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¿A quién le canta Beyoncé, la intérprete afroamericana más importante de la actualidad?

Beyoncé: ¿Para quiénes son las canciones de la intérprete afroamericana más importante en la actualidad?

De Beyoncé se dicen muchas cosas. Se habla de su fortuna, de sus dietas, de su familiaNoticieros Televisa, de su matrimonio con Jay-Z, uno de los raperos más importantes de Estados Unidos. Se discuten su ropa, su estilo y cómo logró recuperar su figura tras un embarazo de gemelos. También se debate su música.

No es casualidad que la hija de Mathew Knowles, un empresario dedicado a la industria musical por años y fundador del emporio Music World Entertainment, sea una de las intérpretes estadounidenses más exitosas de todos los tiempos.

Su carrera, diseñada por Knowles para hacerla destacar, podría resumirse en la Beyoncé que todos conocemos: heredera de las Destiny’s Child, intérprete de “Crazy in Love”, la estrella de La pantera rosa (2006) y además, la que hizo enloquecer al mundo con el tema “Single Ladies (Put a Ring On It)” que se viralizó a través de un sinnúmero de coreografías que emulaban al video de la cantante.

Sin embargo, en los últimos años su carrera ha dado un vuelco que la ha convertido en tema de análisis, discusión y hasta de filias políticas, principalmente en Estados Unidos, el país que no por nada, nos regala a míticas estrellas del entretenimiento masivo de tanto en tanto.

En torno a la cantante se formulan entonces una serie de preguntas: ¿a quién le canta Beyoncé? ¿Por qué su música pareciera estar cada vez más alejada de otras intérpretes de pop? ¿Cómo y qué fue lo que la llevó a dar un vuelco a su carrera para cambiar al principal destinatario de su repertorio?

Esta es la historia de cómo Beyoncé se convirtió en la cantante de los afroamericanos en un mundo de blancos.

Todo comenzó con su padre

Beyoncé en la edición 2018 del festival de música Coachella, en Indio, California. (Getty Images/Kevin Winter)

Beyoncé nació en Houston, Texas, en 1981, producto de la relación de Tina y Mathew Knowles. Ella, una diseñadora de modas que regentaba su propio salón de belleza, y él, un vendedor de equipos médicos para la empresa Xerox. A la familia se sumaba la pequeña Solange que, por obvias razones, también eligió la música como su camino.

Desde el inicio, el talento de Beyoncé era claro pues en la infancia destacaba del resto bailando y cantando, algo que su padre no tardó en explotar cuando decidió renunciar a su trabajo para integrarse al negocio de la música y formar la agrupación Girl’s Tyme, que más tarde se convertiría en Destiny’s Child, proyecto con el que Michelle Williams, Kelly Rowland y Beyoncé alcanzarían un sinnúmero de éxitos en ventas.

A partir de entonces, su historia es similar a la de cualquier otro artista que haya alcanzado la fama internacional en los últimos años: un padre que ve en sus hijos una pequeña mina de oro que puede convertirse en un emporio, tal como ocurriera con Michael Jackson y sus hermanos, o más cercano a México, Luis Rey y Luis Miguel.

Su primer álbum en solitario, Dangerously In Love (2003) era equiparable a cualquier disco mezcla de pop, R&B, hip hop y rap que pudiera escucharse en 2003, y aunque no era revelador, representó un éxito de ventas que ayudó a amasar la fortuna de los Knowles, que previamente habían pasado por precariedades económicas debido a altas y bajas en el negocio.

Los años pasaron y tras la publicación de tres álbumes, todos bajo la dirección de su padre, Beyoncé estaba consolidada. La estrella era llamada a películas, daba entrevistas y generaba sumas millonarias gracias a sus giras internacionales.

Sin embargo, una oscura relación con su padre, que intentaba explotar la figura de la intérprete hasta el cansancio, dio pie a la transición de Beyoncé de una simple y llana artista de pop, a una figura crucial para entender a las mujeres, a las afroamericanas y a la comunidad negra en el Estados Unidos de su tiempo.

Beyoncé junto a su padre y mánager, y su madre Tina en un evento benéfico en Nueva York en 2005. (Getty Images/Frank-Micelotta)

Miles de artículos en Internet resumen la biografía de la cantante en torno a su ruptura con Mathew Knowles, un episodio esencial en para entender a la intérprete y su ascenso a la fama.

Hacia 2008, Beyoncé recoge los éxitos que le dejó su segundo álbum de estudio en solitario, B’Day (2006) que incluía, entre otros éxitos, su popular colaboración con Shakira, que le dio mayor exposición en América Latina, así como un tema con el cantante mexicano Alejandro Fernández titulado “Corazón gitano”, mismo que ha pasado de incógnito, pero que también forma parte de su historia.

Un tercer álbum lanzado ese mismo año, I Am… Sasha Fierce (2008), presentaba al mundo a Beyoncé, una dulce intérprete de pop que cantaba “Ave María”, y por otro lado, a Sasha Fierce, el alter ego que la cantante desarrolló durante la filmación de la película Cadillac Records (2008), en la cual interpretaba parte de la vida de Etta James (otra cantante afroamericana de jazz cuya energía sexual en el escenario no tenía comparación).

Sin embargo, pese a todos los éxitos de la joven intérprete, las cosas en casa no estaban bien. Su padre mantenía una relación con una mujer que no era su madre, y que además, esperaba un hijo. Ya en 2009, tras una exitosa gira internacional, Tina le pedía a Mathew el divorcio.

En octubre de 2010, a la cantante le llegó el rumor de que su padre había robado dinero de su tour “I Am…”, por lo que, de inmediato, ordenó una auditoría a una prestigiosa firma de abogados. No muchos meses después, en marzo de 2011, Beyoncé anunció que oficialmente cortaría las relaciones laborales y de representación con él.

La historia apenas empezaba

La ruptura de relaciones con su padre supuso no solo el inicio de una nueva etapa en la vida de la cantante sino el paso decisivo para determinar si estaba preparada para actuar por sí misma, conducirse, crear piezas y ofrecer sus giras sin contratiempos.

Con la independencia para ella, Beyoncé tenía la misión de presentar a sus fans un material que diera constancia de su nueva vida, ya sin Knowles dirigiéndola en todo.

En 2011 lanzó 4, su cuarto álbum de estudio que tuvo una buena recepción por parte de la crítica, pero que no logró superar los éxitos de ventas de las producciones realizadas por su padre.

Con “Run the World (Girls)” como el primer sencillo del álbum, Beyoncé aclaraba que no pretendía crear un nuevo género musical, sino que tomó mucho de todas partes para la creación del material. En una entrevista con MTV reveló que su inspiración habían sido artistas como Fela Kuti, The Stylistics, Lauryn Hill, Stevie Wonder y Michael Jackson.

Bueno, yo no diría que estoy inventando un nuevo género. Estoy mezclando todos los géneros que amo, y me inspiro en ellos. No estoy encasillada. No es R&B. No es el pop típico. No es rock. Es todo lo que amo” (vía MTV).

Un mes después del lanzamiento, recibió una demanda por parte de su padre, acusándola de haber mentido sobre los robos durante su tour. A finales del año, la corte falló a favor de la intérprete, pero la relación entre ambos estaba más fracturada que nunca, a pesar del nacimiento de Blue Ivy, la primogénita de Beyoncé y el cantante de hip hop, Jay-Z, en enero de 2012.

2013 se convirtió entonces en el año decisivo de la ruptura, pero también del renacimiento de la artista.

El año comenzó con la intérprete acercándose a la familia presidencial de Barack Obama, el primer presidente afroamericano de Estados Unidos, para quién Beyoncé cantó el himno nacional en su segunda toma de posesión.

Un mes después, en una entrevista con la prestigiosa presentadora afroamericana de televisión Oprah Winfrey, Beyoncé finalmente rompía el silencio para expresar el sentimiento general sobre su padre y lo difícil de su separación, aunque de forma escueta. Tenía 32 años.

Ha sido una de las cosas más duras que he hecho. Definitivamente alguien a quien amas, alguien que te ha dado la vida, alguien que ha hecho un trabajo tan fantástico, es muy duro. Pero es parte de la vida y es parte de crecer, así que dije ‘en algún punto tienes que ser el adulto que tu papá crió y que preparó para que lo fueras'”. (vía OWN)

Su declaración vino acompañada del lanzamiento del documental Life is but a dream de febrero de 2013, en el que revelaba parte de dicha relación y, meses después, de constantes declaraciones de Knowles en forma de ataques contra de su hija, afirmando que ella no fue quien quien terminó la relación sino que todo había sido “de mutuo acuerdo”.

Ya con la relación rota, Beyoncé no tenía mucho que perder, y entonces decidió hacerlo: encaminarse al triunfo a través de la independencia de una mujer adulta.

Cantar a las mujeres

Beyoncé en 2013 durante su presentación en el Show de medio tiempo del Super Bowl XLVII. (Getty Images/Chris Graythen)

La necesidad creativa de Beyoncé parece estar más allá de su padre, y todo apunta a que, en realidad, reside en un interés genuino por la música y dos claves esenciales para entenderla: su feminismo y ser una mujer negra en Estados Unidos.

En diciembre de 2013, meses después de su exitosa y comentada presentación en el show de medio tiempo del Super Bowl XLVII, la cantante presentó su quinto álbum de estudio, y su primer homónimo. Lanzado sin mayor aviso, el disco pronto se convirtió en un éxito de ventas y logró colocarse en el primer lugar de la lista Billboard 200, encargada de contar los mejores álbumes en el mercado.

Beyoncé se diferenció de 4 y de sus álbumes previos por ser un material en el que la cantante explotaba varios temas cruciales en su porvenir: por un lado, el sexo, el amor monógamo, los problemas en las relaciones, y como cereza del pastel, el feminismo.

“***Flawless” la canción número 11 dentro del álbum que más tarde se dividiría en dos partes, se convirtió en un himno feminista acompañado de un fragmento de una conferencia de la escritora feminista nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie. Beyoncé se encontró con el discurso en YouTube durante la madrugada, mientras preparaba el álbum. El fragmento de la conferencia que acompaña a la canción reza:

Enseñamos a las mujeres a encogerse, a hacerse más pequeñas. Le decimos a las mujeres “Puedes ser ambiciosa, pero no mucho. Debes aspirar a ser exitosa, pero no tanto. De otra manera, amenazarás a los hombres”. Porque soy mujer, suponen que aspiro al matrimonio. Se supone que tome decisiones sobre mi vida, siempre teniendo en cuenta que el matrimonio es lo más importante. Ahora, el matrimonio puede ser una fuente de felicidad y apoyo mutuo, pero ¿por qué enseñamos a las mujeres a aspirar al matrimonio y no le enseñamos lo mismo a los hombres? Criamos a las niñas para verse a sí mismas como competidoras, pero no por trabajos o logros, que creo que puede ser algo bueno, sino por la atención de los hombres. Le enseñamos a las mujeres que no pueden ser seres sexuales del mismo modo que los hombres lo son. Feminista: una persona que cree en la igualdad social, política y económica de los sexos”. (vía TEDx Talks)

De modo que “***Flawless” es una creación de Beyoncé orientada hacia las mujeres, principalmente negras, para reconocerse a sí mismas como independientes, fuertes y perfectas (la traducción del nombre de la canción), sin importar el resto del mundo.

Sin embargo, el origen del tema iba más allá: todo comenzó con Beyoncé levantándose en la mañana, molesta consigo misma por los bloqueos creativos en sus composiciones. De esa molestia surgió “Bow Down”, la primera parte del tema antes de que Chimamanda entre en acción.

Beyoncé lo relataba así en una entrevista para iTunes Radio de viva voz:

Fui al estudio y tenía una cancioncita en mi cabeza, era agresiva, estaba enojada, no era la Beyoncé que se levanta todas las mañanas (…). La escuché grabada y me encantó y dije, voy a lanzarla. Si a la gente le gusta, genial, si no, pues no, pero si te dicen que es una canción irrespetuosa, solo imagina a una persona que te odia, imagina a una persona que no cree en ti. Mira al espejo y di ‘reverénciame, perra” (“Bow down, bitch”) y te garantizo que te vas a sentir bien”. (vía Angel Rojas)

La suma de su molestia, el sentimiento de ser derrotada, pero perfecta a la vez, así como el feminismo de Chimamanda, la inspiraron para crear una canción que a pesar de las críticas que podía generar entre el público y sus fans, Beyoncé acogió como ninguna otra.

En una entrevista para The Atlantic, Todd Tourso, el director creativo que trabajó en la producción de Beyoncé, reveló el sentimiento de la cantante detrás de la canción:

(…) para ella fue esta idea de lucha para convertirse en campeona. Todas las derrotas, los tiempos difíciles y las pérdidas que ha tenido que parecían ser devastadores, en perspectiva, la convirtieron en la guerrera que es hoy, la hicieron capaz de salir y decir: ‘Reverénciame, perra’”.

El video comienza con un fragmento del show de competencias Star search al que una niña Beyoncé acudió cuando iniciaba su carrera en Girl’s Tyme. Aquel día, ella y sus compañeras perdieron frente a una boyband llamada Skeleton Groove, que aunque ya no existe, le mostró el sentido de la derrota o bien, como señalaría Tourso a The Atlantic, “la vuelta de la victoria”.

Beyoncé es negra

El quinto álbum de Beyoncé fue lanzado en vísperas de 2014 y al inicio de un escándalo mediático. Durante el Met Gala de ese año, una fiesta benéfica con artistas con el fin de recaudar fondos para el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, un video de cámaras de seguridad en un elevador mostraba a Solange Knowles, la hermana menor de la intérprete, golpeando a su cuñado Jay-Z.

Jay-Z y su esposa durante la ceremonia del Met Gala de 2014. (Foto: Getty Images/Neilson Barnad)

A raíz del clip no tardaron en surgir cientos de teorías, la mayoría de las cuales apuntaban a que el rapero originario de Brooklyn, Nueva York (negro de gueto, como lo ha definido un amigo), había sido infiel a Beyoncé.

Sus giras y presentaciones juntos continuaron, sus compromisos no se detuvieron, pero en todos quedaba la pregunta: ¿Jay-Z había engañado a su esposa como Mathew Knowles lo había hecho con Tina?

Realidad o puro chisme, la suma de acontecimientos en la vida de Beyoncé más la suma de acontecimientos políticos en Estados Unidos, como el término de la administración de Obama y el inicio de la era de Donald Trump, así como el aumento de la brutalidad policiaca en contra de los afroamericanos, trajeron consigo su siguiente gran crítica: Lemonade (2016).

Para el show de medio tiempo de 2016, comisionado a Bruno Mars y Coldplay, tres años después de su primer “Súper Tazón”, Beyoncé regresaba al campo de futbol americano con un tema que no tardó en generar controversia: “Formation”.

En su performance del tema, la cantante iba flanqueada por sus bailarinas, todas ellas afroamericanas, y portando la conocida boina de las Panteras Negras para terminar con el famoso saludo del Poder Negro, firma de un nuevo capítulo por demás politizado en su carrera. Por decir lo menos, la NFL prohíbe todo tipo de manifestaciones políticas en las presentaciones dentro de sus espectáculos.

Pero volviendo a “Formation”, en la letra de la canción, Beyoncé hablaba de todo lo que se refiere a ser una mujer negra, hija de un padre de Alabama (Knowles nació ahí) y de una madre de la Louisiana francesa (Tina, cuyo apellido de soltera era Beyincé), así como ser heredera de una “nariz negra” de “agujeros anchos” como las de los Jackson 5.

La presentación del Super Bowl, precedida por el lanzamiento del documental Lemonade (2016), versión visual del álbum con poesía de la autora británico-somalí, Warsan Shire; y la aparición de “Formation”, no tardaron en colocar a la artista, nuevamente, en el centro de los análisis.

“Formation” era la demostración de una cosa que muchos no tenían claro: Beyoncé realmente es negra.

El lanzamiento del video demostró por primera vez en años que una intérprete negra como ella, exitosa y reconocida a nivel internacional era, en el fondo, la misma víctima de racismo que cualquier otro ciudadano negro en Estados Unidos.

Durante todo el video la politización, crítica y desprecio al racismo es evidente cuando abre con una voz que se pregunta: “¿Qué pasó después de Nueva Orleans?” mientras se ve a Beyoncé sobre una patrulla de la Policía hundida en una gran inundación en una clara reminiscencia a lo que ocurrió en 2005, tras el paso del huracán Katrina por dicha ciudad estadounidense.

Nueva Orleans, una de las ciudades con la mayor población de afroamericanos en Estados Unidos, sufrió una de las mayores desatenciones por parte del gobierno tras el paso del huracán. Casi en burla, Beyoncé denuncia, además, lo que la Policía representa para la mayoría de los afroamericanos en su país.

Entre numerosas lecturas del video, comentarios, análisis, interpretaciones y hasta tuits opinando del mismo, 2016 se convirtió en el año del regreso triunfal de Beyoncé no para el mundo, sino para su comunidad. La opinión pública puso tanta atención en él que no tardó en llegar a programas de comedia y sátira política como Saturday Night Live, que presentó el sketch de una película llamada El día que Beyoncé se hizo negra.

En el video, la conmocionada sociedad blanca de Estados Unidos se mostraba atónita con una intérprete tradicionalmente conocida por sus canciones “pop”, transformada en un ícono de su comunidad afroamericana.

Pero Lemonade no solo fue un álbum de la infidelidad, y ser negro en Estados Unidos, sino también, una declaración de amor para las mujeres negras en un país herido por un sistema racista que en México también existe, pero en una concepción totalmente distinta aunque igualmente avasalladora.

Beyoncé durante su presentación en la ceremonia de entrega del premio Grammy número 59. (Kevor Djanzezian / Getty Images)

Un año después del lanzamiento del álbum, en febrero de 2017, Beyoncé recibió el premio Grammy al Mejor Álbum Urbano Contemporáneo, y en su discurso de aceptación, no pudo evitar volver a ponerse política al respecto, revelando parte de la intención del disco.

Tras agradecer a su esposo, a su familia, y en medio de su embarazo de gemelos, Beyoncé no tardó en decir:

Todos experimentamos el dolor y la pérdida, y a menudo nos hacemos inaudibles. Mi intención con el documental y el álbum fue crear un cuerpo de trabajo que le diera una voz a nuestro dolor, a nuestros problemas, a nuestra oscuridad y a nuestra historia. Que confrontara problemas que nos incomodan.

La cantante continuó…

Es importante para mí mostrarle a mis hijos imágenes que reflejen su belleza para que puedan crecer en un mundo en el que, cuando se miren al espejo (…) y se miren a sí mismos, no tengan duda de que son hermosos, inteligentes y capaces. Es algo que quiero para todo niño de toda raza. Y siento que es vital aprender del pasado y reconocer nuestra tendencia a repetir errores”.

Y con eso, Beyoncé lo dijo todo.

Su última gran hazaña

En 2018 Beyoncé hizo una proeza racial más: se convirtió en la primer mujer afroamericana en encabezar el festival de música de Coachella en Indio, California.

Resultado de sus dos presentaciones, en 2019 la cantante lanzó la película Homecoming, que a grandes rasgos incluye 38 canciones más dos temas inéditos, así como una explicación de los motivos que la llevaron a montar su espectáculo de esa manera.

El concierto, montado con bailarines, músicos, cantantes y artistas de distintas disciplinas, todos afroamericanos, surgió como una celebración de la cultura negra mediante la educación, específicamente, aquella otorgada en las Universidades Históricamente Negras.

En la película, Beyoncé describe que siempre quiso asistir a una de estas universidades, pero concluye que, como Destiny’s Child, sus giras y sus viajes por el mundo se convirtieron en su universidad; esta era la forma de retribuir al sueño inconcluso.

Beyoncé en Londres, Inglaterra, durante la premiere de ‘El Rey León’, película a la que prestó su voz como Nala, y de la cual, realizó el soundtrack. (Gareth Cattermole/Getty Images)

Así que aunque en realidad su historia no se resume ni en su padre, ni en su matrimonio con Jay-Z, ni en su vida sentimental, esta puede ser una forma de entender el contexto de la cantante y los paradigmas que plantea dentro de la cultura afroamericana actual.

Beyoncé no dista mucho de otras artistas negras a lo largo de la historia de la música en Estados Unidos: Etta James, a quien interpretó en una película, refleja la fuerza de su sexualidad en el escenario; Diana Ross, a quien interpretó en la película Dreamgirls (2006) aunque con el nombre ficticio de Deena Jones en una clara alusión a la cantante de Motown, refleja a una mujer negra que se convirtió en un ícono de la moda.

Y va más allá de las intérpretes negras de música pop como Whitney Houston, Rihanna o Mariah Carey. Con su estilo interpretativo emula a Aretha Franklin, la reina del Soul, mujer libre y que libró sus propias batallas contra el hombre que la condenó al inicio de su carrera; o bien, con su politización, nos recuerda que antes existió Nina Simone, esa que cantaba “Mississippi Goddam” como protesta ante la segregación racial.

Beyoncé y su música puede ser para todos. Sin embargo, en el fondo, es nada más para su gente.

Ilustración: Cuemanche

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