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¿Qué pudo hacer el mundo para evitar millones de muertes en 2 años de pandemia?

Estos fueron los momentos clave en que se pudo cambiar el curso de la pandemia de covid

Hasta el 23 de marzo de 2022, a dos años del inicio del confinamiento en México, la enfermedad COVID-19 ha cobrado 322,119 vidas en nuestro país, según cifras de la Secretaría de Salud, y 6,122,360 vidas en todo el mundo según los registros de la Universidad Johns Hopkins, una cifra que es producto de las sumas compartidas por las autoridades de cada nación. La cifra real de defunciones, sin embargo, probablemente sea mucho más elevada, de acuerdo a los señalamientos de subregistro en varios de los países más afectados por la pandemia. ¿Cuánta gente ha muerto en realidad de una enfermedad que hace tres años ni siquiera existía? Un estudio publicado en The Lancet estima que han sido 18.2 millones de muertos en estos primeros dos años de COVID-19. Por ello, se vale preguntar: ¿Qué se pudo hacer para evitar tantas muertes? ¿En qué punto de la crisis sanitaria fue posible darle la vuelta a la pandemia? ¿Dónde y cómo fallamos como comunidad internacional?

Si bien muchos estamos ansiosos por retornar a la “vieja normalidad” como si nada hubiera ocurrido y tirar los cubrebocas a la basura, es justificable argumentar que le debemos a nuestros muertos hacer muchas reflexiones de lo ocurrido y debatir al respecto. Claro, el punto de ejercicios como este no es precisamente el de señalar sospechosos, si no el de extraer lecciones que puedan ser implementadas en caso de enfrentar una crisis similar en el futuro. Por ello, no sería injusto aprovechar las ventajas de la retrospectiva para hacer un análisis de cómo fue que llegamos a este punto y aprender de las estrategias en políticas públicas que fueron acertadas.

La socióloga Zeynep Tufekci, profesora-investigadora de la Universidad de Carolina del Norte, indicó en su columna del New York Times cuatro puntos que fueron fundamentales en la evolución de la pandemia. De haber actuado de otra manera, tal vez no estaríamos hablando de 6 millones de muertos:

1. El encubrimiento en China

¿Qué hubiera pasado si el gobierno chino no hubiera callado los hallazgos médicos, científicos y periodísticos sobre una misteriosa neumonía que se propagaba entre la población de la ciudad de Wuhan, entre noviembre y diciembre de 2019? Por más de un mes, las autoridades del Partido Comunista Chino detuvieron a las personas que difundían “rumores” de una transmisión entre humanos de una nueva zoonosis rastreada a un mercado de animales exóticos, entre ellos, al doctor Li Wenliang, quien sonó la primera alerta internacional. No fue sino hasta el 20 de enero que el gobierno chino admitió que el virus se transmitía de una persona a otra.

Aunque era evidente que algo peculiar ocurría en China, la Organización Mundial de la Salud (OMS) aparentemente puso su confianza en los comunicados del régimen de Xi Jinping. En efecto, las autoridades se movilizaron con rapidez en China, pero restringieron el acceso a la información y no dejaban ver lo que ocurría en sus hospitales. Si el gobierno chino hubiera alertado a la OMS de la propagación de un patógeno similar al SARS en su territorio y hubiera aceptado su colaboración para frenar los contagios, es posible que el Nuevo Coronavirus fuera recordado hoy como un curioso pie de página.

“Puede parecer una fantasía sugerir que el brote podría haberse extinguido antes de que se convirtiera en una pandemia, pero los brotes posteriores de este virus fueron contenidos”, escribió la doctora Tufecki. “Esta primera ola también podría haber sido contenida y la pandemia podría haberse evitado por completo, salvando millones de vidas y mucho sufrimiento”.

https://twitter.com/who/status/1217043229427761152

2. El mundo se tardó en reaccionar

¿Qué hubiera pasado si el mundo hubiera detectado que el gobierno chino no estaba siendo del todo honesto sobre el brote de una enfermedad respiratoria que estaba generando un caos en los hospitales de Wuhan? En los primeros días de enero de 2020, algunos científicos como Helen Branswell se percataron de las señales que salían de China y compartieron sus preocupaciones con la OMS, pero la organización internacional se limitaba a reproducir las declaraciones del gobierno chino.

Un país que no se fue con la finta fue Taiwán. Desde el 31 de diciembre de 2019 habían levantado la mano para hacer preguntas, pero “no pudimos obtener respuestas satisfactorias ni de la OMS o del CDC chino, y nos pusimos nerviosos y comenzamos a hacer nuestros preparativos”, dijo el ministro de Relaciones Exteriores, Joseph Wu, a la revista Time. En efecto, Taiwán actuó rápido y se puso a trabajar en la fabricación de mascarillas para toda la población.

“Durante la mayor parte de 2020, el covid fue poco común en Taiwán”, explicó la socióloga. “Por 253 días consecutivos, ese año no hubo casos de transmisión local allí, a pesar de que hubo muchos viajes a China, incluido Wuhan, antes de enero de 2020. Con pruebas y rastreo exhaustivos, eliminaron dos brotes importantes, uno que comenzó en marzo de 2020, y, lo que es más impresionante, un brote importante de la variante alfa en el verano de 2021, lo que redujo los casos locales a cero. Eso muestra lo que fue posible con una respuesta temprana y sólida”.

3. La evidencia científica fue ignorada

¿Qué hubiera pasado si las autoridades sanitarias de la OMS y de muchos países hubieran diseñado sus estrategias según la evidencia empírica que estaba surgiendo? Aparte de los amplios sectores de la población que se negaban creer en la propagación de un virus, quizás el mayor daño fue provocado por la OMS, la cual se tardó varios meses en reconocer que el coronavirus se transmitía por el aire. En su lugar, bajo la suposición de que uno se contagiaba de covid por gotículas de saliva, se recomendaba desinfectar superficies, entre otras medidas poco eficientes. Pero de ser así, ¿cómo era posible que personas asintomáticas pudieran propagar el virus?

Para los científicos japoneses, en cambio, era evidente que el virus se transmitía por la vía aérea desde febrero de 2020, cuando estudiaron lo ocurrido en el crucero Diamond Princess. De las 3 mil 711 personas que había en ese barco, 712 resultaron infectadas, esto a pesar de las medidas de distanciamiento que fueron adoptadas. “El resto del mundo podría haber entendido el virus como lo hicieron los funcionarios japoneses”, dijo Tufecki.

“Según su entendimiento, al que se llegó en febrero de 2020, de que el covid se transmitía por el aire, se propagaba sin síntomas y era impulsado por grupos, a principios de marzo recomendaban el uso de mascarillas, enfatizaban la necesidad de ventilación y aconsejaban al público que evitara las tres C: espacios cerrados, lugares concurridos y entornos de contacto cercano”.

4. El acaparamiento de vacunas

En diciembre de 2020 fueron aplicadas las primeras vacunas y el mundo aplaudió la rapidez con la que estas fueron desarrolladas. Sin embargo, millones de personas han muerto desde aquellos primeros días de la vacuna, a pesar de la protección que ésta ofrece. Cierto, entre los más afectados ha figurado mucha gente con posturas antivacunas, pero buena parte de la responsabilidad también recae sobre aquellas naciones que acapararon vacunas y que lo siguen haciendo hasta la fecha, aplicando hasta una cuarta dosis cuando muchos países pobres no han logrado inmunizar ni a la mitad de su población con la primera dosis.

Esta distribución desigual de la vacuna también ha contribuido, y puede seguir contribuyendo, a la mutación de un virus ya de por sí impredecible, resultando en nuevas variantes que reducen la eficiencia de las vacunas. Desde diciembre, el mundo ha tenido que lidiar con grandes repuntes de covid provocadas por variantes como alfa, delta y ómicron, poniendo en desventaja a los sectores más vulnerables de la población una y otra vez.

“Los países pueden querer vacunar primero a sus propios ciudadanos, incluso a aquellos con mucho menos riesgo. Pero para salvar la mayor cantidad de vidas, las prioridades deberían haberse establecido a nivel mundial. Los trabajadores de la salud, los ancianos y las personas con alto riesgo en todo el mundo deberían haber recibido las primeras vacunas”.

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