A los grupos terroristas no les importa la gente, no les importan los niños. Faisal Mekdad, viceministro de Relaciones Exteriores de Siria, dice que están tratando de liberar a la gente de Guta Oriental de las organizaciones terroristas.
Un niño de Guta Oriental murió por sofocamiento de un gas venenoso, por lo que cascos blancos hicieron un llamado a todas las organizaciones del mundo.
Más de dos mil 500 heridos, 13 hospitales atacados y los pocos que quedan en pie no se dan abasto.
Diez días de bombardeos y la devastación a ras de suelo. La vida en Guta también se debate en el subsuelo. Familias enteras se esconden en sótanos improvisados, no tienen comida, agua ni medicamentos.
“Que Dios nos ayude con lo que hace el régimen, no hay nada, no hay nada”, dicen las víctimas de los bombardeos.
Los ataques aéreos sirios y rusos se han enfocado en diferentes zonas de Guta.
Pero los bombardeos y enfrentamientos siguen y ha provocado que poca gente se anime a subirse a autobuses.
Un comandante rebelde sirio señaló que los civiles en Guta son los que se rehúsan a salir. “Su destino es ser arrestados por el régimen o reclutados en el ejército del régimen”.
Diversos especialistas señalan que viene lo peor para Guta. Alepo, la segunda ciudad más importante de Siria, ya lo vivió, en 2016, fue bombardeada casi por completo.
El objetivo del régimen fue destruirla para aterrorizar a la población y provocar su salida en corredores humanitarios y ya sin civiles de por medio, las tropas la limpiaron de los rebeldes para recuperarla.
Se trata de una estrategia que ha sido usada en Chechenia por los rusos también en Afganistán en los años ochenta por la antigua URSS o incluso más atrás, en otros conflictos como la Segunda Guerra Mundial o la Guerra Civil española.
Con información de Adrián Soulé
LSH