ECOLOGíA

Indígenas bolivianos comienzan rituales por el mes de la Pachamama

Miles de bolivianos aymaras se volcaron desde este martes a cerros alrededor de la ciudad de La Paz para realizar rituales indígenas en el mes de la Pachamama, la diosa madre-tierra, una ancestral práctica para pedir prosperidad económica y agrícola.

Desde la mañana grupos de personas se desplazaron al cerro La Cumbre, a 25 kilómetros de la sede de gobierno, en una nutrida vía de ingreso a la región cocalera de Yungas, para quemar ofrendas, una mezcla de raíces, dulces, huevo o frutas, y ofrecerlas a la diosa indígena.

Todo se coloca sobre leña y se arma una fogata alimentada con alcohol, donde se incineran las ofrendas de los creyentes, mientras sacerdotes aymaras realizan rogativas en su lengua.

Miles de bolivianos aymaras celebran el mes de la Pachamama. Reuters

También queman sullus, fetos disecados de llamas, un auquénido de los Andes meridionales, para que la madre-tierra los reciba de buen agrado.

Los bolivianos ruegan por salud, prosperidad en los negocios o para que la Pachamama les provea las energías positivas de la naturaleza. Los ritos andinos coinciden con el mes de la siembra y se ruega a la tierra por buenos frutos.

En el Ministerio de Relaciones Exteriores, en la plaza de Armas de La Paz, el canciller Fernando Huanacuni, de origen aymara, dirigió otra ceremonia con el mismo fin.

“Nosotros, como es nuestra costumbre, tenemos una tradición milenaria, somos herederos de una cultura forjada en miles de años, hoy hemos comenzando, como en las montañas y en la cancillería, con la ofrenda a la Pachamama, reconociendo que somos hijos de la madre-tierra”, afirmó el jefe de la diplomacia boliviana.

Junto a los funcionarios de la cancillería, en un patio del ministerio se realizó la quema de una ofrenda o “mesa”, el conjunto de productos naturales para su incineración.

Es para “agradecer a la Pachamama, también es para reconocer que dependemos de ella, que nos brinda alimentos”, acotó durante la ceremonia.

Las ceremonias se desarrollan durante todo el mes en varios cerros de los Andes bolivianos.

FJMM