Juan XXIII, un santo ‘pro gratia’

Un rasgo común que tienen los papas Juan Pablo II y Juan XXIII es que al final de su vida existió la proclama de "Santo Súbito".

Obispos pidieron que Juan XXIII fuera proclamado santo a su muerte, pero el papa Paulo VI se negó

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Muchos de los obispos que participaron en el Concilio Vaticano II hubieran querido que el papa Juan XXIII, quien lo convocó, fuera proclamado santo por aclamación al término de éste; sin embargo, el papa Pablo VI se negó y en 1965 abrió la causa de beatificación.

Desde 1966 hasta el final de la fase de prueba se recogieron más de 300 testimonios en más de 18 procesos de información.

El milagro considerado para declarar beato al papa Roncalli fue la curación repentina el 25 de mayo de 1966 de la religiosa italiana Caterina Capitani, de las Hijas de la Caridad, quien sufría una gastritis hemorrágica grave.

La hermana Caterina Capitani padecía una gastritis hemorrágica grave.

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La monja, después de rezar a Juan XXIII, junto con otras hermanas de la orden, tuvo una visión del pasado y como resultado de ese evento extraordinario recuperó la salud.

En la ceremonia de su beatificación, realizada el 3 de septiembre de 2000, el papa Juan Pablo II, dijo:

"Contemplamos hoy en la gloria del Señor a otro Pontífice, Juan XXIII, el Papa que conmovió al mundo por la afabilidad de su trato, que reflejaba la singular bondad de su corazón."

"Han quedado en el recuerdo de todos las imágenes del rostro sonriente del Papa Juan y de sus brazos abiertos para abrazar al mundo entero. ¡Cuántas personas han sido conquistadas por la sencillez de su corazón, unida a una amplia experiencia de hombres y cosas! Ciertamente la ráfaga de novedad que aportó no se refería a la doctrina, sino más bien al modo de exponerla; era nuevo su modo de hablar y actuar, y era nueva la simpatía con que se acercaba a las personas comunes y a los poderosos de la tierra. Con ese espíritu convocó el Concilio Ecuménico Vaticano II, con el que inició una nueva página en la historia de la Iglesia: los cristianos se sintieron llamados a anunciar el Evangelio con renovada valentía y con mayor atención a los "signos" de los tiempos", añadió.

Juan XXIII fue el último papa en ser coronado.

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Juan Pablo II habló también del Concilio Vaticano II, obra de Juan XXIII:

"Realmente, el Concilio fue una intuición profética de este anciano Pontífice, que inauguró, entre muchas dificultades, un tiempo de esperanza para los cristianos y para la humanidad.
En los últimos momentos de su existencia terrena, confió a la Iglesia su testamento:"Lo que más vale en la vida es Jesucristo bendito, su santa Iglesia, su Evangelio, la verdad y la bondad". También nosotros queremos recoger hoy este testamento, a la vez que damos gracias a Dios por habérnoslo dado como Pastor", finalizó.

El consistorio de cardenales convocado por el papa Francisco el 30 de septiembre 2013 aprobó canonizar al papa Juan XXIII, de acuerdo con el procedimiento pro-gratia.

La legislación canónica establece que, por razones de conveniencia, se puede proceder a la canonización del beato incluso sin la certificación habitual de un nuevo milagro.

El papa Francisco quiso declarar santo a Juan XXIII por la relevancia de su ejemplo y su enseñanza. El testimonio de una vida cristiana de papa Roncalli, la coherencia entre lo que se enseña y cómo él vivió con fidelidad diaria a su vocación, la urgencia de una renovación evangélica en la Iglesia despierta, sus intuiciones pastorales y la amplitud del horizonte.

Entre otras razones que el papa Francisco dio para canonizar a Juan XXIII sin esperar un segundo milagro están:

La atención que el papa Juan XXIII tenía en cada momento de su servicio a la Iglesia y la dimensión de la misma.

El amor por la tradición y la conciencia de la necesidad constante de actualización, construida en el Concilio Vaticano II de la Iglesia, que él convocó.

MACO