los asuntos del estado.

Así, la nutrida sección segunda del capítulo IV de la constitución venezolana de 1999 prevé la consulta popular para una enorme variedad de cuestiones de la vida pública: materias de trascendencia para el país, la parroquia, el municipio o el electorado; todos los cargos de elección popular para su revocación; todos los proyectos de ley de la Asamblea Nacional, todas las leyes, etc…

El resultado de las reformas de Chávez está todavía sujeto a debate. Porque parece difícil juzgar un mandato sin considerar también las circunstancias históricas que lo rodearon. Chávez -y en eso están de acuerdo numerosos historiadores- fue un presidente con muchísima suerte. Todas sus reformas llegaron en un momento de bonanza para los países petroleros. Y el resultado fue que todos los grandes avances económicos y sociales en Venezuela se convirtieron pronto, por la dependencia al petróleo, en los regalos envenenados de la crisis que ahora observamos.

La bendición petrolera

Chávez en Caracas. 2010. (AP Photo/Ariana Cubillos, File)

Los primeros años del chavismo fueron difíciles para la economía. Para cumplir con sus proyectos sociales y promesas de distribución de la riqueza, Chávez cambió radicalmente la forma en que se llenaban las arcas del estado. Hay que recordar que Venezuela es el país con las más grandes reservas de petróleo del mundo. Es decir que Venezuela es una suerte de Qatar en pleno continente americano.

Cuando Chávez llegó al poder el 33% de las exportaciones venezolanas eran diferentes al petróleo. Casi veinte años después es menor al 3%. Esto quiere decir que toda la industria venezolana se concentró en la riqueza petrolera del país y descuidó completamente otros sectores de exportación. En particular se puede citar el caso del café venezolano que, tras 200 años de industria, está en riesgo de desaparecer completamente.

Así, a pesar del golpe de estado fallido de la oposición en 2002, a pesar de las huelgas petroleras que también promulgó la oposición en 2002 y 2003, el país encontró un enorme repunte en su Producto Interno Bruto (PIB) en 2004. Esto se debe, claro, al enorme auge del precio del petróleo. Como lo muestra la siguiente gráfica, los precios del petróleo en el mundo subieron de manera constante entre el 2004 y 2008, cuando se vieron afectados, brevemente, por la crisis económica; y después, entre el 2008 y el 2014, repuntaron para mantenerse estables.

Precio internacional del barril de petróleo entre 2002 y 2016.

Esta estabilidad en los precios del petróleo llenó las arcas de Venezuela y permitió a Chávez llevar a cabo una política de repartición social de la riqueza. Así, la riqueza del país se concretó en la reducción considerable de la pobreza y la desigualdad en Venezuela.

Los logros sociales del chavismo

Según cifras del Banco Mundial, el índice Gini de desigualdad se redujo de 0.49 en 1999 a 0.41 en 2013. También, la población que vivía en la pobreza pasó de ser el 42.8% al 29.4%; y la pobreza extrema se redujo de 21.7% de la población a 9.8% en 2013.

Índice de pobreza en porcentaje sobre la población total de Venezuela entre 1998 y el 2013. (Banco Mundial)

Todos estos indicadores muestran el afán de Hugo Chávez por mejorar los programas sociales en salud, reducción de pobreza y educación. Gracias a la bonanza del Estado, rico en petróleo, todos estos índices mejoraron en Venezuela.

Las cifras en 1998 señalaban que más del 18% de la población estaba malnutrida; en 2013, este porcentaje se redujo a solamente al 5%. De la misma forma, Chávez anunció en 2005 que el analfabetismo había desaparecido en Venezuela. Aunque un nuevo censo del 2011 comprueba que la tasa de analfabetismo todavía alcanza el 4.9%, el porcentaje es considerablemente menor al que tenía México en 2010 de 6.9%.

Tasa de desnutrición en Venezuela entre 1998 y el 2013. (Banco Mundial)

En el sector salud también hubo progresos considerables. En un trato sin precedentes, por ejemplo, Cuba envió el 20% de los médicos de la isla a Venezuela a cambio de favores petroleros. El resultado fue el programa Barrio Adentro que involucró a 20 mil trabajadores de la salud cubanos, incluidos 14 mil médicos. El programa sirvió para tratar las emergencias comunes de las zonas urbanas menos favorecidas del Venezuela. Y su implementación se reflejó en indicadores como la tasa de mortalidad infantil que cayó en picada durante el mandato de Chávez: pasó de 27.7 infantes por cada 1000 que nacían en 1999 a 15.7 en 2013.

Tasa de mortalidad infantil en Venezuela entre 1998 y el 2013 (Banco Mundial)

El poder del pueblo

No hay que dejar de lado los logros sociales del chavismo. El desprecio al presidente Pérez a principio de los años noventa seguía una lógica bipartidista de cuarenta años que desgastó las relaciones de la ciudadanía con las instituciones del país. O, para decirlo de una forma más humana, el pueblo venezolano se sentía mal representado, abandonado y traicionado por la corrupción rampante, la desigualdad y la falta de alternancia política.

Uno de los mayores logros del chavismo fue, entonces, un logro discursivo: los sectores más desfavorecidos de la población encontraron, de pronto, un interlocutor con creciente poder. Chávez fue un líder popular porque supo canalizar las voces olvidadas de los olvidados. En ese sentido, le dio un sentido de poder, siguiendo las doctrinas zamoristas, a la elección popular. El resultado fue una población más comprometida con el devenir del país; una población más politizada, más compenetrada con los hombres en el poder. Así lo explica la politóloga Claudia Zilla:

Esa forma de política simbólica tiene un alto poder de persuasión en países con notables carencias, donde muchos están o se sienten excluidos en términos económicos, sociales, culturales e identitarios. Más allá de los beneficios materiales que los sectores marginados de Venezuela recibieron, la argumentación de Chávez alimentó su sentido de pertenencia; él les dijo ‘ustedes son el pueblo, ustedes son la nación’. Maduro también insiste en decir ‘yo soy uno de ustedes y ahora gobernamos para ustedes’”

¿Pero fue la prosperidad social de Chávez un frágil castillo de naipes?

(AP Photo/Ariana Cubillos)

El cambio del chavismo

En 2007, la segunda reforma constitucional de Chávez cambió completamente la perspectiva de las enmiendas de 1999. Porque, si la constitución de su primera llegada al poder se enfocaba en reforzar la soberanía popular, esta segunda enmienda quiso afianzar el poder del ejecutivo.

La primera enmienda de Chávez se enfocó en una separación de poderes atípica que reforzaba los ideales del chavismo y sus tres ramas de inspiración ideológica (bolivariana, zamorista y robinsoniana). Así, se hablaba de un poder ejecutivo, un poder judicial, un poder legislativo, un poder electoral y un poder popular.

Pero la reforma del 2007 se centró en un esquema mucho más presidencialista que frenaba la descentralización del estado. El resultado fue una ampliación sin precedentes de los poderes del ejecutivo a través del llamado Plan Socialista de Nación (2007-2013):

El proyecto de reforma constitucional permitiría su reelección indefinida, introduciría nuevos conceptos de propiedad de los medios de producción, con el consiguiente debilitamiento del régimen de propiedad privada, y definiría una nueva “Geometría del Poder”, según la cual, se anularía la descentralización y se concentraría un poder omnímodo en el Presidente de la República. Todo ello con el objeto de imponer un sistema de planificación central de la economía y el sometimiento y control de los niveles de gobierno de elección popular, es decir, gobernaciones y alcaldías.”

Pronto, esta reforma constitucional agravó lo que ya se criticaba en muchas instancias del régimen chavista: el autoritarismo creciente y las constantes afrentas a los derechos humanos de la ciudadanía.

La afrenta a los derechos humanos

El informe de 2010 de Human Rights Watch planteaba ya preocupantes perspectivas del chavismo. En particular, como consecuencia directa de la nueva reforma constitucional, por la poca independencia del poder judicial frente al ejecutivo.

El entonces presidente Hugo Chávez sostiene una copia de la constitución de 1999 en el Palacio de Miraflores, Caracas. 15 de abril, 2002. (AP Photo/Dario Lopez-Mills)

En 2009, en Venezuela, diferentes figuras de la oposición fueron sujetas a investigaciones penales. Fuera de los casos más sonados de opositores como Leopoldo López, encarcelado en el 2014 por instigación a la violencia, en ese año fueron procesados Manuel Rosales, ex gobernador del estado de Zulia y candidato por la oposición en las elecciones presidenciales de 2006; y el militar Raúl Baduel, un hombre cercano a Chávez que tuvo el desatino de oponerse a la nueva reforma constitucional.

Como bien lo explica ese mismo reporte de Human Rights Watch, el gobierno de Chávez ha implementado, además, diversas medidas para coptar la libertad de expresión en Venezuela:

Desde que asumió Chávez, se han adoptado diversas leyes que han contribuido a generar un clima de autocensura, como las enmiendas al Código Penal que amplían el alcance de las leyes de desacato y una ley sobre radio y televisión que fomenta la autocensura al permitir la suspensión arbitraria de canales en el caso de cometer “incitación”, un delito definido de manera sumamente vaga.”

En el año de este reporte, por ejemplo, se señalaron los constantes ataques contra Globovisión, la única cadena televisiva que mantenía, por su estatuto privado, un discurso crítico contra el oficialismo. También hubo censura en la radio:

En julio de 2009, se canceló intempestivamente la señal de 32 emisoras, luego de que CONATEL determinara que sus licencias no estaban en condiciones. No se concedió a estas estaciones la posibilidad de presentar argumentos o pruebas que permitieran analizar sus reclamos de manera transparente. Asimismo, muchas señalaron que durante años CONATEL no había respondido a sus solicitudes para regularizar su situación jurídica. El director de CONATEL anunció en septiembre que otro grupo de 29 estaciones de radio sería cerrado próximamente, y que la situación de otras 177 estaba siendo evaluada.”

Disidente descanza junto a pancarta en protesta contra Hugo Chávez el 29 de Octubre, 2002. (AP Photo/Esteban Felix)

Finalmente, el gobierno de Chávez dejó un precedente preocupante en cuanto a las violaciones a los derechos humanos por parte de la policía. Según el mismo informe, hasta 2008, se iniciaron investigaciones en 6 mil 422 casos de violaciones de derechos humanos por parte de la policía… de las cuales sólamente 463 llevaron a un proceso.

El fin de la bonanza petrolera

A partir de 2013, además, los precios del petróleo comenzaron a caer drásticamente. Fue el año de la muerte de Chávez y el fin de una bonanza petrolera que había servido para mantener el discurso social a flote. Ahora, sin la posibilidad de establecer el mismo poder político en la región a través de la economía local, sin la posibilidad de soportar un gasto de más del 40% de las finanzas públicas en obras sociales, el esquema del “Socialismo del siglo XXI” comenzó a derrumbarse.

Solamente el 3% de la economía venezolana se sostiene en otras industrias fuera del petróleo y el 50% de los alimentos del país son importados. Esto significa que el gasto del estado no puede recuperarse sin los altos precios del petróleo y que, sin las importaciones, los ciudadanos comienzan a pasar hambre. Según The Economist, desde el año pasado, un 74% de los venezolanos ha bajado un promedio de 8.7 kilos de peso.

No más médicos cubanos, no más construcción de casas baratas, no más programas sociales. Y, si el salario mínimo se mantuvo como uno de los más altos de América, el poder adquisitivo comenzó a caer en un aumento desproporcionado de la inflación. Cuando murió Chávez, la inflación llegó a un terrible 50%. Pero esa perspectiva en 2017, parece optimista: con Maduro, la inflación alcanzará el 720% este año, siendo una de las tasas más altas del mundo.

El sueño del chavismo, después de Chávez, parece estar sucumbiendo.

Nicolás Maduro en las Naciones Unidas. 29 de septiembre de 2015. (AP Photo/Richard Drew)

La economía sin petróleo

Entre el 2013 y el 2017, el barril de petróleo ha pasado de costar casi 100 dólares a costar 50 dólares. Con eso, el presupuesto de un país absolutamente dependiente del petróleo ha caído a la mitad. Las reservas monetarias que llegaron a 43 mil 127 millones de dólares en 2013 fueron solo de 10 mil 995 millones de dólares en 2016. Y las importaciones han disminuido en un 50% por falta de presupuesto.

Además, las medidas económicas del gobierno de Maduro no han servido en nada para frenar el deterioro del país. En 2014, el crecimiento económico de Venezuela cayó 3.9%; en 2015 descendió del 5.7%; y en el 2016, según cifras del FMI citadas por El Economista la caída sería de 10%. Con la inflación rampante, también se ha agravado la situación de la deuda externa del país. Esa deuda pasó de ser de 810 dólares por habitante en 1999, cuando Chávez subió al poder, a 2 mil 192 dólares el año pasado.

Esta situación económica en Venezuela afecta profundamente a la población. La inflación impide que el dinero tenga un valor estable en el mercado y el desabasto se agudiza por la falta de importaciones. En cuestiones alimentarias nada más, en 2016, los cargamentos de pan cayeron 94%, los de carne en un 63% y los de frutas como el plátano y las fresas cayeron en un 99%, según cifras de CNN. El enojo generalizado de la población es entonces comprensible. La bonanza petrolera terminó y el regreso de la miseria se pauta en desabastos, miseria y una terrible alza de la violencia.

AP Photo/Natacha Pisarenko)

La violencia de la miseria

En el 2016, Venezuela se colocó como el segundo país más violento del mundo precedido solamente por El Salvador y seguido por Honduras. En el país se registraron 28 mil 479 asesinatos en el año. Esto supera, con creces, los 27 mil 875 casos de asesinatos violentos en 2015 y coloca a Venezuela en un índice de 91.8 homicidios por cada 100 mil habitantes.

Frente a esta violencia generalizada, la respuesta del régimen ha sido insuficiente y autoritaria. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos mantiene a Venezuela en su lista negra, junto a Cuba. Y en las recomendaciones de su informe añadió ciertos consejos reveladores de las crecientes políticas represivas del régimen de Maduro:

Que se garantice el pleno ejercicio de los derechos políticos a todas las personas, independientemente de su posición frente a las políticas del gobierno. (…) Adoptar las medidas necesarias para promover la tolerancia y el pluralismo en el ejercicio de los derechos políticos. (…) Abstenerse de ejercer represalias o utilizar el poder punitivo del Estado para intimidar o sancionar a personas en virtud de su opinión política. (…) Garantizar la pluralidad de espacios para el ejercicio democrático, incluyendo el respeto a las movilizaciones y protestas que se llevan a cabo en ejercicio del derecho de reunión y manifestación pacífica”

Así, en medio de la violencia generalizada en el país, las protestas en contra del gobierno de Nicolás Maduro han dejado este año más de 120 muertos a raíz de los enfrentamientos entre civiles y policías. Y las denuncias ciudadanas cada vez se enfocan más en el uso de grupos paramilitares para reprimir las protestas y hacer el “trabajo sucio” que los militares no quieren hacer. Se habla de las bandas de motociclistas armados que recorren las calles, los llamados “colectivos” que buscan sembrar el miedo entre los manifestantes.

Propaganda oficialista y de la oposición muestran carteles con los rostros de Hugo Chávez y Enrique Capriles. (AP Photo/Rodrigo Abd)

Porque ya no se trata solamente de una oposición limitada a una clase política la que se enfrenta al régimen, sino de la mitad polarizada de la sociedad venezolana. Se ha visto en las protestas: el alcance del enojo contra el régimen es masivo. Y todo ha estallado por el intento de Maduro de imponer una reforma a la constitución.

Chávez, como ya vimos, propuso dos reformas. Pero siguió, paso a paso, lo estipulado en la constitución para cumplir con los referendos. Ahora, Maduro planteó una nueva constituyente que la misma fiscal general de Venezuela ha repudiado por su “ambición dictatorial”. Sus señalamientos parecen tener un motivo claro, Diosdado Cabello, vicepresidente del partido en el poder ha dejado en claro las intenciones de acaparar todos los poderes -pues el legislativo de la Asamblea Nacional está en manos de la oposición:

La Asamblea Nacional Constituyente tiene poderes plenipotenciarios, así que puede sustituir a la Asamblea Nacional (…) puede asumir las funciones de la Asamblea Nacional, que no existe porque está en desacato (…) podrá intervenir inmunidad parlamentaria”

(AP Foto/Ramon Espinosa)

La perspectiva derrotada

La situación en Venezuela se agrava,  conforme pasan los días. Al aumento de la violencia se suma el aumento de la represión, de la inflación, de la deuda; se suma la caída de las clasificaciones crediticias; se añade el desabasto generalizado y el repudio hacia el actual presidente que se muestra, en respuesta, cada vez más autoritario.

El problema se agrava si consideramos que la oposición tampoco tiene una superioridad moral asegurada. Muchos de sus líderes tienen también pasados violentos y escándalos de corrupción a sus espaldas. El recuerdo de la primera victoria de Chávez se olvida ahora bajo el desastroso y autoritario gobierno de Nicolás Maduro, pero hay que recordar el olvido de las clases más desprotegidas, la violencia y la corrupción que también existía cuando los partidos de oposición estaban en el poder.

La solución de la crisis en Venezuela no es, por tanto, sencilla… y quien opine lo contrario está mintiendo.

(AP Photo/Ariana Cubillos)

Hay que observar las bondades y los errores del chavismo en una perspectiva histórica: es demasiado fácil juzgar una apuesta por su resultado: el resultado no tiene riesgo; el resultado es un hecho. En cualquier caso, entre las masacres y los despilfarros, el mundo sigue estando en las manos de poderosos que hablan del pueblo mientras lo olvidan y de poderosos que se olvidan del pueblo mientras lo temen. En medio de esto, como ha sucedido una y otra vez en la historia, las masacres siguen estando del lado de los que tienen muy poco que perder.

Es por eso que parece pertinente citar una frase olvidada. Porque fue el mismo Marx que dijo, alguna vez, lo siguiente sobre Simón Bolívar, el gran Libertador:

La dictadura de Bolívar pronto demostró ser una anarquía militar, dejando los asuntos más importantes en manos de los favoritos, quienes despilfarraban las finanzas del país, y luego recurrían a mecanismos infames para poder restaurarlas”

A veces la historia le da razón a tristes premoniciones…

Por: Nicolás Ruíz

Ilustración: @Ponchobot

(AP Photo/Ariana Cubillos)

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