El País Vasco: un caro pero efectivo antídoto contra la secesión

En momentos en que los gobiernos de España y Cataluña se encaminan a un choque constitucional por el impulso independentista de la región, los parlamentarios de ambas partes de la crisis apuntan a una salida: el País Vasco.

El País Vasco, donde se ha extinguido una campaña violenta a favor de la independencia, cuenta con una generosa autonomía fiscal respecto a Madrid, lo que ayuda a mantener a raya la agitación popular a favor de la independencia.

“Es un malestar económico(…) que aquí no tenemos”, dijo Aitor Esteban, portavoz del Grupo Vasco en el Congreso (EAJ-PNV), a Reuters en una entrevista en la sede de su partido en Bilbao. “La gente no siente esa necesidad de moverse porque está agredida económicamente, eso hace una diferencia muy grande”, agregó.

El Gobierno catalán no está pidiendo un acuerdo como el vasco e insiste en cambio en la independencia tras un referéndum a favor de la autodeterminación realizado el 1 de octubre, el cual no fue autorizado por el Tribunal Constitucional.

Sin embargo, los parlamentarios más moderados de la coalición que gobierna Cataluña dicen en privado que podrían abandonar las reivindicaciones de independencia si recibieran la autonomía fiscal que goza el País Vasco.

En Madrid, algunos socialistas han sugerido que esto podría servir como un modelo para un acuerdo que desactivaría la mayor crisis política de España desde el intento de golpe de Estado en 1981, aunque el costo para el Ejecutivo español sería significativo.

El País Vasco registró algunas protestas moderadas por la polémica actuación de la policía española durante el referéndum catalán, pero la crisis no ha conseguido reavivar el fervor secesionista en las calles de Bilbao, la mayor ciudad vasca.

Las banderas catalanas cuelgan de los balcones junto con la bandera vasca como un símbolo de solidaridad, pero Bilbao es próspero y pacífico. Donde anteriormente muchos políticos necesitaban guardaespaldas y los coches bomba eran un temor constante, los turistas ahora llenan los bares del casco viejo y el museo Guggenheim, de fama mundial.

Sólo el 17 por ciento de los vascos quiere la independencia y menos de la mitad querría celebrar un referéndum sobre el asunto, según un sondeo llevado a cabo por la Universidad de Deusto.

El grupo armado ETA, que mató a más de 850 personas en una campaña a favor de un País Vasco independiente que duró décadas, renunció a la actividad armada en 2011 y entregó este año una lista con escondites de armas en Francia.

La región ahora disfruta de uno de los mayores PIB per cápita y una de las menores tasas de desempleo de España.

“Ese debate en este momento en el País Vasco está en ‘stand by’. Tras muchos años de violencia hay un enorme cansancio y la crisis económica ha hecho de que la sociedad haya tenido mucha incertidumbre y quiere seguridad”, dijo Xabier Barandiaran, profesor de sociología de la Universidad de Deusto.

 

Algunos ciudadanos catalanes demandan diálogo antes que secesión. (AP)

¿SE LO PUEDE PERMITIR ESPAÑA?
La autonomía fiscal vasca, que data del siglo XIX, es una de las más generosas de cualquier región en Europa y está consagrada en la Constitución española de 1978.

Si se extendiera a Cataluña, una región con más poder económico que supone un quinto de la economía española, el Gobierno español perdería unos 16,000 millones de euros, según un estudio de la casa de análisis CSIC hecho en 2014. Esto afectaría al déficit y los costos de financiamiento de España.

Por ello, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha descartado ese generoso tratamiento para Cataluña.

Bajo el acuerdo fiscal con Madrid, el País Vasco recauda casi todos sus impuestos, que se estiman en unos 13,000 millones de euros para este año.

Está previsto que la región transfiera 800 millones a Madrid para cubrir costos de gastos de carácter nacional como defensa o infraestructuras.

Rajoy mejoró ese acuerdo el año pasado cuando logró continuar como presidente del Gobierno, aunque en minoría, como precio a pagar para asegurar el apoyo del Partido Nacionalista Vasco (PNV) al presupuesto de 2017.

El pacto ha sido criticado por otras regiones, que casi por seguro se opondrían a un acuerdo similar para Cataluña, al implicar que se reduzca su propia parte de los ingresos estatales.

Tradicionalmente, las autonomías entregan los impuestos a Madrid, que los redistribuye a las regiones según una fórmula que favorece a las más pobres.

El expresidente catalán Artur Mas intentó mantener conversaciones con Rajoy en 2012 para pactar que Cataluña recaude y gaste sus propios impuestos, pero la perspectiva para esas negociaciones en el contexto actual parece sombría.

Cataluña denuncia desde hace tiempo que paga un nivel desproporcionado de impuestos a Madrid en relación con el financiamiento que recibe.

Un estudio respaldado por el Ministerio de Hacienda dice que Cataluña paga al Estado 9,900 millones de euros más de lo que recibe. La consejería de Economía catalana asegura que la cifra es aún mayor.

Economistas dicen que ya hace tiempo que se tenía que haber efectuado una reforma de la relación fiscal entre Madrid y Cataluña, ya que el sistema actual ha creado fuertes rivalidades impositivas entre las regiones. Algunas regiones están infrafinanciadas, lo que ha desembocado en recortes de los servicios públicos.

“Ahora la situación es tan crítica que podría existir el impulso político necesario para abordarlo”, dijo Antonio García Pascual de Barclays Capital.

 

(Con información de Reuters)

 

 

tfo