ECONOMíA

Simetría en el TLCAN, reto de México: Luis de la Calle

El gobierno de México tendrá la difícil tarea de exigir y mantener la simetría existente en el TLCAN original, pese a las presiones del equipo de Donald Trump, señaló hoy en una entrevista con Efe el economista Luis de la Calle.

“México debe aspirar a que lo que resulte de esta negociación sea otra vez perfectamente simétrico”, apuntó De la Calle, quien fue exministro de Asuntos Comerciales de la embajada de México en Washington y participó en el diseño e implementación de este acuerdo comercial.

El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que entró en vigor en 1994 entre México, Estados Unidos y Canadá, fue el primer pacto comercial simétrico que involucraba un país en desarrollo como México, pues las tres naciones tienen iguales derechos y obligaciones.

“Si Estados Unidos pretende ahora que el resultado sea asimétrico porque están perdiendo y quiere dejar de perder, eso implica que el resultado de la negociación no va a ser igual. Para México, desde mi punto de vista, esto debe ser inaceptable”, subrayó el también exsubsecretario de Economía.

Del 16 al 20 de agosto se celebrará en Washington la primera ronda de negociaciones para modernizar el TLCAN.

El presidente de EU, Donald Trump, considera el convenio perjudicial para su país e incluso lo calificó como el “peor tratado comercial de la historia” de su país, y por ello planteó la necesidad de renegociar sus términos.

México presentó esta semana sus prioridades en la negociación, puntos intocables como evitar la reinstauración de aranceles que afecten sus exportaciones o la expansión del comercio para balancear el déficit.

“Era muy importante que México tuviera objetivos en las negociaciones, y que fueran claros”, celebró De la Calle.

México aseguró que defenderá la competitividad de la región, el avance hacia un comercio “inclusivo y responsable”, el aprovechamiento de nuevas oportunidades, como la economía digital, y la promoción de la certidumbre y las inversiones.

El jefe de negociación técnica será Kenneth Smith, representante de la Secretaría de Economía (SE) en la embajada de México en Washington, mientras que Salvador Behar, director general para América del Norte de la SE, será el jefe negociador adjunto.

Juan Carlos Baker, actual subsecretario de Comercio Exterior de la SE, ejercerá como supervisor.

“Son profesionales que llevan trabajando en esto mucho tiempo, gente sólida que sabrá hacerlo bien”, opinó De la Calle.

México deberá hacer frente a la falsa percepción de que la negociación será “desbalanceada” porque EU es la primera potencia mundial.

La realidad es que en cinco años México aspira ser el principal mercado para Estados Unidos, remarcó, así que contará con el propio empresariado estadounidense como aliado en la negociación.

El éxito de la modernización dependerá de su “nivel de ambición”. “Si tratamos de hacer algo muy sencillo, un par de pies de página, no vamos a tener suficiente fuerza”, apuntó el experto.

México enfrentará un Estados Unidos presto a reducir su déficit comercial, que ascendió en 64.000 millones de dólares en 2016, con la nación latinoamericana.

“Aceptar aranceles o cuotas para las exportaciones a América del Norte sería contrario al espíritu y letra del TLCAN”, añadió.

El futuro del acuerdo pasa por sumar sinergias que conviertan las tres naciones en una plataforma exportadora hacia el resto del mundo.

Es un fin ambicioso que implicará renegociar controvertidos términos, como el de las reglas de origen o la solución de controversias.

Y, presumiblemente, llevará a ampliar capítulos del TLCAN como el de energía, e incluir un capítulo laboral o nuevos conceptos como la economía digital.

“Hay que ir más lejos, hay que explorar nuevos territorios en otras cosas, como el sector transportes, que ha de ser de excelencia para convertirnos en plataforma de exportación”, apuntó.

La segunda ronda de negociaciones será en México, y le seguirá otra en Canadá, el tercer socio en cuestión, que puede fungir como bisagra entre Estados Unidos y México, o aliarse con este último si Trump saca su artillería proteccionista.

Si todo va viento en popa, a inicios del siguiente año se tendría cerrado el nuevo acuerdo antes de las elecciones presidenciales de México a mediados del 2018, que añaden presión al calendario.

Pero todo está en el aire. “Estoy seguro que las negociaciones van a ser una montaña rusa”, concluye De la Calle.

MFH