ESTADOS UNIDOS

Jessica Nalbach dejó su vida en Estados Unidos y emigró a México por amor

“No vas a poder separar a la gente, porque la gente va a juntar, va a poder cruzar, lo que sea que pongas un muro, se va a pasar la gente”. Por amor y también por convicción, Jessica Nalbach decidió dejar Florida para mudarse a Chimalhuacán, Estado de México, una zona con pobreza e inseguridad.

“El amor, el amor, y yo allá, yo no tengo familia, yo soy huérfano, yo crecí huérfano”, explica Jessica Nalbach. Su esposo, José Galindo García, fue deportado en octubre del 2015.

“Allá, él trabajaba haciendo techos de mansiones en la playa, para gente rica, yo no estaba trabajando, porque tenía mi bebé nacida, en ese tiempo que deportaron a mi marido, mi hijo estaba entrando y saliendo del hospital”. No importó que tuviera esposa e hijos de EU.

“Mi colonia tiene tierra, es popular, es grande, es México, en todo país hay bueno y hay malo”, afirma Jessica.

Calle de Chimalhuacán, Estado de México (Noticieros Televisa)

Ahora, Jessica Nalbach trabaja en un call center o centro telefónico, de la Ciudad de México, donde contesta llamadas y brinda asistencia a clientes de Estados Unidos, en inglés y español.

“Yo allá, cuando yo trabajaba podría ganar a veces 400 dólares a la semana, yo gano cada 15 días, más o menos 3500 pesos”.

Jessica Nalbach se transporta desde Chimalhuacán hasta su trabajo en el centro de la Ciudad de México, todos los días.

Jessica Nalbach, ciudadana estadounidense, usa el transporte público de Chimalhuacán para ir al trabajo en la CDMX (Noticieros Televisa)

“Me paran y me preguntan, por qué estás aquí, yo estoy aquí, no solamente por mi familia, por parte político ¿por qué voy a regresarme a mi país? mira lo que está pasando a la gente”.

Le tomó medio año y miles de pesos en traducciones revalidar los estudios de sus hijos de 3 y 8 años y tramitarles la doble nacionalidad.

En México viven alrededor de un millón de ciudadanos nacidos en Estados Unidos, la mitad son menores de edad que llegaron acompañando a sus padres.

“Mi embajada de aquí no está apoyando a la gente indocumentados, cuando yo fui me dicen, no podemos apoyarte aquí con las apostilladas, tienes que regresarte a tu país a sacar la apostillada”, dice Jessica.

Jessica Nalbach, ciudadana estadounidense que emigró a México, con uno de sus dos hijos (Noticieros Televisa)

Gustavo García, miembro de la Asociación Americana de Abogados de Inmigración, calcula que el número de deportados de Estados Unidos a México aumentará de 300 mil a 400 mil por año.

Teme que se tomen medidas similares a las que sucedieron en Arizona con la ley antiinmigrante del 2010.

“Es un campo de concentración, tiene las características de que los separan de la población general, los aíslan, terminan incomunicados, sin garantías, sin tener derecho a hablar con un abogado”, señala Gustavo García, de la Asociación de Abogados de Inmigración de Estados Unidos.

Jessica Nalbach ayudó a su esposo a poner un pequeño negocio en Chimalhuacán, pero prefieren que no se dé a conocer por miedo a la delincuencia de la zona.

“Está cerrando las fronteras no solamente a México, sino a todo el mundo, y está poniendo un muro, como quiera va a gastar dinero y la gente va a poder pasar”, asegura Jessica.

“Gente que hace sus trabajos para echar casas, que trabajan en restaurantes, que se levantan a las 5 de la mañana y no terminan de trabajar, hasta las 12, una de la noche”.

Con información de Guillermo López Portillo

MLV