Redes sociales despiertan el interés por la genealogía entre mexicoamericanos

DENVER, Estados Unidos, may. 13, 2014.- Los cambios demográficos y el uso de las redes sociales han despertado el interés entre los méxicoamericanos por su historia familiar y les incita a buscar sus antepasados remotos.

“Al aprender sobre la genealogía de la familia, uno se interesa más por la época en la que vivieron nuestros antepasados y uno comienza a entender las contribuciones que ellos realizaron”, dijo Virginia Sánchez, investigadora independiente de la Sociedad de Genealogía Hispana de Colorado.

El resultado de esas investigaciones, comentó Sánchez, es “un nuevo sentido de orgullo cultural” que permite “compartir los descubrimientos con todos los miembros de la familia y encontrarse con nuevos miembros de la familia extendida”.

Para Sánchez, autora de un libro sobre familias hispanas de Cuchara, en el sur de Colorado, todo comienza “con los padres y los abuelos”, especialmente durante reuniones familiares con motivo de las festividades como el Día de la Madre o el Cinco de Mayo, “cuando se comparten historias o fotografías”.

Y esas historias pueden llevar a interesantes descubrimientos. Por ejemplo, en una ocasión Sánchez leyó un artículo sobre una mujer, quien, al morir hace varios siglos, les dejó a sus hijos en su testamento “una docena de zapatillas de baile”.

Intrigada por la inusual herencia, Sánchez investigó el caso, sólo para descubrir que esta mujer era su “séptima tatarabuela”.

Fidel Montoya, un residente de Denver, coincidió con Sánchez en que para él también los estudios genealógicos comenzaron por el impulso de su padre, “quien siempre quería encontrar más” sobre la familia.

“Siempre me dijo que nuestros antepasados habían llegado de España y siempre contaba la historia de Questa, una aislada aldea en el norte de Nuevo México, donde su abuelo, Francisco Antonio Montoya, vivió en el siglo XVIII”, comentó Montoya.

Tras años de investigaciones y como un regalo para toda su familia, Montoya construyó un árbol genealógico que incluye 16 generaciones, en el que se remonta hasta Simón Pérez, quien vivió en España en la primera mitad del siglo XVI.

“Cuando mi padre falleció, lamenté no haber escrito todas las historias que él me contaba. Por eso, decidí a mantener viva la historia de mi familia y comencé a escribir todo lo que recordé y a investigar a nuestros antepasados. Creo que es muy importante conocer y preservar de dónde provenimos”, afirmó Montoya.

El experto en genealogía méxicoamericana Arturo Cuéllar-González indicó que fue su abuela quien “plantó” en su corazón el “profundo deseo de encontrar” a sus antepasados.

Gracias a los archivos a su disposición en la Biblioteca de Historia Familiar de FamilySearch en Salt Lake City (Utah) en la que trabaja, este investigador especializado en América Latina logró encontrar los nombres de once generaciones de antepasados de su familia.

Según Cuéllar-González, en los últimos años “son cada vez más los jóvenes interesados en la historia de sus familias”, debido a que, gracias a la popularidad de las redes sociales, las personas ahora pueden conectarse con familiares que antes posiblemente no sabían que tenían.

Otro factor que parece explicar el interés de los jóvenes hispanos por su genealogía en esta región del país es el crecimiento en el número de jóvenes latinos en Colorado y en Utah desde 2000, por lo que, según la Organización Latina de Colorado de Liderazgo, Promoción Comunitaria e Investigaciones (CLLARO), en la actualidad los hispanos representan el 35 % de los jóvenes del área, a pesar de que los latinos son sólo el 21 % de la población total.

Sánchez coincidió con Cuéllar-González en que las redes sociales facilitan el intercambio de información y documentos genealógicos.

“La genealogía requiere tiempo, pero vale la pena. Se transforma en un hábito porque una pista lleva a otra y luego a otra. Uno se enorgullece cuando finalmente encuentra a un antepasado que parecía eludirnos. ¡Y las historias que uno entonces puede contar!”, declaró Sánchez.

Por ejemplo, Sánchez descubrió que sus antepasados, por pedido del Rey de España, donaron dinero a favor de la Revolución Estadounidense. “Eso es algo que nunca me enseñaron en la escuela”, puntualizó.

Y Montoya descubrió que hasta hace pocas generaciones todos sus antepasados eran católicos, pero luego su familia se convirtió al pentecostalismo por “una pelea con el sacerdote de la aldea”.

“Es muy gratificante poder compartir la historia de mis antepasados con mi familia y con todos los interesados. Y espero que mis hijos y mis nietos continúen con esa tradición”, concluyó.