El despliegue en una carretera entre las ciudades andinas de Oruro y La Paz está organizado por un operativo de unos 17,000 militares y 3,000 policías, según datos del Gobierno boliviano.
Unas 100,000 personas se espera que participen en el cosido de los tramos de la enseña, que fueron confeccionados por instituciones públicas y colectivos sociales de todo el país desde hace semanas.
A mediodía está previsto que el presidente de Bolivia, Evo Morales, se dirija desde un punto intermedio del recorrido al país y al resto del mundo, ante el que este despliegue pretende mostrar la unidad del pueblo boliviano en su demanda ante Chile.
La bandera es una tela azul mar que en cada tramo de diez metros, por tres de ancho, lleva impresa la enseña nacional boliviana roja, amarilla y verde, y la wiphala, la multicolor que representa a los pueblos indígenas andinos.
La bandera es una tela azul mar que en cada tramo de diez metros, por tres de ancho, lleva impresa la enseña nacional boliviana roja, amarilla y verde, y la wiphala, la multicolor que representa a los pueblos indígenas andinos. (@evoespueblo)
Ambas van rodeadas por una estrella dorada por cada una de las nueve regiones del país y una décima por el litoral perdido ante Chile en la guerra del Pacífico en 1879.
Una representación del Récord Guinness supervisará el despliegue, que busca superar el récord de 50.4 kilómetros que desde 2002 mantiene la ciudad india de Bombay.
El objetivo inicial en Bolivia era alcanzar unos setenta kilómetros, pero la movilización superó la previsión del Gobierno.
El presidente Morales llamó al país a esta movilización el pasado 14 de febrero, fecha en que Bolivia recuerda el inicio de la “invasión” en la que hace 139 años perdió unos 400 kilómetros de costa y cerca de 120.000 kilómetros cuadrados de territorio.
Este “banderazo” forma parte de una campaña en apoyo al pedido de Bolivia ante Chile, que el próximo 19 de marzo se verán en La Haya (Países Bajos) ante la Corte Internacional de Justicia.
Ese día comenzarán los alegatos orales de ambas partes, considerados la fase final del proceso que el Gobierno boliviano inició en 2013 en esta corte de Naciones Unidas para que obligue a Chile a negociar sobre una salida soberana al océano Pacífico.
Bolivia justifica su pedido en que distintas autoridades chilenas plantearon esa negociación a lo largo de los años, lo que a su juicio supone un derecho a su favor.
Chile por contra mantiene que no hay nada que negociar porque las fronteras entre ambos países quedaron fijadas en un tratado 25 años después de aquella guerra, además de argumentar que la corte no puede decidir sobre la soberanía de su territorio.
Con información de EFE.
RAMG
